Siempre estaré agradecido con la Universidad Autónoma de Zacatecas y, en especial, con la Unidad Académica de Derecho por la educación y el desarrollo profesional que me han brindado y que, sin las bondades de la universidad pública, no me sería posible poder trascender en la apasionante carrera de licenciado en derecho. Hoy me siento, además, muy orgulloso de pertenecer a mi escuela, la cual ha cumplido entre otras cosas, con los procedimientos necesarios para su acreditación, se han llevado a cabo diversas fases de análisis con estudiantes, trabajadores, docentes, egresados y empleadores, lo que ha motivado que la comunidad universitaria de Derecho, coadyuve en la preparación de los documentos necesarios para fundamentar el buen desempeño de nuestra institución. Como todos sabemos, en la UAZ existen por naturaleza, diversas corrientes político-académicas pues el conjunto de la masa encefálica del estado se aglutina en nuestra Alma Mater, sin embargo, las divergencias deben pasar a segundo término y todas y todos, debemos ponernos la camisa de la institución por sobre nuestros intereses individuales o de grupo; hoy más que nunca, debe prevalecer un ambiente de cordialidad, solidaridad, compañerismo y trabajo en equipo que sin lugar a dudas, tendrá un resultado positivo para nuestra escuela y Universidad. Advierto en la participación de nuestros egresados un profundo respeto y cariño por la escuela que los formó y, a decir de los empleadores, nuestros muchachos ejercen en la práctica profesional, una sensibilidad humana y vocación de servicio. En las reuniones efectuadas con docentes, se ha reconocido que los mejores maestros y expertos en las distintas ramas del derecho, se encuentran orgullosamente en la Unidad Académica de Derecho. En este contexto, se tiene un panorama amplio sobre el quehacer de nuestra querida escuela, así pues, Derecho-UAZ representa los anhelos de superación de miles de jóvenes; es una oportunidad real de profesionalización de aquellos trabajadores que han soñado con tener un título universitario, es el valor de reconocernos amigos cuando se trata de defender a nuestra institución, es el trabajo de conjunto para acceder a metas más elevadas, pero sobre todo, representa el orgullo de pertenecer a una institución fuerte, coherente con su entorno y pertinente con nuestra sociedad. Reconozco que existen brechas que tenemos que cerrar y áreas de oportunidad que sin duda tendrán que superarse pues no somos una escuela perfecta, ya que no existe ninguna en el planeta; de lo que si estoy seguro es que hay un respaldo total a la Unidad Académica de Derecho y en general a la UAZ y, como siempre, debemos dirigir nuestro barco hacia el mismo horizonte. La Unidad Académica de Derecho es más que nuestra fuente de empleo, es nuestra casa, es la institución que nos formó y nos brindó trabajo, es una alternativa de educación para muchos jóvenes, es el espacio que nos han legado aquellos maestros que defendieron la autonomía y consolidaron a la UAZ, es la generación del conocimiento jurídico y la fuente de donde emana el afluente de sueños y aspiraciones de profesionalización tanto de padres como de hijos e hijas, pues sigo viendo en la mirada de los graduados y sus familias, el mismo brillo de felicidad que tuvieron mis padres cuando egresé. El cariño y el orgullo que siento por mi escuela, mis compañeros maestros, mis alumnas y alumnos y, mis camaradas de trabajo, trascienden a las crisis que van y vienen, pues somos una comunidad universitaria fuerte, con prestigio y unida cuando las exigencias de los tiempos así lo ameritan. Sin duda, tenemos rumbo y ánimo de seguir navegando con éxito y de frente ante las adversidades que nos depara el contexto nacional y estatal, en beneficio de las presentes y futuras generaciones de abogados.
Álvaro García Hernández