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martes, 22 abril, 2025
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Notas sobre ‘Comunidad y Pedagogía, la filosofía platónica’ de Claudio Calabrese

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Por: SIGIFREDO ESQUIVEL MARIN •

La Gualdra 591 / Filosofía

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La importancia de la obra es que nos permite redescubrir a un Platón vivo, no a un pensador dogmático ni cerrado, nos recuerda que Platón es un amante del diálogo y de la conversación fluida, su obra es una meditación dialógica que une literatura y filosofía, mito y logos en una de las búsquedas más originales de la filosofía de todos los tiempos, su actualidad reside en pensar los temas y problemas fundamentales de forma abierta, honesta, profunda, directa sin ninguna concesión.

El diálogo no es un método cerrado sino la apertura del fluir de la vida misma, “la palabra está abierta a la forma que la idea quiera imprimir, pues en el diálogo platónico no se constituye como una entidad, sino que recibe el sentido en el mismo contexto discursivo (214)”. ¿Cómo pensar el diálogo en la actualidad desde Platón y la hermenéutica de Gadamer en un contexto atravesado por la cerrazón ideológica y el no pensamiento?

El pensamiento de Platón es variado, complejo, lleno de matices y sutilezas, no exento de contradicciones y ambigüedades. ¿Qué nos aporta Platón, cuáles son sus contribuciones fundamentales?

El Fedón abre la idea de la segunda navegación y el descubrimiento de la causa verdadera: la génesis de la metafísica. Detrás del orden sensible subyace una realidad inteligible, un orden ideal que gobierna y estructura todo. Las ideas (eidos, formas), formas puras o modelos eternos de las cosas, en cuya participación existe lo sensible, más allá de ser fundamento, ¿qué aporta el descubrimiento del plano metafísico para la filosofía occidental en su conjunto?

A Platón le debemos la representación de un orden inteligible y, en cuanto tal, fundamento de la materialidad del mundo; se menciona la inteligibilidad en dos sentidos: en cuanto causante de una subalternación del cosmos (un modo de volver inelegible la propia materia) y en cuanto representa aquel orden de las formas como autocomprensión. Se trata, entonces, del famoso planteo de “la segunda navegación”, metáfora náutica que recrea un nuevo rumbo para la razón.

Castoriadis, Martha Nisbaum, Agamben, entre otros, nos han mostrado la importancia del pensamiento platónico para repensar la crisis de la modernidad, ya Heidegger había puesto los ojos en la relectura de los griegos; sin embargo, lo hace a través de la perspectiva de Nietzsche y culpa a Sócrates-Platón de iniciar el nihilismo metafísico idealista logocéntrico.

Para Platón, la educación, la filosofía y la política van de la mano porque esbozan una teoría general del hombre y su realización como ser socio-político-cívico-estético. La educación, paideia, en particular, permite formar y transformar al sujeto humano. Ya Werner Jaeger había concebido la paideia como un proyecto de autoformación y autotransformación humana desde el ideal de realización plena en concordancia con la idea de polis como comunidad ético-política donde el ser humano alcanza su mayor potencia de crecimiento, ¿en qué sentido, las palabras y conceptos griegos de polis y paideia nos pueden ayudar a elucidar la crisis política y la crisis educativa actual?

El aserto griego de que no hay polis (comunidad política) sin paideia (la educación en cuanto forma ciudadanos) es actual para nosotros, en cuanto que la calidad institucional de nuestra democracia depende de la educación del pueblo que elige un determinado destino histórico.

Podría pensarse que con Sócrates-Platón se pasa de la virtud (areté) como nobleza hereditaria (fuerza física, valentía, sentido del deber), a la virtud (areté) nobleza del alma inherente a todos los seres humanos libres, la educación democratiza y perfecciona las virtudes. Comunidad e individuo no son entes separables sino que están íntimamente vinculados y se retroalimentan entre sí, “son un mismo organismo, una misma alma”. Virtud personal y polis se entreveran. La muerte de Sócrates oficia de metáfora esencial para unir la congruencia privado–público que tanto altera la política moderna”. La relación entre Platón y Sócrates es fundamental para entender a Platón y la génesis de la filosofía, ¿quién es Sócrates, cuál es su enseñanza fundamental, cómo distinguir al Sócrates platónico del Sócrates real, es posible?

El Sócrates histórico es un problema que la academia ha llamado “cuestión socrática”; nuestras fuentes son muy variadas: además del propio Platón, Jenofonte y el Aristófanes de Las Nubes, que tiene la virtud de aproximarnos a cómo veía a Sócrates el pueblo de Atenas, muestran al personaje desde distintos ángulos: alguien molesto, como un perro de presa de la vida intelectual, que interroga y se interroga acerca de lo que la gente dice saber (y al parecer no sabe).

Acercarse a los autores clásicos griegos es una tarea fundamental en estos tiempos de crisis de la modernidad y sus valores –según el especialista platónico Claudio Calabrese:

los griegos sirven de fundamento de nuestra comprensión del presente y atisba la apertura de alternativas en el seno de la debacle actual.

Al igual que Agamben, Calabrese nos muestra que, pese al descrédito del lenguaje metafísico seguimos repitiendo y expresándonos en términos de alma, substancia, espíritu, virtud, forma, teología.

Frente a la crisis del humanismo antropocéntrico, recuperar el sentido no humano del pensamiento griego antiguo nos permite repensar otro humanismo descentrado, cósmico, no idealista ni racionalista ni enseñoreado con el pensamiento calculador. ¿Cómo sería posible ese otro humanismo no antropocéntrico y no eurocéntrico?

Contemplar el Ser desde América es un privilegio del que todavía los académicos de esta geografía no somos aún conscientes.

El Sur es una potencia de desajuste y distancia crítica.

¿Es factible una educación como paideia griega que procure el cuidado del alma en una época desalmada?

¿Cómo fomentar una educación dialógica centrada en la auto-realización virtuosa humana cuando la educación por competencias está centrada en el mercado y obedece una sobredeterminación del sistema-mundo-capitalista, convirtiendo al sujeto humano en capital humano y el saber en mercancía?

Tenemos una idea equivocada de lo que es enseñar y educar: solemos pensar que se trata de “llenar” al estudiante de conocimientos y decimos que sabe cuando es capaz de repetir eso con lo que se lo ha llenado; para Platón, educar es autodescubrimiento, gozo de ser en el saber y por ello, el diálogo es el sendero que descubre y que es descubierto.

La obra de Calabrese es sugerente porque me ha permitido afinar éstas y otras preguntas; sin embargo, se echa de menos una crítica sociopolítica del sistema social griego y algunas veces parecería que tiende a su idealización contribuyendo a ese mito moderno heleno-germanocéntrico que prescribe que todo surgió en la antigua Grecia, del érase una vez

Quizá la relectura de los clásicos siempre sea fecunda si lo hacemos en y desde un presente conflictivo y convulso sin dejar de ser generosos y al mismo tiempo despiadados críticos de ese pasado que se suele mitificar como originario. Y aquí es donde los cursos eruditos y lúcidos de Calabrese son fundamentales, pues nos invitan a releer los clásicos griegos desde nuestras preguntas, interrogantes y problemáticas.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_591

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