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lunes, 17 junio, 2024
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Gerardo Taracena

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

A Isabel: por mostrarme un mundo que no quiero.

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Va la historia casi movie completa, sin introducción y ya con la music que ustedes quieran sugerirle pa agasajar también la oreja, yo escucho, mientras le doy pum, pas y otra vez pum, una ricura que me sugirió los 129 pesos de AppleMusic Mensuales: Vivaldi: The Four Seasons. Jordi Savall, Les Musiciennes du Concert des Nation & Alfiea Bakieva.

Ahora sí, mis gavilanes, amonos con tocho: adquirí cuando salío el DVD pirata, y que conste que lo hice porque mi monedero no me dio para el original, la movie de “Apocalypto”. A ver, veamos con calma tal suceso y fenómeno cinematográfico. Venga, trepénse, metan primera velocidad a la máquina del tiempo armadita por el Rockdrigo Gonzáles, parpadeen y presto, bajamos: estreno de “Apocalypto”, si por eso no lo puse antes, tampoco me crean tan tonto, 26 de enero 2007, hagan cuentas, sumas, restas, listo: 17 abriles han embarcado desde entonces en las turbulentas aguas del tiempo, muchos ya andan tres metros bajo tierra, otros se perdieron en la luna, tan quemados otros más por sus intentos de alcanzar el sol, algunos más se casaron con quien no querían, tuvieron hijos que tampoco querían ni, alarguen hasta donde alcance la respiración ese sonidito final de esa i, lo que es más emocionalmente terrorista, y es aquí donde luego de hacer las cuentas lo pescan como salmóncito ya preparado, vivieron una vida que ni siquiera soñaron, pas, pas, pas, de a muñeca rota triste en la esquina de la casa despoblada y deprimida. Lo siento mucho, en verdad.

Aquí es donde entra la lección de superación personal, los aplausos, los ruega por nosotros y la alegría y nos vamos veloces cual secuaces antes de que se nos termine el tiempo y el espacio que generosamente nos da La Jornada Zacatecas y el admirado Raymundo Cárdenas semana con semana.

Empezó luego del estreno de “Apocalypto” como una noticia de esas de migajón. Luego de unos cuantos días se hizo chismecito de vecindad. Pasaron unas semanas en que el filme aterrizó su aeroplano con tremendas estadísticas: 93% de la gente corriente, ordinaria y anodina como ustedes y esta su servilleta se admiraba de “Apocalypto”; luego llegó como una de esas flechas que deberían de aparecer en las novelas de García Márquez, pero que le hizo ¡uyy, qué miedo!, meterlas y le sacó al parche: de entra tantos destacó un actor por su trabajo y por su esfuerzo y por su pasión y por su entrega; volteamos y nos preguntamos achis, ¿quién es? Gerardo Taracena, God of gods pattern, Gibson: él, el Tara, había estado frente al Gibson, tenía una historia bien sabrosa de cómo llegó, de cómo Mel lo vio, obvio desconfió, casi como de, ¿será que si me das el ancho?, y pues el Tara, acá, claro que con miedito de chale, a lo mejor y no lo doy, el ancho, y entonces… bueno, la historia la sabemos pocos, y es un privilegio tenerla en tu antología de historias, thanks Gerardo.

Vamos rápido, eh, recuerden. Claro, como siempre y como es el medio de actores, de teatro, de cine y pueque de escritores, literatura, se me hace que aquí más, pero bajo los libros, y no sé si en las demás artes, pero quiero suponer que sí, volaron las primeras patadas:

un actor que había corrido con “suerte” (quedan las comillas, porfis corrector), que le había salido pues una buena actuación y que igual “alguien” (ibidem) le había ayudado a llegar a lagran película para aparecer como uno de los protágonicos.

La fórmula de ese lado, de los que admiran la vitrina de ese lado, es la de: si te cae agua en tu milpa nunca va a ser resultado de tu trabajo, es resultado de suerte o de alguien que te ayudó, siempre y cuando no sea el mismo subgerente que está en el cielo: alguien lo hizo, te acostase con alguien, te besaste con alguien, es tu amigo el de enfrente, y se entiende: ellos están acostumbrados a ese lado del mundo, son básicos: no entienden la estructura de los sueños.

Yo me enteré. Que por qué tanta famita a Gerardo Taracena si era un papelito el que le habían dado. Que exageraban los que decían que había hecho un buen trabajo. Que si esto. Que si aquello. La pirinola no favorecía nunca el esfuerzo de Taracena. La pirinola en México no favorece nunca el trabajo de los artistas: siempre es fraudulento.

Pero hay dicho que procuro traer siempre en los hombros: si un burro da una patada y tú le respondes con una coz, ya no hay un burro sino dos. El mismo Tara no decía nada. Para qué te cansas. Para que cuentas historias. Yome callaba. Ni siquiera decía que Tara era mi amigo: sigo mi andar, y hasta les decía, sí, la verdad es que ese Tara, porque ni siquiera se atrevían a pronunciar su apellido completo, es bien mediocre, órale, les aventabas más leña para el fogón, los cerillos, la gasolina, qué más: San Juanico.

Y al caminar, tú solo, sin nadie, y con hambre, porque cuando te dedicas el arte pasas hambre, y hay que advertirlo, me narraba la historia que yo sabía de Gerardo Taracena no porque alguien me lahubiera soplado al oído, sino porque la viví como personaje frente a él, porque él mismo me la contó cuando la estaba padeciendo (y porque en algún momento la padecimos juntos), cuando en verdad se rajaba el traje y la máscara para demostrar lo que tenía que ofrecer, para repetir que lo único que vale en teatro, en cine es el talento, talento, conviene repetirlo, pero una gran pizca de SUEÑOS, porque muchos agarran la carretera equivocada y creen que su EGOes suficiente para pararse en un escenario o enfocar bien para la cámara. Aguántame, ya mero terminamos y si queda largo el texto le metemos tijera y lo editamos a dos partes, Chapter one…

Talento. Es lo que realmente brilla y las palabras que tiene cuando la vida ladra e intenta por todos los medios de darte el nocaut y mandarte a la lona de conseguir un trabajo de 8 horas al día, prestaciones superiores y dejar de una vez por todas de soñar y de creer que tienes algo que ofrecer y no de demostrarles, que no vas a demostrar nada a nadie, el pacto es contigo y es a ti a quien te lo vas a demostrar.

