Inquieto, el panorama político en que se celebrará la navidad y se despedirá el año 2015, con muchos asuntos pospuestos o irresueltos en varios niveles institucionales, si no en todos. Complejidad incrementada por ser 2016, año electoral. Se “renovarán”: La H. Cámara de Diputados, el Ejecutivo estatal, los municipales y sus ayuntamientos. Elecciones a transcurrir en paz, aun si se presenta una verdadera “lucha” electoral por acceder a las posiciones en disputa.
Otro evento electoral importante será la sucesión rectoral y escolar en la UAZ. La navidad universitaria y el inicio del año, transcurrirán dentro de los márgenes de tranquilidad logrados en las últimas reuniones celebradas por los grupos de universitarios, decididos a contender por la Rectoría, Direcciones ¿y renovación del H. Consejo Universitario, a su tiempo? Las afinidades ideológicas, políticas, académicas y culturales, son el soporte de las aspiraciones derivadas de una cotidianidad universitaria que llevará a la “palestra”, a grupos, coaliciones y personas, para contender o competir por acceder a los puestos universitarios en un juego académico político, al que es deseable celebrar mediante la preeminencia de discusiones y debates, con base en documentos; pero, nunca sin argumentos que muestren la consistencia y posibilidades de los contendientes, o sus eventuales insuficiencias o defectos. Así, la UAZ muestra a la sociedad y al estado la consistencia que guarda su autonomía, que es la de todos sus integrantes universitarios y descansa en ellos, sean individuos o grupos, académicos o ideológicos.
Precisión necesaria para distinguir a la política universitaria, de la “grilla”. Pues el elemento de seducción política universitaria tiene que estar presente y manifestarse por lo académico, con una prioridad ineludible: sujetar la grilla y superarla, mediante el debate universitario. Obligada reflexión y lucha académica, donde desembocan las ideologías personales o de grupo que sustentan las preferencias para emprender, desde la estructura académica, el obligado estudio del entorno. Hacerlo, es una decisión con la que la UAZ y su autonomía se imponen a las ideologías. Institución y forma de vida, creadas por instancias y dinámicas institucionales.
Desde su constitución como Universidad a partir del ICAZ, la UAZ ha transitado períodos en los que se alternan la quietud y la inquietud académicas, con base en la propia quietud o inquietud, sustentadas y debatidas por sus integrantes universitarios: estudiantes, maestros, en general, y trabajadores. En su acción universitaria o latencia académica, residen la dinámica universitaria y su permanente, aunque eventual despliegue.
¿A qué se debe esta típica forma, (no sólo, universitaria,) de ser y evolucionar? Sin duda, a la interacción sistémica que la caracteriza y opera con base en los estímulos del entorno, al que procesa de determinada manera. Casi siempre de acuerdo a un conocido patrón, culturalmente tradicional, por las formas peculiares asumidas siempre con relación tanto al entorno como a su propia fortaleza o debilidad, o posibilidad, internas para reformar(se).
Ante una situación problemática o que se presenta y vuelve problemática, los universitarios, estudiantes o maestros de la UAZ inician, sobre todo, comunicaciones con base en lo que vislumbran como verdaderas coyunturas institucionales, abiertas de vez en vez. Algunas de ellas, previstas en la legislación universitaria. Por ejemplo, cuando más allá del calendario lectivo anual se difunden y publican formalmente los tiempos y plazos, llegados y propios, para renovar, ratificar o quitar (cambiar), según sea el caso, a los representantes universitarios que integran sus órganos de decisión, desde el nivel básico, como el de los “jefes” de grupo académico, o el de los consejeros de programa, de área, o de unidad académica o de la UAZ, o directores y Rectoría, etc. Enumeración que puede dejar huecos, por no mencionar, en este momento, lo desconocido o no recordado.
A su vez, en el nivel político estatal y aunque no lo parezca, la movilización política es cotidiana. En un sentido o en otro, quienes aspiran a permanecer o a contender por alguna posición de poder, sin aspavientos, en forma individual (o como grupo) actúan y lo hacen mediante formas diversas, permitidas o no, dentro de tiempos legales o no, y bajo varias consignas o signos, muestran su disponibilidad de recursos políticos y cuelan su deseo o afán de poder (contender). Como era de esperarse, desde hace, ¿ya hace más de un año? La dinastía Monreal está presente con obvia publicidad política. D16, es obvia alusión a los afanes de Ricardo Monreal por impulsar a David, su hermano, a una candidatura para disputar la gubernatura. Nebulosa (o tenebra), aunque dijera que no, ¿apunta a absorber la organización política partidaria de AMLO, de reciente creación? Un operar político, lejos del Labor Vincit Omnia y cerca, del “divide y vencerás”: programa para armar una mayoría, cuyos incrementos cuantitativos deriven en debilidad para uno(s) y en fortaleza y viabilidad para el monrealismo, hoy puesto al servicio de la construcción de la candidatura de su hermano David. ¿Y no sólo, y qué? Organizaciones y contendientes políticos tienen la palabra. ■