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viernes, 19 abril, 2024
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Los debates del IEEZ, buenos pero perfectibles

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

Sos ejercicios de intercambio de ideas y de propuestas deben ser una máxima de los procesos electorales, todo asunto público debe discutirse con la más amplia transparencia, difusión y solemnidad. El ciudadano debe no solo conocer, sino participar en las decisiones que tomen sus gobernantes, incluso en el momento mismo de planear las acciones, programas o políticas públicas a implementar, desde el momento mismo de su concepción.

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El nacimiento de un plan de gobierno se debe dar en sintonía con la gente, el gobernante, que antes de serlo es candidato, debe basar sus propuestas electorales en las necesidades primordiales de sus representados, siempre jugando estos, el papel de ciudadanos. Aquellos candidatos que antes y durante su campaña política fueron recogiendo las inquietudes de las calles, colonias, barrios, comunidades y sectores, tendrán no solo un diagnostico preciso de la situación que guarda la comunidad, sino que podrán exponer propuestas reales y de gran calado en su plataforma electoral.

Los ciudadanos participan en el momento que exponen a los candidatos la problemática que los aqueja y deben tener la oportunidad de escuchar y contrastar sus propuestas en el número de ejercicios de intercambio de ideas, mejor conocidos como debates, que sean necesarios.

Los debates se pusieron de moda en el mundo, después del que sostuvieron allá por los años 50s, JFK y Nixon, quienes mostraron al mundo una forma práctica de exponer sus ideas en un formato público y diseñado para una gran audiencia. A partir de ahí, los debates son parte de cualquier proceso electivo, incluido el electoral, pero es importante destacar que hay condiciones categóricas para que estos, se desarrollen en armonía y cumplan con el objetivo, que no es otro que darle materia al elector, para tomar una decisión informada de por quién votar.

El árbitro, en muchos casos es la autoridad electoral y es la responsable de diseñar, convocar, conducir y difundir el encuentro. De ese tamaño es la responsabilidad del organizador, que, del diseño de este, será también la dimensión de la calidad y alcance del ejercicio.

En México ha habido buenos y malos debates derivados de buenos y malos formatos. El debate no es el choque de trenes sobre un ring de boxeo, es más bien un espacio público de intercambio de plataformas y maneras de pensar, que puede llegar a la dura crítica entre los protagonistas, pero siempre en el entendido que el ataque frontal es a las ideas, no a la persona.

En el caso de Zacatecas, en el proceso que vivimos actualmente, se han dado debates entre los diferentes aspirantes a gobernar la entidad, el municipio y ocupar un espacio en la legislatura. El diseño no es malo, pero es perfectible, porque permite la reflexión, pero también la confrontación y el protagonismo sin sentido por parte de los actores, dejándole a ellos y a su libre albedrío, la exposición. De tal suerte que, si hay candidatos malos, o claramente abajo en las encuestas, el ejercicio se convierte en una cena de negros, donde el platillo principal es el puntero del proceso.

Tuve la fortuna de acompañar a mi candidato al debate más reciente entre aspirantes a presidentes municipales, lo viví y lo disfruté, porque la preparación de algunos de los protagonistas era buena, escuche propuestas que cualquiera puede recoger y adoptar y escuché verdaderas tonterías que pretendían hacer figurar a quien las esbozaba y también escuche agravios personales que nunca debieron ni deberían existir.

Estos ejercicios en general, organizados por el IEEZ, son buenos, pero son perfectibles… Como todo en esta vida, sin embargo, así como se llevan a cabo son suficientes para darnos cuenta de la capacidades e incapacidades de los candidatos, de calidad argumentativa de los mismos, y del vicio permanente que padecen ciertos institutos políticos para dejar inscribirse como candidatos, a quienes no pretenden terminar el proceso electoral, sino que utilizan el espacio para negociar dadivas con el mejor postor.

Sirva este texto para felicitar al árbitro, IEEZ, y a su consejero encargado de la organización, Maestro Israel Guerrero, por el esfuerzo y empeño en estos ejercicios, gran parte de lo bueno o no, que ocurre en ellos es ya responsabilidad de los protagonistas. En mi caso, me es necesario reconocerle a Jorge Miranda Castro, su tenacidad, conocimiento e inteligencia para proponer sin demagogia, para exponer sin mentir y para ser fontal con los otros candidatos con el respeto que amerita la liturgia del debate serio.

Que vengan muchos debates más en los próximos procesos y que los electores, los candidatos y los organizadores, estemos a la altura. En hora buena. ■

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