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miércoles, 24 abril, 2024
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Una flor azul, una película croata de la cotidianidad

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 484 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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Locación: Sentada en las escaleras de un puente que dan al río de la ciudad: “- Me acabo de enterar mamá. ¿Lloraste mucho?; – No, solo un poco; – Yo aún no lloro. ¿te molesta si no lloro? Quizás lloraré un poco dentro de un rato; (La madre asienta con la cabeza en gesto excusar a la hija; – ¿Te molesta si voy a casa? Estoy muy cansada; – No hay problema sigue, ahora te alcanzo”.

Es la última escena de la película croata Plavi cvijet (A blue flower) de Zrinko Ogresta. La madre de la chica acaba de enterarse de la muerte de su propia madre y por tanto abuela. Esta estaba de visita en casa de la hija para hacerse unos chequeos médicos pero ni la nieta ni la hija tuvieron tiempo de acompañarla.

Ogresta realizó una película que parecería sin argumento original ni guion espectacular: Una madre recién divorciada y dejada cuida a su hija adolescente cuyos sueños son convertirse en cantante y migrar a los Estados Unidos. Ella tiene el mismo trabajo desde hace 20 años, está agobiada en un pequeño apartamento, es amante del jefe, sale ocasionalmente con las amigas y pescan amantes también ocasionales de la noche, sufre de la separación y no tiene conversación con la madre que la exaspera por sus tradicionales dolencias, quejas y actitudes.

Un drama, diríamos, común. Sin embargo, el tratamiento de Ogresta del drama nos lleva a resentir una constante: Nunca hay tiempo ahora, mejor lo hacemos en la próxima vez. Siempre se posterga el presente.

A blue flower es una cinta de episodios. Cada escena se puede delimitar por un inicio y final de un episodio de la cotidianidad: salir al trabajo, ir a comprar a una tienda, tomar un café, preparar la cena, cenar, tomar una copa en un bar, ir a un antro, hacer el amor, ir a una fiesta. Todos desprovistos de espontaneidad o de una acción que marque corte en nuestras vidas o punto de inflexión en la historia. Ni siquiera la muerte de la madre consigue apenas alterarnos.

Presentada en el 43 Festival Internacional de Cine de Moscú, la cinta de Ogresta se llevó el tercer lugar de preferencias en el Premio del Público, después de una cinta iraní y griega; las tres se centraron en marcar las presiones de las relaciones entre padres e hijos. Quizás el año 2020 sensibilizó especialmente a las audiencias y de cierta manera a los programadores de filmes.

 

 

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