Pensar la agricultura, a partir de intereses políticos y desde un escritorio, es un error que pone en peligro la alimentación de las y los mexicanos. Zacatecas hoy está frente al inicio del periodo de siembra, viendo cómo el reloj avanza y cómo las fechas de entrega de los apoyos para el campo es tardía y afecta las cosechas.
Los tiempos del campo no son los tiempos de la burocracia. Se deben respetar los tiempos de entrega de fertilizante para que las cosechas puedan dar los resultados esperados y no retrasarlos por temas burocráticos que ponen en riesgo la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo de los campesinos zacatecanos.
Y es que el campo no depende de las decisiones de quien, desde una computadora, decide la entrega de insumos, pensando que el sol y la lluvia esperarán a que los objetivos políticos y las rutas de la burocracia se cumplan. No, el campo tiene sus momentos, y hoy nuestro estado ha recibido agua que ha remojado la tierra y está lista para la semilla.
La tierra está lista para la siembra y el retraso en la entrega de insumos, como el fertilizante, provocará que las familias del campo pierdan la oportunidad de producir y provocará otro año difícil que desencadenará en nuevas situaciones de deudas, migración y de pobreza.
Hay que recordar la transición que se ha dado entre la Financiera y el Banco del Bienestar, el tema de los créditos es muy incierto y tenemos que trabajar en la gestión de apoyos y la implantación de esquemas de comercio justo para Zacatecas, tal es el caso del frijol, chile y ajo para que pueda ser capitalizado por las familias que dependen del sector agrícola.
Pero la problemática se hará cada vez más difícil ante un campo que siembra tarde, poniendo en riesgo las expectativas de garantizar el bienestar inmediato de las familias. Aunado a esto, los precios bajos en los productos han castigado al campo, por lo que se requieren gestionen específicas para acercar los programas de apoyo como Precios de Garantía, Kilo por Kilo y Producción para el Bienestar.
Zacatecas es el mayor productor de frijol en México, el cual, en la dieta de las mexicanas y mexicanos, combinado con el maíz, representan una sana y sabia tradición. Sin embargo, enfrentamos otra realidad que golpea a los productores de esta leguminosa. El consumo per cápita en nuestro país ha caído en las últimas décadas debido a que está muy estigmatizado, por considerársele proteína de una dieta de pobres, y se prefiere consumir más alimentos procesados.
Mientras, en 1980, el consumo por persona al año era de 16 kilogramos de frijol; para el 2021 fue de nueve kilos, de acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2021 de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Es un hecho que consumir tortillas y frijoles es ingerir proteína que no tiene colesterol, son productos bajos en grasa y que, al combinar con la proteína de cereales, se obtiene prácticamente el mismo valor nutrimental de la carne.
Llamamos a la entrega oportuna de fertilizante para garantizar la producción de frijol en nuestro estado, lo cual beneficiará a las familias productoras, a la dieta de las y los mexicanos, a la dieta sana de nuestros compatriotas y daremos un paso importante a favor de la soberanía alimentaria.
La siembra en el tiempo preciso, la cosecha y una comercialización justa es un asunto de seguridad nacional. Detener y retrasarla es un crimen que daña el futuro del país.
