La Legislatura del Estado recién ha iniciado un proceso para reformar la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Zacatecas, en lo que pareciera ser, cuando menos para los diputados, que el problema principal de la Máxima Casa de Estudios lo constituye el asunto de que en lo sucesivo los rectores tengan grado académico de doctorado.
Así, al dirigir los destinos de la institución personajes de gran capacidad, que el grado de doctor se encargará de dotar (suponen), los problemas de la Universidad serán resueltos por la sola aptitud intelectual del rector doctor.
Tal postura imaginaria de los señores diputados, trae a mi memoria aquel viejo adagio español que dice: “Quien tiene dura la testa, tonto vive y morirá; lo que natura no da, Salamanca no lo presta”, para indicar que el documento de estudios que expiden las universidades es fedatario del paso por las aulas y de la aprobación de los programas académicos, más no es garantía de capacidad intelectual y aptitudes para el desempeño de algunos cargos.
Es hecho presumible que, en tanto más alto sea el grado académico, en tal proporción resultan las aptitudes, sólo que esa presunción en eso queda, hasta en tanto, ya en funciones, los actos administrativos o académicos o de gobierno o de dirección, reflejen la capacidad que el grado académico supone.
La Universidad Autónoma de Zacatecas, cuenta a la fecha con un buen número de académicos que tienen grado de doctor. Una buena cantidad, con doctorado o con la simple licenciatura, justifican la excelencia académica de la que goza la Institución, que le dan prestigio y son motivo de orgullo y esperanza para los zacatecanos. Otra parte, con doctorado o con la simple licenciatura, hacen más daño que bien, por inasistencia, por negligencia o por incapacidad que justifica el viejo adagio.
Los diputados deben dejar en manos de los universitarios el debate sobre su restructuración académica, administrativa y laboral, así como la profundidad y características de una reforma a su Ley Orgánica. Los universitarios, por su parte, no pueden seguir posponiendo la temática que ya es de impostergable tratamiento y resolución.
¿Debe la Universidad dejar de atender la escuela secundaria y las preparatorias y cederlas al Estado?
Tal es el planteamiento de fondo que hace, con la responsabilidad que lo ha caracterizado, el ex rector Jorge Eduardo Hiriartt Estrada (La jornada 17-VIII-15). Agrega la necesidad de diversificar y ampliar la oferta educativa y para ello sugiere “no generar más escuelas tradicionales cuyo mercado laboral está saturado, como es el caso de Derecho, Psicología o Contabilidad y Administración”.
Evaluar la planta docente y administrativa propone el ex rector y respecto al sistema de elección que actualmente se basa en el voto ponderado: académicos-estudiantes-administrativos, considera es un sistema rebasado ya que conlleva a la reproducción de los mismos vicios que se dan en la política oficial: “la compra de votos, las dádivas y favores políticos.
Con la audacia y la determinación que sólo el riesgo superado da, se atreve a proponer la sustitución del actual modelo electoral para asumir el que hoy y, desde hace años impera en la UNAM, donde el rector es designado por un consejo de académicos de alto prestigio y honestidad probada. No hay elecciones, si acaso consulta para la orientación que ayude a la designación.
Francisco Flores Sandoval, otro ex rector, por su parte dice, que el “primer paso que debe dar la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) para resolver la crisis financiera y administrativa en que se encuentra, es realizar una auditoría académica mediante la cual se constate el exceso de personal académico o bien se justifique el mismo”. Así, según Flores Sandoval, se podría acudir a las instancias federales en pro de resolución del adeudo que tiene la UAZ por más de mil millones de pesos.
Hay sugerencias de los universitarios que falta encausar, por lo que es urgente la celebración de un gran foro de propuestas, discusión y análisis para la renovación de estructuras y, si es necesario hasta de modelo educativo.
El análisis no debe pasar por alto el asunto de las fugas económicas que sufre la Universidad, a partir de los sueldos de privilegio de los funcionarios, así como de la duplicidad en la paga de prestaciones a falta de mecanismos de control interno. La reglamentación a través de un tabulador general de sueldos y prestaciones sería la solución.
Por lo demás, si es doctor o simple licenciado el rector, es lo de menos, con tal de que sea capaz para tomar las mejores determinaciones, culto a fin de que nuestra Universidad sea representada con dignidad y orgullo y, finalmente honesto para que respete el dinero que el pueblo aporta, es más que suficiente.
22-VIII-15 ■