- Inercia
El estilo de vida fitness se ha puesto de moda en los últimos años. Con el auge de las aplicaciones que sincronizan los récords personales con las redes sociales, todo mundo quiere mostrar que vive en salud, todos quieren un like en sus marcas, todos quieren exponer los logros físicos ante los demás en un país que tiene uno de los índices más altos en obesidad.
En este contexto, el presidente de la nación, Enrique Peña Nieto, quizás en uno de sus muchos intentos por mejorar su imagen social, participó el pasado sábado 15 de agosto en el maratón Molino del Rey 2015, en donde recorrió los 10 kilómetros en menos de una hora; marca, que dicho sea de paso, revela una gran condición física.
Sin embargo, lejos de pasar entre la gloria de sus gobernados, se crearon algunos comentarios burlones, respecto a sus calcetines, los cuales permitían creer que los traía al revés. La broma parecía haber quedado ahí, entre algunos comentarios en Twitter y una nota en eldeforma.com. Luego de unos días, el mandatario, nos hizo ver que se trataba de algo más.
Aclaración no pedida
Al parecer fue Julio Astillero el que inició la burla en Twitter, con el hashtag #calcetagate, como una burla de lo insignificante que era si el presidente usaba las calcetas del lado correcto, pero destacando la necesidad del pueblo mexicano de hacer escándalo de cualquier cosa que éste realice. La broma no pasó a mucho durante el fin de semana.
Algunos rieron tímidamente e incluso hubo quienes sintieron cierta lástima (por empatía) hacia el mandatario, pues difícilmente existe alguna actividad que él lleve a cabo sin que se le critique de manera tan mordaz; y es que ¿hasta en ese pequeño detalle tiene alguien que fijarse para ridiculizarlo?
No obstante, la noche del martes, Peña Nieto, desde su cuenta oficial de Twitter “aclara” con una fotografía, que sus calcetines tienen un diseño particular. Desde luego, la horda twittera no pudo contenerse y lejos de quedar conformes con la explicación, se fueron directo a la yugular pidiendo la aclaración de asuntos de suma importancia en su gobierno, como la desaparición de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, el caso de Tlataya, la muerte de Rubén Espinosa, entre otras cosas. Por supuesto que ante los ataques, el gobernante hizo caso omiso.
No era necesario aclarar la forma y vista de un par de calcetas y potenciar la indignación del pueblo, lo que sí es necesario es que nos demos cuenta de la relevancia que tienen las cosas para nuestro dirigente nacional. La burla se maximizó con su absurda exposición de un tema irrelevante, pues en esto el mensaje es muy claro: sabe de nuestras demandas, pone atención en las exigencias de la gente pero sólo nos ofrece lo que es mundano y risible. Sí, así es la vida en México últimamente, una suma de absurdos y de risas que colindan entre la tristeza, el enojo, la indignación y la frustración.
Hablando de calcetas…
Es significativo que durante algunos días, se haya mantenido como tendencia en Twitter la “aclaración” de Peña Nieto, y que la gente mantuviera el tema vivo en la mesa, ya como chiste, ya como causa de alarma, porque de igual forma nuestra vivencia diaria se encuentra patas pa’rriba.
Con el precio del dólar cada vez más elevado, la amenaza de una crisis nos mantiene a la expectativa. Pensar en vacacionar en EUA es una aberración en estos momentos para la clase media (y no se diga la baja); por el contrario, el verbo de la emigración podría volver a resonar con vigor, como a mediados de los 50. Asimismo el precio del barril de petróleo es uno de los más bajos en décadas. Y con todo esto ¿qué valor tiene vivir en México?
Actualmente la sociedad mexicana demuestra mayor hartazgo ante la situación económica, pero ese cansancio sólo se refleja en las burlas contra el presidente de la República. No existe una conciencia real que permita pensar en soluciones. Y lo mismo sucede a la inversa. Nuestro gobernante hace más intentos por salvar su reputación personal, que por rescatar a México de la pobreza o la injusticia.
Resulta abrumador pensar en las multitudinarias manifestaciones que se han organizado en D.F. para exigir explicaciones por casos de suma importancia, y que han sido magistralmente ignoradas; mientras que por una pequeña broma mediática hay un especial cuidado al responder. Éste es el valor de un país que se encuentra no sólo en una crisis financiera sino de ética y valores.
Habría que cuestionar entonces las prioridades del ejecutivo para responder ante asuntos trascendentes de su gobierno y sobre todo preguntar cuál fue el verdadero motivo de su “aclaración” ante unos calcetines, porque en lo personal, no quisiera creer que sea una burla de mal gusto ante una sociedad indignada, ni que se trata de un ser tan ignorante como para actuar de manera tan irrespetuosa. Quisiera creer que hay en un par de calcetines un tema de fondo mucho más importante. Pero bien sabemos que no es así. ■
