La obra y su autor, que es todo un personaje merecen estas líneas. Antier miércoles por la noche se presentó el libro Vida y desarrollo de dos instituciones: Colegio de San Luis Gonzaga y Universidad Autónoma de Zacatecas, 1754-1980. El título es correcto en cuanto que se trata de dos establecimientos que junto a los que aparecen entre ambos, con sus continuidades y rupturas, no son la misma casa de estudios. Antes de dedicarle unas apostillas a algunos aspectos generales de la obra, voy a detenerme para hablar de quien la escribió. José Manuel Martín Ornelas, por su trayectoria es un personaje icónico dentro de la UAZ. Aunque lo identificaba a la distancia, lo conocí y comencé a tratar cuando lo tuve de compañero en la primera generación del Doctorado en Historia, que auspiciado por la UAZ y el INAH en sus orígenes, buscó que los alumnos obtuvieran el grado como parte de un programa de Historia Colonial. Serio en apariencia asustando de formal, de un carácter adusto era poco dado al protagonismo y a participar en las clases. Bajo su rostro pétreo cubierto por un velo de astucia, escuchaba a los profesores y condiscípulos, sin denotar el menor gesto o reacción. Sólo podía observarse al tipo astuto que escucha y calla. Todo lo guardaba en el morral de esa memoria fotográfica que le caracteriza. A él le debo en parte haber optado por solicitarle a la finada Carmen Castañeda dirigiera mi tesis. Al regresar de la feria de Guadalajara, Martín me obsequio el libro que escribió la doctora sobre la educación en Guadalajara durante los tres siglos de la Colonia, que al leerlo influyó en la elección de mi objeto de estudio. Tras de sí arrastraba la fama y secuela de haber sido un líder estudiantil, no sé si fundador, pero sí dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Zacatecas (FEUZ) en los 70 cuando transcurría la primera década de vida de la UAZ como universidad autónoma reconocida. De pasado seminarista, estudio la preparatoria en el seminario propiedad de los franciscanos y por extensión del señor obispo, con sede en Guadalupe. Al llegar a la Universidad, encontró su verdadera vocación de juventud, la grilla universitaria. Conforme fue madurando a la par de la profesión que escogió se volvió político, militante de partidos de izquierda. Escogió la carrera de agronomía como parte de su proyecto de vida y como tantos universitarios, sobre todo lo que estaban bien relacionados y contaban con cuates que tenía el control de escuelas o facultades, al terminar la carrera, se incorporó a trabajar como docente en su aula mater, en las prepas como en la propia Escuela de Agronomía. Fue militante del PSUM, ya antes había acompañado a Pérez Cuevas en el Frente Popular de Zacatecas. Su última participación en la política activa fue como regidor por el PRD del ayuntamiento de Fresnillo y funcionario de ese mismo cabildo. Municipio de donde es originario y por el que contendió a la presidencia en las elecciones internas cuando al del Sol Azteca se le quemaban sus propias habas y se cometía auto fraudes. No ganó, pues el triunfador fue uno de los tantos hermanos del gobernador con capacidad económica para comprar los votos necesarios. Martín siempre mostró su gusto por comprar libros, de historia sobre todo y de Zacatecas de preferencia. Ahora podemos darnos cuenta para lo que los quería. Nos sigue debiendo la publicación de su tesis de doctorado que se ocupa sobre la alhóndiga y pósito de la ciudad de Zacatecas del periodo colonial.
Volviendo al libro que recién a publicado Marín Ornelas, a reserva de leerlo con el sosiego que se requiere, lo que aquí señalaremos que es un trabajo muy documentado, no carente de erratas como la de “Teodoro” en lugar de Teodosio Lares y fechas incorrectas. Riesgo obligado a un editor que no es historiador. Abundan las páginas preñadas de referencias en notas a pie de página. Muchas de ellas correspondientes a fuentes de archivo. Da la impresión de que tan documentado, el libro se fue escribiendo solo siguiendo las fuentes y autores y Martín solo ligó y dio secuencia lógica a la descripción de la información que maneja el texto. En esencia y no podía ser de otra forma, menciona los datos duros que otras obras que le antecedieron, como es el caso de las de Rosalina Ríos y Emilia Recéndez para el caso del Colegio Seminario San Luis Gonzaga y las de García Gonzales para la UAZ y las instituciones que la precedieron.
Comparto la tesis de quienes piensan que El Colegio y la UAZ no son la misma institución. No pueden serlo. El San Luis Gonzaga comienza a impartir sus cátedras en 1754. Nació como una institución del nivel medio para formar bachilleres y prospectos para el sacerdocio o los grados de la teología preferentemente. La educación en la Colonia fue elitista de suyo. De entre todas las órdenes mendicantes, la de los jesuitas fue la más elitista. Sus colegios desde las primeras letras, las cátedras de gramática de mínimos, medianos y mayores y seminarios; los fundaron para darle educación a los criollos. El colegio zacatecano fue una institución del viejo régimen, fue un colegio colonial que sobrevivió a la primera década de la época independiente. Los alumnos cuando los veintes decimonónicos expiraban se sentían ridículos y avergonzados por el traje de colegiales que portaban, objeto de burlas de los vecinos por lo anacrónico y anticuado. Como anacrónicos y anticuados resultaban ya los estudios de un currículum que ya no correspondían a los nuevos tiempos, junto con la institución entraron en crisis. Estando como gobernador El Tata Pachito, lo clausuró. Y para seguir preparando a los cuadros de las élites abrió la Casa de Estudios de Jerez en 1832. Esa Casa de Jerez ya no era la misma institución que su antecesor el Colegio. No podía serlo porque aunque se siguieran enseñando algunas de las mismas materias como la teología, las hubo nuevas como, además del latín, francés, química, derecho y economía entre otras. Era claro que ante una nueva época era otra la orientación de los estudios. Con todas y las tribulaciones del país y el estado, la Casa de Estudios era parte ya de una República. Al regresar en 1839 la Casa de Jerez como Instituto Literario a la capital zacatecana, y su sucedáneo el positivista porfiriano Instituto de Ciencias, aunque siguen habiendo continuidades, las rupturas son más notoriamente marcadas. El que sí es un antecedente progenitor y directo de la actual UAZ es el ICAZ. La verdadera y única continuidad de nuestra universidad con las anteriores instituciones a las que se tienen como sus antecedentes es el edificio que han compartido. El mismo que fue construido y en donde tuvo la apertura el Colegio Seminario San Luis Gonzaga. Bienvenido el libro de Martín a la espera que siga haciendo de Clío su principal musa inspiradora y no deje de publicar más trabajos. Además de su tesis nos debe sus memorias o libro sobre la política en la UAZ de la que fue actor y testigo. No se le puede pedir más. ■