Cuando un grupo político tiene capacidad de incidencia sobre los órganos y tribunales electorales locales, es inevitable la tentación de usarlos para tener éxito en su lucha política. Es la acumulación originaria de lo político: se usa el poder para conseguir más poder. Y como toda la acumulación originaria, es una variante de las acometidas piratas: la fuerza, el miedo o la trampa son las armas para eliminar al rival y quedarse con su ‘riqueza’. La (real) política es la guerra por otros medios.
La democracia se inventó para dar cabida a la pluralidad y hacer posible que la competencia por el mando de los gobiernos y otros órganos del Estado pudiera darse con procedimientos civilizados. Se estableció la diferencia radical entre ‘rival’ y ‘enemigo’. Enemigo es alguien a quien se quiere eliminar (política o hasta físicamente); en cambio un rival es alguien con quien estás condenado a coexistir, e incluso, a ser aliado en ciertos momentos y adversario en otros. La democracia sabe que la pluralidad se mueve. Y para eliminar al contrario cualquier pretexto es bueno. Si los más nobles valores son usados para cometer los más atroces crímenes, no digamos ‘las razones’ para aplastar a un competidor político. Los comunistas (estalinistas) exterminaron a sus críticos en nombre del pueblo y la justicia; el cristianismo mató a miles de personas en nombre del amor. ¿Es difícil concebir que se elimine a un rival político (que ha hecho méritos significativos en la agenda de género) en nombre de los derechos de las mujeres? No. En la política cruda y bestial, todo es posible.
El sistema jurídico en México tiene amplia experiencia en estos casos, por ello se diseñó un sistema de apelaciones de instancias locales a federales, y con ello la posibilidad de revisión de razones en espacios más lejanos (y por lo mismo más objetivos) de los lugares donde se vive el conflicto.
En el caso del largo drama de los candidatos a la capital y Distrito 1 para la Legislatura local, tenemos un ejemplo de lo que arriba decimos: candidaturas que fueron eliminadas desde lo político (desplazamiento del partido Morena) y desde en lo jurídico (impedidas por el IEEZ). Ahora la Sala Superior del tribunal federal electoral da la razón a los agredidos, pero les deja únicamente 7 días para hacer campaña formalmente. Morena tiene esquizofrenia: en algunos casos exige que sea el pueblo el que decida quién gana las elecciones, y en otras (como este caso) impide que el pueblo sea el que decida. Esquizofrenia que en política es incongruencia o hipocresía. Lo cual es motivo del fuerte desencanto que ha sufrido este partido en muy poco tiempo. Ahora es importante que sea la población la que decida quién gobierna o los representa con su voto, y no oscuras manos decidiendo detrás de los tribunales y del IEEZ. Mano negra que mece la cuna del poder.
