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lunes, 21 abril, 2025
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Claroscuros de la “Inteligencia Artificial”

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Por: José Luis Pinedo Vega •

La Inteligencia Artificial (IA) se evoca como la barita mágica, capaz de producir cualquier cosa, de hacer todo tipo de trabajo y de resolver, en forma fácil e instantánea, desde cosas cotidianas, hasta retos científicos y tecnológicos. Se habla de que su desarrollo es la panacea y constituye un espacio nuevo de oportunidades laborales y de desarrollo científico, tecnológico y económico, que aportarán múltiples beneficios.

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La IA no es precisamente nueva, ya se han popularizado muchos productos como Alexa o Siri, a la cuales se puede pedir infinidad de información como el estado del tiempo, eventos, autores, actores, datos históricos y geográficos, música, temporizar lapsos de tiempo y programar el funcionamiento de algunos equipos. Evidentemente, la IA no es accesible para todo mundo porque en calidad de innovación tiene precios de innovación. 

Y una cosa es ser usuario, y otra, desarrollador de tecnología. Los países que más han invertido en IA son Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Israel, Canadá, India, Dinamarca, Francia, Corea… Y como apenas se está invirtiendo en el desarrollo, el mundo idealizado de la IA todavía está aún muy distante. Por tanto, léase, en IA igual que en muchas áreas de desarrollo tecnológico, México lleva décadas de retraso y tal vez solo vayamos a ser usuarios o espectadores.

Es fascinante la idea de ingresar a la era de la IA e imaginar que ya no tendremos que hacer las cosas, las maquinas harán las cosas por nosotros. Porque si las maquinas hicieran todo lo que hacemos los humanos, ya no se necesitaría trabajar y tendríamos todo el tiempo del mundo para… ¡Ah caray! Pero si no necesitáramos trabajar significa que ya no seríamos necesarios, pero tampoco tendríamos ingresos. O sea que, algo de lo que se habla muy poco, es que la IA es una amenaza para los trabajadores. 

Ya hay muestras de la percepción del riesgo que representa la IA. La huelga estallada por los escritores y los actores de Hollywood tiene el fin de exigir tanto aumento de salario, como garantías de que su trabajo no será sustituido por IA. Y tienen toda la razón. Y todos los que vivimos de nuestro salario tenemos que tener conciencia de ese riesgo. 

Se dice que la IA representa un área de oportunidades, y eso es cierto, pero las oportunidades serán reservadas para un número limitado de especialistas en informática, automatización y desarrollo tecnológico y no todos tenemos aptitudes o capacidades para eso. Así que la IA es un área de oportunidades reducida. Y en contraparte, de generalizarse la IA, representa un cierre de oportunidades para infinidad de profesiones. En el ámbito de la salud, por ejemplo, se dice que la inteligencia artificial potencialmente podría hacer diagnósticos precisos e indicar tratamientos específicos, que podría detectar enfermedades en etapa temprana del desarrollo y determinar en forma directa tratamientos, cosas realmente fascinantes. Los robots y las computadoras harán todo, pero eso significa que se podrá prescindir de médicos y todo el personal de salud. Pero, y luego ¿de qué vivirán todos ellos? Y este ejemplo puede proyectarse para cualquier otra área de trabajo o profesión.

La IA, a simple vista, podría ser muy atractiva y prometedora para los empresarios; sin trabajadores ya no tendrán que pagar salarios ni seguros y no requerirán muchos servicios y las ganancias serían mucho mayores. Pero no es del todo cierto, también para ellos la IA representa una amenaza. Si ya no hubiera salarios, ya no habría capacidad de compra de la mayoría de la sociedad y varios sectores de la economía se paralizarían. 

Solo los muy ricos podrían ser compradores. Pero como los ricos usualmente compran yates, jets, automóviles de lujo, casas, ropa de lujo y joyas, habría mercado para los productos que compran los ricos, pero ya no habría mercado para los productos que, ordinariamente, consume el resto de la sociedad. Y así, muchos sectores de la economía tendrían que cerrar porque la circulación de la economía depende de la circulación del dinero.

La IA no sería una amenaza para lo sociedad si todos tuviéramos un ingreso, aunque no trabajáramos. ¿Cómo se llamaría a ese ingreso? De hecho ya tiene nombre, se le llama renta universal. Y ya tiene un nombre porque el problema del desempleo está asociado a la industrialización y a la automatización y la renta universal ha sido visualizada como una puerta para evitar la parálisis de la economía ante el desarrollo tecnológico y la automatización.

La renta universal, de hecho, ya se comienza a practicar con otro nombre y en múltiples países. En Estados Unidos se llama Welfare; en varios países de Europa y en la ciudad de México se llama seguro al desempleo. Aunque, despectivamente, se le tipifica como asistencialismo, al que la derecha cuestiona severamente.

Sin embargo, como el desempleo es inherente a la industrialización y a la automatización, entre más se desarrolle la IA menos trabajadores se necesitarán, menos gente participará en la circulación de la economía y habrá más riesgo de expansión de la delincuencia. Así que no habrá otra forma de conciliar economía con el desarrollo de la técnica y de la IA, más que recurriendo a la renta universal y diversificar el asistencialismo. Por supuesto, habrá nuevos problemas y nuevos retos, entre otros, habrá que pensar qué poner a hacer a la sociedad con todo el tiempo libre. Lo que da cuenta de que la sociedad siempre requiere conducción.

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