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jueves, 25 abril, 2024
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La inviabilidad de una integración económica de América

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El Presidente de México, en la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), convocó a sus homólogos a “avanzar hacia un tratado económico continental, que incluya a Estados Unidos y Canadá, similar al que dio origen a la Unión Europea (UE), bajo la premisa de fortalecer la integración productiva y económica, con dimensión social y respeto a la soberanía de cada nación”. Dicha propuesta es improcedente, pues por un lado, una integración económica con EUA, éstos terminarían imponiendo políticas a su favor, como lo han hecho con el T-MEC y no habría respeto a la soberanía de cada nación, pues en esos tratados económicos predomina la lógica del capital y no las dimensiones sociales y se impide a los gobiernos que establezcan políticas a favor de las empresas nacionales, que puedan colocar en desventaja a las empresas extranjeras. Por otro parte, la Unión Europea no es un ejemplo a seguir, debido a que dio lugar a la Unión Monetaria Europea, donde perdieron el manejo soberano de su moneda para trabajar con el Euro, donde los países no pueden emitir el Euro por si solos, no pueden financiarse con él, ni pueden devaluarlo para mejorar su competitividad frente a los otros países miembros. El único país victorioso ha sido Alemania y la gran mayoría del resto de los países son perdedores, evidenciando que no ha habido fortaleza productiva, ni económica, ni de empleo, ni de los niveles de vida para las grandes mayorías.

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El Presidente reiteró que “la integración de los pueblos del continente puede convertirse en una realidad, si pensamos y acordamos sobre tres cuestiones básicas: la no intervención y la autodeterminación de los pueblos, la cooperación para el desarrollo y la ayuda mutua para combatir la desigualdad y la discriminación”. El problema es que las integraciones de los pueblos, como el caso de la Unión Europea, se dio a través de eliminar la autodeterminación de los pueblos, los cuales cedieron posiciones en la determinación de la política económica, donde Bruselas pasó a fijar las reglas de comportamiento en torno a la política de austeridad fiscal, como a poner topes al endeudamiento y con la Unión Monetaria Europea perdieron el control de su moneda y con ello el manejo de su política monetaria, cambiaria y fiscal, llevándolos al contexto de estancamiento, alto endeudamiento y alto desempleo que enfrenta la mayoría de ellos. Si bien al inicio hubo políticas de cooperación hacia las economías más débiles, la política que pasó a predominar ha favorecido al sector financiero y ha terminado acentuando los problemas de desigualdad entre países y al interior de ellos.

Diferente hubiera sido si el Presidente de México se hubiera pronunciado por una integración latinoamericana, en la perspectiva de utilizar nuestros recursos y capacidades para el impulso del desarrollo económico de la región, como para configurar un bloque fuerte para negociar en mejores términos frente a EUA, Europa, Japón y China, a favor de nuestros pueblos.

El Presidente llamó a “la Cepal y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a contribuir en la elaboración conjunta de un plan, con el propósito de promover la comunidad económica, financiera y comercial de los países de América”. Más que llamar a tales instituciones a elaborar propuestas económicas, y menos al BID, debido a que impulsa políticas neoliberales causantes de los problemas que América Latina ha padecido por décadas, hubiera convocado a las universidades públicas de América Latina y del Caribe a que elaboren propuestas que permitan superar los problemas económicos que enfrentamos y de integración latinoamericana en una perspectiva Bolivariana. ■

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