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miércoles, 14 mayo, 2025
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Matrio, matrioska, matrix

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Por: RENÉ LARA RAMOS • admin-zenda • Admin •

Aquí estamos, aún en septiembre, mes patrio, ¿por qué no, matrio? La situación prevaleciente no varía, su tendencia prevalece, se impone y va más allá de todos los meses de este año y de varios anteriores y posteriores, porque aún no sabemos, de bien  a bien, cuando acabará el neoliberalismo, aunque cada día que pasa son más evidentes sus impactos sobre la sociedad y el estado. “Modelito” del que somos, tanto en México como en Zacatecas y en todos los demás estados, víctimas sacrificables y sacrificadas, día tras día, sin esperanza cierta de cuándo, no digo terminarán, sino amainarán siquiera, los destrozos causados por un neoliberalismo sui generis, uno de cuyos artífices trans-sexenales, Videgaray, puso “pies en polvorosa” para huir y poner tierra de por medio, a raíz de un error político, que de ese modo pensó subsanar y fue: embarcar al Presidente Peña Nieto con el candidato Trump. En verdad, un personaje poco grato a los mexicanos, sobre todo paisanos, por su comportamiento grosero y agresivo. De hecho, eso aceleró, “facilitó” al régimen, la huida de Videgaray, en lugar de juzgarlo por los daños provocados a nuestra patria, por el engendro neoliberal.

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El Pacto por México, con el cual inició Peña Nieto a gobernar, era y es una estrategia de macro negocios del CMHN, ricachones, quienes de modo “incluyente” trabaron cualquier oposición política institucional para poder gobernar bajo sus lineamientos y anular, o si pudiesen, hacer desaparecer toda oposición política. No obstante, la violencia con que se trata a la oposición política de carácter popular o con origen y consistencia comunitaria, no la han podido reducir con represión, ni con estigmas, ni con muertos, ni con cárcel, formas usuales para atemorizar e inmovilizar la auto-organización política popular y dejar libre el camino al modelito y sus apóstoles: los mercaderes de todo tipo: instituciones, territorio, recursos naturales, para-estatales o funciones, hoy estatales, como educación, salud, etc. Todo ello a mercantilizar, bajo el hálito de una modernización que de moderno no tiene nada, como tampoco lo tiene su viejo afán de convertir todo en mercancía: gente, servicios, bienes, etc.

Semejantes agresiones, con su brutalidad y barbarie, alteran hasta el calendario y en él se hacen las inscripciones correspondientes a las grandes, medianas o pequeñas tragedias en que mueren o se mata a mexicanos, ¿Atyozinapa y más? Sean pocos o muchos y según sea también la fuerza de sus núcleos de pertenencia, su recuerdo se celebra o su huella y ejemplo, se siguen como tradición, sin interferirse con los propios pasos y trayectorias, que pueden ser similares o no. Con sentimiento, se  recuerda a los normalistas y de alguna forma, desaparecidos o sacrificados, hacen huella en los presentes, cuyas vidas pueden ser similares o no. Con todo, la ira, más allá del sentimiento subjetivo, en casos, justo y pertinente, debe prevalecer y ante todo concretarse como forma cívica – política – democrática, si de verdad se va a insistir en cambiar culturalmente mediante la democracia, desde los barrios, comunidades y pueblos.

¿Eso es o no, democracia? Una nacida y labrada hasta por injusticias, agresión o muerte, pero convertida por necesidad en opción política para el procesamiento y solución de problemas concretos: asuntos irresueltos por muchas razones, sobre todo, porque la política democrática aún no se ha vuelto costumbre que organice y desarrolle una fuerza cívica y política, capaz y decidida a resolverlos.

Por ejemplo, ¿qué dice respecto a eso, Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del INE, en su documento: “Indignación y fortalecimiento ciudadano”? De entrada: sin programas ni proyectos, no se puede fortalecer la cultura democrática en nuestro país, sobre todo, si se pone como horizonte el tramo entre el 2017 y el 2023. Y sin meterse en gran lío, rescata la sencillez, al sugerir: la generación de un cambio cultural que implique una ciudadanía cada vez más “empoderada”, que se apropie y ejerza de manera responsable sus derechos (no sólo políticos), que contribuya a la discusión pública y que cree contextos de exigencia a los poderes públicos, manera de enfrentar y disminuir los niveles de desconfianza detectados por el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México, donde  el 73 por ciento considera que no se puede confiar en la mayoría de las personas, que están mermando el tejido social y que condicionan el contexto en el que se realizan las elecciones y se recrea la convivencia democrática.

Para Lorenzo Córdova Vianello, dicha estrategia ha sido concebida como una política pública para enfrentar en el corto, mediano y largo plazos, los preocupantes problemas de cultura democrática que tenemos en México. Por eso, plantea la necesidad de que las y los ciudadanos se apropien del espacio público y se sientan parte e incidan en las decisiones que afectan su vida cotidiana mediante tres ejes estratégicos, los cuales, para facilitar su comprensión y asimilar su significado, ha denominado: verdad, diálogo y exigencia. ■

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