La frase que da nombre a esta nota no tiene un doble sentido. A su vez está alejada de toda connotación erótica. Se refiere mas bien a la suspensión de clases que duró catorce días en plenas fiestas patrias por parte de los maestros de Tamaulipas acuerpados en la sección 30 del SNTE.
Donde menos se espera salta la liebre, reza un conocido refrán. Y es que resultó un tanto sorpresivo que una sección sindical de maestros de un estado que no se caracteriza precisamente por tener una tradición de lucha, esta vez hayan decidido movilizarse. Para no ir tan lejos, que papel jugó el magisterio tamaulipeco en las jornadas de lucha por democracia sindical y aumento de salario de 1989. Él de la voz, no tiene conocimiento que en su seno se hayan producido movilizaciones de importancia: paros y marchas. Muy probablemente se fue con la inercia. Siendo apoyador de Jongitud Barrios y su corriente hegemónica “Vanguardia revolucionaria”. Tan pronto y el cacique potosino fue defenestrado y ungida en seguida como nueva lideresa Elba Esther Gordillo, en una actitud seguidista y pragmática, como la mayoría del magisterio nacional se quitaron la camiseta vanguardista y se pusieron la institucional. Tengo la percepción de que, en Tamaulipas, fue y sigue siendo de los estados con menos simpatizantes y militantes de la CNTE y otras organizaciones disidentes. Esto no lo sé de cierto. Pero como dijo el poeta, lo supongo.
Entre el 5 y el 19 de este septiembre, los docentes tamaulipecos cerraron sus escuelas y convocados por su líder, Arnulfo Rodríguez Treviño; quien esta vez se salto las trancas y al parecer no pidió permiso al CEN del SNTE, empujado por la presión de sus agremiados, para no verse rebasado, los convocó a cerrar las escuelas. Como ocurre en muchos otros estados, máxime cuando hay cambio de gobierno y relevo en las burocracias de la administración educativa, en esa entidad del Noreste se presentaron o continuaron los problemas relacionados con el atraso y la falta de pagos, resultado probablemente de fallas en la gestión o tardanza en la radicación de los dineros.
El líder de los movilizados negó que el movimiento tuviera tintes políticos, aunque lo más probable es que quien sabe. Ya arrancó el año electoral y el río esta revuelto para que más de un pescador de cargos públicos busque ganancia. Una de los blancos de la lucha es la forma como opera la Unidad del sistema para la carrera de las maestras y los maestros (USICAMM) estatal, que es, en teoría, un “órgano administrativo desconcentrado con autonomía, técnica, operativa y de gestión adscrito a la secretaria de Educación Pública”. Es el mismo que vino a sustituir al sistema de carrera magisterial. Se encarga de hacer efectivo mediante los pagos e incrementos de los asensos en las categorías y claves relacionados con la admisión, promoción y reconocimiento de los maestros. Es, por tanto, quien otorga y ordena el pago de las plazas de los maestros. Este fue el meollo del paro, si bien el pliego petitorio que se presentó al gobernador y autoridades educativas constó de un chorizo de 22 demandas, siendo la primera de este largo rosario de peticiones la renuncia o destitución de la secretaria de Educación, Lucia Aimé.
Tras presentarse a dialogar con los paristas y su líder, el recién estrenado gobernador, Américo Villarreal (hijo de una maestra, por cierto), se mostró dispuesto a buscar una salida al conflicto, pero condicionándolos a que regresaran a dar clases. Postura que fue rechazada por los paristas.
No quedó más remedio que conformar una comisión con representación del magisterio y del gobierno del estado. Ésta se trasladó a la ciudad de México y en las oficinas de la Secretaría de Gobernación, los integrantes de dicha Comisión firmaron el acuerdo de minuta para terminar con el paro. Las partes convinieron en que se integrarían mesas de trabajo de cada uno de los niveles educativos para revisar los casos motivo de la protesta y levantar el paro ese mismo día, martes 19 de septiembre; debiendo darse la apertura de los planteles y la reanudación de las clases al día siguiente, miércoles 20. Sobre la demanda numero uno, quitar a la secretaria de educación, el documento no dice nada. Entonces, pues, vale preguntarse si el paro de los maestros tuvo motivaciones nada más laborales o también políticas; o en el rio revuelto de la coyuntura electoral, tuvo de los dos tipos. No pasara mucho tiempo en conocerse la verdad.