- El anticlericalismo y una postura anti oligárquica, el reparto de la tierra y acceso de todos
- Opina que la historia es una especie de rueda, de ciclo, que no va en un solo sentido
- Puntualiza que los altos índices de pobreza persisten y éstos no se abaten porque “son convenientes para el sistema democrático precario que tenemo
Suele pensarse que la historia es lineal, que avanza de atrás a adelante y de abajo hacia arriba, pero es evidente que es una especie de rueda, de ciclo, que no va en un solo sentido; la historia puede retroceder.
El historiador José Enciso hizo esta reflexión para concluir que del ideario villista y zapatista de la Revolución Mexicana “prácticamente todo” está vigente porque “la historia de este país está en franco retroceso”.
En el marco del 20 de noviembre, y del 107 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, Enciso hizo un repaso por la historia de Francisco Villa y por los ejes principales que marcaron su pensamiento y actuar: el anticlericalismo y una postura anti oligárquica, el reparto de la tierra y el acceso de todos los mexicanos a la educación y al trabajo, y también el combate a la corrupción.
Estas convicciones de Villa se hacen más que presentes, dijo el investigador, en un momento en el que en México se vive un “terrible desempleo, las universidades y la educación pública están sitiadas, sin presupuesto; hay una política económica desnacionalizadora, anticonstitucional; la corrupción es sistemática; el ejercicio autoritario del poder se denota; hay muertos, desaparecidos; hay opacidad; hay un regreso del pensamiento conservador clerical”.
Los altos índices de pobreza persisten y éstos no se abaten porque “son convenientes para el sistema democrático precario que tenemos, (ya que) si queremos tener una democracia precaria como la que tenemos, necesitamos seguir teniendo pobres”.
La controvertida figura de Francisco Villa es resultado de un proceso histórico, explicó Enciso, que deriva en su levantamiento en contra de las “injusticias y agravios personales” pero que, poco a poco, va calando en una gran cantidad de mexicanos que comienzan a cuestionar la viabilidad de un régimen con el del porfiriato; quizá no desde un plano intelectual o político, puntualizó el historiador, pero sí con un sentimiento de agravio social.
Por su “carácter marginal”, aseguró, “no le era difícil vivir en el límite de la ley”, hecho que le han recriminado desde entonces y hasta la actualidad sus detractores.
Sin embargo, el académico apuntó que “la Revolución no la hacen sólo apóstoles como Madero, que es el más inmaculado de los personajes de esta gesta, sino que la hacen hombres de carne y hueso como Villa”.
El liderazgo de este personaje era tal que logró conformar el ejército popular que hasta ahora se considera como el más grande y exitoso del continente americano; esto fue posible, entre otras cuestiones, por la actitud “severísima” que Francisco Villa tenía en contra de la corrupción y la indisciplina, advirtió Encisco, quien señaló que la organización y magnitud de la División del Norte llevó a que se pusiera al nivel del Ejército Mexicano, venciéndolo finalmente en Zacatecas.
Durante sus años de lucha, explicó, Villa fue conformando su plan de reformas enfocado al reparto de la tierra, lo que se materializó con la reforma agraria, pero también con un acento especial en la educación.
Al respecto, el historiador sostuvo que este personaje tenía una “confianza, a veces desmesurada, en la educación. Se reconoce como un hombre poco ilustrado y entiende que ésa es la causa de sus desventuras en la vida, y que si se da educación y trabajo, este país sería mejor”.
La postura anti oligárquica, dijo, se aprecia cuando en la toma de las ciudades Villa “sacaba a los ricos a barrer a las calles para dar un mensaje a la población de qué lado estaba”, además de que tenía un “profundo sentimiento anticlerical”.
Este hecho, apuntó, es lo que hace de Villa un personaje controvertido que es abominado por algunos grupos conservadores todavía hoy en día.
Consideró que estos sectores clericales “van minando los símbolos populares revolucionarios” y, como ejemplos, expuso el reciente cambio de nombre del estadio de futbol de Zacatecas, llamado Francisco Villa y renombrado como Carlos Vega Villalba, y la construcción de monumentos como la mega virgen en Guadalupe.
Concluye, en ese tenor, que “éste es el sentido que los conservadores están dando, pero el mensaje es que no tienen una solución real para los problemas sociales y lo dejan todo en manos de la virgen. No es simplemente antipatía contra lo popular y lo revolucionario, sino una abominación activa. Le tocó perder al general Villa esta batalla, pero no la guerra”.