El origen de las novatadas en el Instituto de Ciencias de Zacatecas (ICZ) se remonta a la década del 50 del siglo pasado, consistían entre otras acciones que a los alumnos de primer ingreso a las escuelas del Instituto se les sometía desde que iniciaban los cursos a diversas vejaciones, por ejemplo cuando el maestro terminaba la clase y salía del salón los alumnos más antiguos afuera de la puerta del salón formaban una valla y sacaban a los alumnos novatos o de nuevo ingreso, a los que les llamaban “perros” y los aventaban para que caminaran o corrieran dentro del callejón para darles “machicha” (coscorrones, aunque realmente eran golpes con las manos y los pies en diferentes partes del cuerpo); o bien entre dos sujetaban a un “perro” uno de los pies y otro de los brazos y le daban “caballo”; en otras ocasiones, los alumnos con más tiempo en el Instituto escogían a un “perro” para jugar carreras en el piso de mosaico del patio central, los alumnos se colocaban de rodillas y con la nariz tenían que mover una moneda en un tramo de un metro, en el trayecto los que estaban en la bola, echaban escupitajos al piso para poner obstáculos y hacer divertida la carrera.
Era común que en el transcurso de los primeros meses del año académico los alumnos de niveles más avanzados solicitaran a los “perros” que les regalaran una muestra de su cabello trasquilándolos día con día. Pobre de aquel que se rapara o pelara antes del día del desfile de “perros”. También era usual que al terminar la clase de educación física, los estudiantes de años superiores se llevaran a los “perros” a la alberca del Instituto, los formaban a la orilla en grupos de cuatro o cinco “perros” y les aplicaban la “ley del cerillo”, se prendía un cerillo y debían quitarse la ropa durante el tiempo que permaneciera encendido y tirarse al agua (fría) o en su defecto eran lanzados con todo y ropa.
El día menos pensado sacaban del salón de clases a los “perros” y se los llevaban a un local ubicado en el callejón aledaño al Instituto, que era un viejo salón de patinar; en dicho lugar los estudiantes de los grupos superiores preparaban a los “perros” para realizar el desfile; los maquillaban, los disfrazaban con vestidos de mujer y a otros les colocaban abultados brasiers o exageradas caderas, entre otras exageraciones en su cuerpo. Participaban más de un centenar de “perros”, quienes desfilaban por diversas calles hasta llegar al Portal de Rosales donde se hacía una escala para llevar a cabo la coronación de su preciosa majestad la Reyna Juliana I y se les ponía a bailar frente a la tienda de Samuel Zesati.
Posteriormente el desfile se dirigía hacia el mercado González Ortega, en el que la comitiva se abastecía (con la complicidad de los locatarios) de fruta descompuesta para realizar una guerra contra los “perros”, en la que eran atacados por todos los flancos. Finalmente, el desfile llegaba a Plaza de Armas y arriba de una caja de madera un orador, que era un “perro” con presencia y buena voz leía un discurso previamente elaborado frente al edificio de Palacio de Gobierno. Concluida esta actividad se daba por terminado el desfile y se regresaban al salón para medio limpiarse y recoger su ropa. Después de participar en el desfile los “perros” nunca más eran molestados.
En mayo de 1971 los alumnos de la Escuela Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) iniciaron una labor de convencimiento dentro del estudiantado de la Institución, tendiente a erradicar la práctica de estos actos lesivos en contra de los estudiantes de nuevo ingreso. La iniciativa fue considerada por parte de la Dirección de la Escuela a cargo del Lic. Lázaro Rivera Hernández, quien lo vio “como una nueva corriente de opinión que trascenderá a lograr el compañerismo que se pierde o no nace, precisamente por crearse antes un antagonismo entre agresores y víctimas”. Confiaba además en que los maestros secundarían la iniciativa participando en la formación de una nueva conciencia en los alumnos.
Se pretendía que en la organización de eventos de bienvenida como bailes, pláticas, visitas durante los exámenes de admisión o en los momentos de inscripción se ofreciera a los alumnos de nuevo ingreso, amistad y hospitalidad. No obstante, existían corrientes minoritarias que querían continuar con esa tradición negativa. Para junio del mismo año, todos los jefes de grupo de la Escuela Preparatoria de la Universidad se organizaron para enfrentar con valentía el inhumano e injusto proceder de muchos universitarios con las llamadas “novatadas”. El propósito de este grupo de líderes era desaparecer esas actividades innecesarias para con los estudiantes de nuevo ingreso en la Universidad tanto en Secundaria, Preparatoria y cualquier Escuela Profesional. Entre otras acciones comunicaron a los directores de todas las escuelas, así como a los presidentes de las sociedades de alumnos su determinación de erradicar la época de los “perros”, para lo cual solicitaban su apoyo y colaboración.
En agosto de 1971 la aprobación para erradicar definitivamente las novatadas estaba muy generalizada entre la población estudiantil. El Lic. Magdaleno Varela Luján, Rector de la UAZ, condenaba esas actitudes vergonzosas, que lesionaban a los estudiantes que pretendían ingresar a la Alma Mater. Esperaba que los directores de las escuelas, así como sus líderes estudiantiles otorgaran a los preparatorianos su apoyo y adhesión para promover su abolición. Manifestaba que de acuerdo a los antecedentes las novatadas resultaban intolerantes, porque se había llegado a la agresión física de las personas y se mostraban a la sociedad hechos verdaderamente indignos de un joven universitario.
Las novatadas fueron despareciendo paulatinamente, en el año de 1973 cuando ingresé una de las escuelas profesionales de la Universidad, aún fuimos rapados varios alumnos de nuevo ingreso.
Sé parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:
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1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.