Aquí es desde donde Gerardo Taracena cerró la puerta años antes, muchos años antes, de “Apocalypto” a los castings donde le decían que no iba a tener suerte, a los casting donde ya ni siquiera le daban las gracias por participar, en aquellos donde igual lo aceptaban para entrarle a un comercial, ¿te acuerdas, Tara, cuando vimos bien emocionados el de la tele Sony donde aparecías como ratero?, pero le pagaban, es una ironía, obvio, cinco o tres pesos, y también me tocó verlo tronarse el cuerpo y la mente con la memoria, yen ocasiones con dos o tres obras de teatro al mismo tiempo para sacar la pechuga y algo para echarle al estómago, ir de allá para acá y comenzar jornadas laborales a las 5AM y finalizarlas a las 8PM, 9PM, y si iniciaba a las 5AM era, esa la recuerdo muy bien en TV AZTECA, porque se iba a un parquecito a aprender a andar en patineta: una de tantas exigencias laborales-teatrales-televisivas le exigía andar en patineta. Tara no te he preguntado cuántos resbalones te diste, cuántos madrazos.

Poco a poco aparecieron, qué bueno, los reconocimientos a su trabajo y una buena noche ahí estábamos, dándole el abrazo, la despedida, bon vojage, mano, en la Covadonga, porque se iba al gabacho a grabar una de sus primeras series, ¡imaginen cuando Gerardo Taracena nos contaba cómo había ocurrido eso!, ¿te acuerdas, Tara, cuando me decías que estabas en el hotel esperando llamado?

En estos momentos le podría dar como Hámster cocaínomano y al menos llegar a una biografía de esas de papelería a lo Juan Escutia o de mínimo al primer capítulo de un libro que reuniera historias que me sé de triunfos de tal calibre en la actuación, en la literatura y hasta en el circo, pero no, ya hay muchos libros malos en las librerías y muchos Juan Escutías en la papelería, y además ya he puesto otra sugerencia musical: la nueva entrega de los antifachos Moscow Death Brigade: Radio Hope, miren qué lindo: Taracena y Hope.

A Taracena le debo que yo hoy sepa escribir teatro, porque no solo me enseñó a leer teatro, que eso igual te lo van a enseñar en cualquier taller de dramaturgia medianamente bueno de la Narvarte, la Del Valle o la Condesa, Taracena me enseñó lo más complicado antes de escribir teatro: a leer teatro, ahí sí no hay tantos tallercitos, a apreciar cada una de las obras de un gigante como Ibargüengoitia y, sobre todo, a manejar la narrativa de los escenarios y no caer en palabrería y palabrería decimónonica mexicana. A Taracena le debo la solidaridad para enseñar teatro a un grupo de análisis de lecturas en la Facultad de Ciencias durante la huelga. A Taracena le debo la desnudez que una tarde de sábado hizo en una casa de la cultura por el Metro Ermita, se bajó los pantalones, se quitó la playera y les preguntó a los presentes, ¿qué tienen miedo cuandohacen teatro?, ¿a que los vean desnudos?, y lo hizo, y entonces alguien de los alumnos lo retó: ¡ay, qué fácil!, aquí dentro, pero a ver, sal así a la calle, Taracena, pantalón a la rodilla, se bajó del escenario por unas escaleras que parecía que habían roído las ratas, intenté detenerlo junto con don Laureano Castrejón, quien también merece honores altos y rodilla al piso, y nada, salió a la calle, se paró en medio y les preguntó ¿este es el miedo de hacerteatro?

No tengo idea de si Taracena sea un buen actor, no sé de actuación, no soy actor, tienen razón, los dramas los hago con amigos y amigas, porque ni a novia o pareja llego, soy un perro solitario que ladra con sus trabajos, y sí, me encanta tirarme al drama; tampoco sé si la carrera de Taracena sea “ejemplificadora” y qué asco pretenderlo y que tengan que llevársela y decir: ah, está chida, si él la hizo pues claro que yo también, y no me interesa eso, dar lecciones, poner ejemplos de actores que triunfan con una película que aparte dirigió un extranjero, es más: son una o dos películas las que me gustan de Mel Gibson y la verdad paso si se trata de admirarlo, tengo otros referentes en el clóset, como mi madre. Disculpen si sienten el texto así, lo lamento. Pero hay historias que traes dentro que son como el mismísimo fuego del alma y llega un momento en que o las sacas o te incendian y te devoran todo por dentro, el bosque, las palomas, los árboles, hasta los grillos, todo, todo, todo, y como La Jornada Zacatecas me tiende un servicio a la comunidad pues de vez en cuando me acerco, abro lo que tenga que abrir y procuro dar las gracias mayúsculas a quien se las tenga que dar, porque pienso, en ocasiones, qué tal que te toca ir a entregar el abánico al infierno y te vas sin darlas (sin albur)las gracias, y qué tal que si se siente, seguro que a de ser medio feíto, ¿no creen?

Tara: ¡Te voy a cobrar derechos!, jajaja.

Óscar: Abrazos, mano, que buen orgullo haberme topado en estos andares contigo. Gracias, querido amigo, existen los sueños.

 

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