Como parte de la Jornada de Salud Mental organizada por la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJEZ), la psicóloga Iliana Ruvalcaba Gaona impartió la conferencia “Prevención del suicidio, factores de riesgo y factores de protección”, en la que abordó algunos elementos generales relacionados con la conducta suicida.
Basándose en cifras del Inegi, la ponente señaló que por cada suicidio consumado de una mujer se registran cuatro en hombres, lo cual atribuyó a que las mujeres cuentan con mayor permiso social para pedir ayuda. Mencionó que mientras los hombres suelen recurrir a armas de fuego, las mujeres tienden a utilizar métodos como envenenamiento o ahorcamiento.
Iliana Ruvalcaba expuso definiciones sobre el proceso suicida, mencionando que suele comenzar con la ideación —una etapa que, estimó, ha vivido hasta el 90 % de la población— y que puede avanzar hacia la planeación y, en algunos casos, al intento. Entre los signos de planeación mencionó conductas como guardar medicamentos o identificar lugares donde podría llevarse a cabo el acto.
Presentó como primer factor de riesgo las enfermedades mentales, con énfasis en la depresión, señalando que cuando esta se presenta junto con síntomas de bipolaridad, el riesgo suicida aumenta.
También enumeró como factores de riesgo: el intento suicida previo; antecedentes familiares de depresión, consumo de sustancias o violencia; pérdidas significativas (como la de una pareja, empleo o estatus); aislamiento social; bullying; acceso a medios letales; problemas de salud física; estigma para pedir ayuda y abuso de sustancias.
Indicó que la mayoría de los suicidios presentan señales de advertencia, aunque algunos pueden ser impulsivos. Entre estas señales mencionó frases como “ya no quiero estar aquí”, cambios abruptos de comportamiento, retraimiento, abandono del cuidado personal, entrega de objetos personales y la búsqueda de medios para autolesionarse.
Como factores de protección, enumeró las redes de apoyo social, el acceso a servicios de salud mental, habilidades para afrontar conflictos, creencias positivas, la participación en actividades recreativas o deportivas y la restricción de acceso a medios letales.
Ruvalcaba Gaona concluyó reiterando que hablar sobre el suicidio no lo provoca y que hacerlo puede abrir la posibilidad de intervención. Entre sus recomendaciones finales incluyó escuchar sin juzgar, buscar apoyo profesional y fortalecer redes afectivas.