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domingo, 20 abril, 2025
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El Cartel de Sinaloa y Caro Quintero

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

A la reciente recaptura del veterano Capo de Sinaloa, se le agregan componentes políticos bien interesantes. Unos más válidos que otros porque la suspicacia existe y las casualidades, en política, no. De tal suerte que como todo lo que pasa en México últimamente supera a la ficción y este capítulo no es la excepción, sobre todo con el fatídico complemento de la caída del helicóptero de la Marina con el equipo táctico que aprendió a Caro.
En política, como en el mundo del narcotráfico, la mano que mece la cuna normalmente no figura y quien sí lo hace, que habitualmente es el segundo o tercero al mando, va creando a su alrededor un mito para empoderarse pero a su vez lo hace visible para sus enemigos y las fuerzas del orden. Lo mismo pasó con Caro Quintero, quien nunca estuvo al mando de la organización a la que pertenecía, es decir, el Cartel de Guadalajara:
Un agente judicial del estado de Sinaloa de nombre Miguel Ángel Félix Gallardo, quien llegó a ser escolta del gobernador en turno, a finales de los años 70, fundó en Jalisco el Cartel de Guadalajara. Evidentemente, el contubernio eterno entre el narco y el Estado se hizo presente de principio a fin. El jefe de jefes, Félix Gallardo, se asesoró de dos viejos narcos locales, Don Neto y el Azul, ellos eran sus estrategas y negociadores, pero al tiempo, Félix fue mejor estratega y mejor negociador que sus mentores, tanto que fue el primer mexicano en reunirse en una quinta en Medellín, Colombia, con Pablo Escobar. Su brazo operativo lo conformaba principalmente el joven también sinaloense Rafael Caro Quintero, quien ascendió como meteoro en la organización por sus agallas, por su personalidad seductora y porque era el primer “agricultor” en comercializar mariguana sin semilla. Sin embargo, el temperamento y lo enamorado fueron su desgracia, porque en el caso que aún sigue clasificado, referente al asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, alias Kiki Camarena, dicen que él armó todo el operativo y el primero en darle una “calentadita” al agente fue Caro. Versión creíble por su forma de actuar, sin embargo, algunas otras versiones señalan que fue una orden dada desde la Secretaría de Gobernación, encabezada en ese entonces por Manuel Bartlett, quien tenía jugosos negocios con Félix Gallardo. El caso es que se les salió de las manos la situación y Kiki murió asesinado y alguien tenía que pagarlo, la presión del norte a Los Pinos fue tanta que Félix no tuvo más remedio que “poner” a su mano derecha, Rafael Caro Quintero, el cual al darse cuenta de lo que le sucedería, huyó con su novia a Costa Rica, donde finalmente fue arrestado. Fue el primer peso pesado del Cartel de Guadalajara en caer, pero esto no modificó la estructura ni el negocio ni el mando vertical del jefe de jefes, quien caería años más tarde, pero esa es otra historia.
La presente columna se motiva por la reciente visita de AMLO a EUA y la “fortuita” caída del capo apenas unos días después de que la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, sostuviera una tensa reunión donde se habló del desbordado asunto de la seguridad y la violencia en México y sus afectaciones al país vecino… estaba escrito, alguien grande debía caer. Ahí se decidió la suerte del viejo capo Caro Quintero.
Sin embargo, esto no quiere decir por ningún motivo que este haya sido un golpe a la estructura del Cartel de Sinaloa, que es el hijo de lo que lo que fue el Cartel de Guadalajara. Hoy los sinaloenses se encuentran en una lucha interna por quedarse con el poder y el territorio que dejó el Chapo. El único que sigue firme y con su parte es Ismael Zambada, pero el resto del cártel se disputa entre sí a muerte, cada centímetro de Sinaloa y Sonora. Por ello, si Caro Quintero seguía con la producción y venta de mariguana, es lo de menos, salió de la cárcel y si acaso logró en este tiempo ser la sombra de lo que fue, un narco de la sierra como hay cientos.
Las versiones que afirman que el Gobierno Federal tiene pacto con el Cartel de Sinaloa, no pierden fuerza con este arresto, por el contrario, desvían la atención que tenía la DEA sobre Ovidio Guzmán para que siga trabajando con tranquilidad. Es decir, todo está perfectamente calculado para que siga igual. Lo peligroso del asunto es que la violencia no cesa ni tampoco las disputas entre cárteles, hoy más que nunca pareciera que el enemigo a vencer bajo cualquier estrategia legal o no, es encontrar y acabar con el jefe del CJNG.

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