Iniciaré el presente escrito con un fragmento del escrito que el entonces Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, leyó en la Cámara de Diputados el tres de octubre de 2019, y que a la letra dice:
“La Nueva Escuela Mexicana toma todos los principios de la Constitución para, primero, centrar la atención en las niñas y niños. Esto que se dice muy fácil es todo un cambio pedagógico. Centrar la atención en las niñas y en los niños y no necesariamente en métodos y sistemas. Y esto nos lleva también a una educación personalizada. No se educa a un grupo, se educa a seres humanos individuales que requieren de una atención especial de sus Maestras y de sus Maestros”.
Se parte del supuesto de que para el actual sexenio 2018-2024, la educación la consideran como motor de la sociedad, a estas alturas -2023-, se ha demostrado que no ha sido prioridad, al inicio del sexenio se generó una gran expectativa puesto que se planteó el compromiso de derogar la reforma educativa peñista, se creyó que todo iría bien. El primer Secretario de Educación solamente en discurso creo un escenario promisorio, hizo creer que el magisterio tendría otro rostro y, lo que podría ser mejor, que con la participación de los docentes, se construiría un nuevo y mejor modelo educativo. Este primer secretario dio muestras de que solo tomó el cargo como plataforma política para transitar a otra responsabilidad de “mayor rango”; la estancia de este secretario en el sector educativo, fue muy opaca.
Con la llegada de una nueva Secretaria de Educación -febrero 2021-, se crearon también nuevas expectativas toda vez que ésta, es maestra de formación y se creyó que impulsaría la educación. Nuevamente, todo se vino al traste, lamentablemente el escenario educativo se demerito toda vez que la pandemia Covid-19 azotó al País, los centros educativos se cerraron. Si bien es cierto, se ofrecieron sesiones virtuales, también lo fue el hecho de que los aprendizajes de los educandos se vieron afectados, otro escenario obedeció a razones meramente políticas puesto que la secretaria en turno contendió para un cargo de elección popular. Nuevamente, llega una tercera Secretaria de Educación -septiembre 1° 2022-, y, lo que resta decir sobre este respecto es que tanto el discurso como las condiciones para el sector educativo han sido los mismos.
De siempre y a lo largo de este sexenio, se promovió el proyecto de la “Nueva Escuela Mexicana”, su fundamento ha sido el darle impulso a la educación personalizada, esto debería quedarle claro a los docentes, docentes que en sexenios pasados se les denigró. Recuerdo que el 15 de febrero de 2021, la entonces Secretaria de Educación -hoy gobernadora del Estado de México-, manifestó la importancia de mantener y profundizar en los programas “Aprende en Casa” y “La Escuela es Nuestra”, pidió, además, que se involucrara en dichos programas a los padres de familia. La pandemia que se presentó por dos años consecutivos, trajo consigo efectos adversos en los aprendizajes puesto que ni docentes ni alumnos supieron enfrentar adecuadamente la modalidad virtual.
La Nueva Escuela Mexicana se legitima con la aprobación del nuevo plan curricular, iniciándose así la elaboración de los programas de estudio y los correspondientes libros de texto. Esta nueva escuela, se sustenta en tres ejes: dignificación magisterial, programas de becas e infraestructura y, rediseño curricular. En la elaboración del plan de estudio de educación básica, participaron solamente “especialistas”, no consideraron ni el punto de vista ni la experiencia de los docentes que particularmente se encuentran frente a grupo; ellos son los que cuentan con el referente conceptual y contextual. Lo cierto es que el enfoque de la Nueva Escuela Mexicana, se identifica con los postulados teóricos de la pedagogía crítica; esta teoría tiene el principio de no confundir la pedagogía del deseo con la pedagogía crítica propiamente dicha. Henry Giroux la denomina también pedagogía radical.
En efecto, el plan de estudios de educación básica fue elaborado por especialistas que tienen afinidad por los postulados teóricos de la pedagogía crítica. Esta teoría se contrapone a las posturas conservadoras del aprendizaje, dado que se encuentra sujeto a evaluaciones estandarizadas; las evaluaciones nacionales e internacionales no han dado los resultados esperados toda vez que los instrumentos los elaboran de una manera descontextualizada, esto quiere decir que no consideran ni los procesos educativos ni los contextos.
Los profesores que han definido una línea crítica, por lo general, radicalizan sus acciones debido a que, en un primer momento, no permiten la dictadura de las evaluaciones estandarizadas que les realizan. En el sexenio peñista se llegó al extremo de cesar a maestros con este tipo de posturas, los criminalizaron, encarcelaron y hasta algunos los asesinaron.
Los maestros críticos desean un modelo educativo que conduzca a la reivindicación de la dignidad y autonomía profesional, diálogo de saberes, formación cooperativa y no competitiva; estas posturas serían una muy buena alternativa pedagógica, misma que revolucionaría el actual sistema educativo.
En sí, si la pedagogía crítica se contrapone a esa pedagogía clásica y romántica, misma que es usada con una alta dosis de positividad emocional, motivo suficiente para pensar en maestros críticos, que favorezcan realmente a la transformación educativa y, que sepan hacer lecturas fieles del contexto donde profesionalmente se desenvuelven.