Quisieron ocultarnos que la guerra en Ucrania era la guerra de la OTAN, en especial de Estados Unidos, contra Rusia. Siguen intentando ocultar que esa guerra ya la ganó Rusia y que, como las grandes derrotas no unen, la OTAN está destrozada en conflictos internos. Igualmente, han querido hacernos creer que Estados Unidos es el único actor efectivo en la llamada “guerra de los aranceles”. Esa guerra también la tiene perdida contra su principal competidor económico: China. Pese a ello, Donald Trump tiene “abnegados soldados” en México representados por aquellos mexicanos ambiciosos que aspiran ser gobernantes o desean hacer riquezas indebidas con la tutela de un imperio.
Hablar de “abnegados soldados” de Donald Trump es lo mismo que hablar de los traidores a la patria. Depende de la característica que se resalte. Los soldados, según el Diccionario de la Lengua Española son las “personas que mantiene algo, sirve a algo o a alguien, o es partidaria de algo o de alguien”. Mientras que, de acuerdo con el Código Penal Federal de México, traición a la patria es cuando una persona “realiza actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero”.
En esas filas se encuentra la columna vertebral de los PRIANístas y un puñado de oligarcas que se beneficiaron del traslado de los recursos de la hacienda pública a sus negocios privados durante el período en que fuimos gobernados por regímenes políticos que representaron los intereses extranjeros por sobre los mexicanos.
Cabe destacar que este no es un caso exclusivo de México. Tampoco es un hecho superado. La historia marca distintos momentos de reincidencia conductual de políticos y hombres de negocio que acuden en busca del intervencionismo de fuerzas extranjeras para modificar el rumbo económico y político de nuestro país. Igual se ha hecho en Venezuela con personajes nefastos como Juan Guaidó, Leopoldo López Henrique Capriles, Julio Borges, María Corina Machado y otros. Hechos similares son detectables en Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, etc.
En México lo tenemos en la voz de Ricardo Anaya, Marko Cortés, Lilly Téllez, Alejandro (“Alito”) Moreno, Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga Jean, Jesús Zambrano, Vicente Fox, Felipe Calderón, Claudio X. González, Gustavo Adolfo de Hoyos, Xóchitl Gálvez, Josefina Vázquez Mota, Emilio Álvarez Icaza, Margarita Zavala, Enrique Krauze, Carlos Loret de Mola, Francisco Martín Moreno, Héctor Aguilar Camín, Ciro Gómez Leyva, Lorenzo Córdova, Anabel Hernández, todos ellos y otros, han acudido a organismos internacionales suplicando intervención en México o, cuando menos, se han pronunciado a favor de ello.
Esos son “Abnegados soldados” de Donald Trump, igual que lo fueron de Biden y lo serán de futuros gobernantes imperiales, reyes españoles o de organismos internacionales interesados en la injerencia encubierta de un falso amor a la democracia, a las libertades sociales, la defensa de derechos o la mentira de la preocupación del desempleo, los bajos salarios, la miseria, la inseguridad o el invento del fraude.
Esos soldados no son tan inteligentes, como de repente parecieran. Su papel social está canalizado al protagonismo mesiánico que no prende, a la denuncia del “populismo” que ellos mismos practicaron durante los gloriosos años del PRI, la cantaleta de que el país ha sido destruido, igual que sus instituciones, borrada la democracia e instaurado el autoritarismo y la corrupción; mientras crecen las desapariciones forzadas (las que se hicieron evidentes con Calderón y Peña Nieto) e instaurado una la dictadura. Tan extraña dictadura en la que hay amplias libertades de manifestación y expresión, sin que a nadie se le persiga por ese motivo.
Esos “soldados” del imperialismo van a contracorriente con la realidad, mientras se alimentan de las propias mentiras que crean. En México se inventaron un “mesías” que sólo existió para ellos. También hablaron proféticamente de una dictadura con la relección de AMLO quien les respondió con su “jubilación política”. Se enfrentan a los ciudadanos que empobrecieron negándoles el apoyo legislativo para los programas sociales. Han boicoteado programas sociales fundamentales como el de salud, aspirando a que fracasen.
Ese tipo de “soldados” del imperialismo, o traidores a la patria, promueven el atraso, la caída del empleo, los bajos salarios, el disparo de la inflación, la inseguridad y la pobreza extrema porque creen que de esa manera el pueblo le dará la espalda a sus gobernantes y ellos pueden entrar como “salvadores” emergentes.
Son lacras, un mal con el que tenemos que ir remando porque no se interesan en proponer un rumbo nacionalista, soberano, independiente. La dependencia de ellos es tan grande que son incapaces de idear un proyecto de sociedad alternativa, prefieren esperar que les sea dictado por las transnacionales o los gobiernos imperiales como el de Donald Trump.
