A la fecha, podría decirse que el rumbo de la educación es incierto dentro de este régimen gubernamental, ante ello, sería necesario hacer un balance acerca del papel que ha jugado la educación dentro de la 4T en los diferentes ámbitos de la sociedad. Lo cierto es que, a estas alturas del gobierno de la 4T, se sigue en deuda con el sector educativo, más aún, cuando en discurso se pregona que la acción educativa es el motor que transforma a la sociedad. Solo se ha hecho notoria la transformación en cuanto a los apoyos económicos que se han transferido a los sectores más desfavorecidos, sin embargo, este tipo de política asistencialista no abona en mucho al desarrollo de una sociedad, con ello solamente se fortalece el sistema empresarial, dando muestra así de que el gobierno en turno sigue adoptando posturas neoliberales.
Mientras la corrupción no se combata adecuadamente, quienes se digan servidores del pueblo, serán serviles de interesases capitalistas; no es de esta manera como se puede favorecer a una transformación social. Muy por encima de que en el discurso se diga que la corrupción se combate, la realidad nos dice otra cosa ya que ésta se encuentra todavía presente en el ámbito gubernamental, político y empresarial; siguen elevados los índices de pobreza y, por supuesto, la calidad de vida de una gran parte de la sociedad sigue siendo deplorable.
La lectura que se puede hacer a casi cinco años del inicio del nuevo gobierno, “el de la transformación”, es que no se han utilizado las estrategias adecuadas, todos los proyectos que se han estructurado derivados de la política de la 4T, en su contenido son nobles y llevan la firme intención de fortalecer particularmente a los segmentos de la sociedad más desfavorecidos, sin embargo, no se han hecho notorios los resultados, tal vez porque son solo cinco años y, cierto, en los proyectos sociales los resultados se verían a más largo plazo.
Para el caso particular del sistema educativo, a la fecha no se han visto cambios significativos, se dice que la alternativa es un nuevo modelo educativo y que favorece a la transformación no tan solo del sistema educativo mismo sino de la sociedad en general, cierto, se implementó un nuevo modelo, sin embargo, por su contenido, no se antoja innovador y mucho menos transformador. Bien se dice que quien no recuerda la historia, se condena a repetirla, lamentablemente la información que oficialmente se socializa, narran un pasado de hechos y sucesos desagradables y atroces; por desgracia, no da la información completa ni verídica, para tal efecto pondré un ejemplo: mencionan la desaparición y se supone que también la masacre de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, no mencionan de manera explícita quien los desapareció, sin embargo las evidencias y declaraciones de testigos revelan que fue el ejercito quien lo hizo. Todo este estado de cosas sucede precisamente a consecuencia de no prestarle atención a la educación, a la formación de niños y adolescentes y, a la formación de los docentes.
No cabe duda que la corrupción es un mal que afecta a la sociedad en general, sin embargo, habrá que apostarle a la educación como vía para corregir este mal, se ha dicho hasta el cansancio que el actual gobierno se encuentra en franco combate a la misma, como si este mal se combatiera por decreto. La transformación que plantea el presidente de la república, tiene como meta principal, el combate a la corrupción, esta no se combate ni siquiera con acciones punitivas, es a la educación a la cual se le debe apostar y, lamentablemente es la más olvidada.
En definitiva, todos o casi todos los males que padece la sociedad se resuelven con un buen sistema educativo, pero, mientras el estado-gobierno siga siendo el rector de este de este sistema, difícilmente se favorecerá a la consolidación de una cultura completamente diferente a la actual, si bien es cierto, con los cinco años del actual gobierno autodenominado de la transformación, no se han logrado cambios significativos, también lo es el hecho de que se puedan sentar las bases para esos cambios, esto se logrará si y solo si se implementan programas dirigidos por maestros que se encuentran frente a grupo y, que sean enfáticos en cuanto a que hagan saber a la comunidad que el daño es mucho cuando la corrupción impera.
Actualmente se sigue experimentando en educación el dominio de la derecha empresarial, el modelo educativo vigente todavía representa intereses empresariales, han montado una ofensiva dado que no quieren perder sus privilegios. Durante el gobierno peñista se vivió una brutal ofensiva contra el sistema educativo y los maestros, quienes experimentaron este problema más abiertamente fueron las normales rurales y los maestros disidentes. La tendencia de parte del gobierno era que la educación tendiera a la privatización.
Cabría preguntarnos sobre qué México se vislumbra con la 4T, su finalidad o tendencia es la transformación social y, ¿esta se ha dado? Si es afirmativa esta interrogante, ¿en qué proporción? Si bien es cierto el actual régimen presidencial de siempre ha actuado con contundencia y determinación de forma tal que a toda costa desea erradicar la corrupción, también lo es el hecho de que esta sigue presente, si a ello le agregamos el marcado incremento en la delincuencia; esto, por supuesto, ha hecho imposible el que se cumpla cabalmente con los postulados de la 4T.
Una verdadera transformación requiere de cambios profundos, cambios en todos los sentidos y direcciones, requiere del establecimiento de estrategias que tengan como objetivos cumplir con el anhelo de la transformación social. Reitero, en todo ello, la educación es fundamental puesto que lo primero que debe promoverse con el proceso educativo, es el cambio en el modo de pensar de los integrantes de una sociedad. Muchos de los programas de gobierno llevan la intención de ayudar a los que menos tienen, sin embargo, esta acción no favorecerá a la transformación; no es con acciones asistencialistas como se podría cumplir con la tan anhelada transformación de una sociedad.