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viernes, 19 abril, 2024
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A ELLA

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Por: Ma. Belem Rodarte Guardado •

Frágil como la rosa que florece,
en el jardín marchito de mi vida,
tengo miedo del viento que se mece,
aquí en tu derredor, hija querida.

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Venus, hijita mía,
no temas al ulular del viento,
a ese le temo yo
y no quiero contagiarte
de ese temor al viento,
a las nubes, al trueno,
al gemido que parece lamento
del árbol, que florece con nidos.

Venus hijita mía,
no temas al golpear de la tormenta
contra el frágil cristal de tu ventana,
ni temas a las sombras de la noche
porque siempre la noche muere al amanecer,
y se desvanece el temor humano;
no temas a la noche hijita mía,
espera el alborear de la mañana.

Venus: hijita mía,
no temas a los años que implacables
pasan por nuestra vida
ni te inquietes cuando pasen las horas
como eterno rosario, tan completo
con Misterios, Padre Nuestro y La Salve
con el Ave María y que de nuestros labios
sin sentirlo, musitamos a cada hora del día.

Venus, hijita mía:
el día que ya me vaya siempre,
no temas a ese a dios, que no marchó
del todo, porque en ti sigo viviendo,
en TI se ha prolongado mi existencia,
y eso me hace feliz hijita mía,
cuando a la orilla de tu blanca cuna,
contemplo tu candor y tu inocencia.

Autora: Ma. Belem Rodarte Guardado

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