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viernes, 26 abril, 2024
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‘Febrero’, una película en tres etapas de una vida

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 492 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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Comienza la temporada de filtros y selecciones para diversos premios; entre ellos el de la Academia de los Lumières en Francia. Empezamos a ver las cintas (muchas aún rezagadas por el Covid) que han tenido salida en salas de cine en Francia. Comentamos ahora la cinta franco-búlgara Février, de Kamen Kalev; un filme que formó parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes 2020 y ganadora del premio al Mejor Filme Balcánico en el Sofía International Film Festival

Se trata de un tríptico de la vida del personaje: a sus ocho años, a los 18 y a los 85. Kalev se inspiró en la vida de su abuelo que vivió en las praderas cuidando sus ovejas en la más absoluta tranquilidad, sin ver apenas ni a sus hermanos ni propios hijos o mujer. Una historia de vida ermitaña contada con largos planos secuencias y sonido directo ambiental, casi el silencio total solo roto por breves diálogos e inserciones de piano.

De las tres etapas hay apenas un diálogo en cada una: en la primera, el personaje de ocho años pidiendo al abuelo ir a la ciudad y a pescar; a los 18 años, su boda celebrada el día anterior de partir al servicio militar, luego a una estancia en una isla hogar de gaviotas con un puñado de compañeros en servicio, cuya única conversación es con el general quien le pregunta: “¿En qué sueñas?, has tenido un hijo y no has ido a visitarlo”, él no responde, solo escucha y observa; y finalmente, octogenario, cuidando sus ovejas, viviendo solitario en la casa (la casa real del abuelo de Kalev), y llamando a la hermana por teléfono un buen día para decirle que va a ir por ella para traerla al campo y cuidarse mutuamente. 

En cada parte, la narración está en la imagen, en los planos y los escenarios. Secuencias sobre las planicies y las ovejas, sobre las rocas y las gaviotas, y otra vez sobre las planicies y las ovejas. Largos planos sobre las mesas de comer, del queso de cabra, nueces y ajo y en ocasiones un trozo de pan.

Kalev cierra cada tercio de la película sin un final de historia. No da explicaciones de nada, de por qué vive así, de por qué no tiene padres el niño, de por qué no se interesa por visitar a su mujer ni a su hijo, de por qué no le preocupa morir solo en su cabaña.

Es una película austera en su presupuesto (150 mil euros) como en la sencilla vida contada. Los planos no invitan a la contemplación como suelen ser los planos generales de películas narrativas lineales cuya función es normalmente impresionar al espectador e invitarlo a reposarse de la trama, aquí son los planos y la cadencia del movimiento los que cuentan la historia del ermitaño. Una película para ver con calma.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_492

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