La Gualdra 474 / Río de palabras
A veces despierto y mi cama me parece extraña. La almohada está o más alta o más baja que de costumbre, otras veces ni siquiera tengo una almohada. El olor de las sábanas es distinto, a veces huelen a suavizante, otras a detergente y otras más tienen un olor a cloro penetrante. No es que duerma en diferentes camas, es que despierto y son distintas. Siempre duermo haciendo el mismo ritual, el mismo método. Tomar un vaso con agua, acomodar la almohada, subir las cobijas lentamente, voltear y darte un beso de buenas noches. Sigo la misma rutina esperando que durante la noche no pase algo extraño y pueda despertar donde reposé mi cabeza. Pero despierto, todo es distinto. Estiro mis piernas, mis brazos, me desmodorro, es cuando me encuentro en otra parte, en una cama extraña. Volteo y no te miro, la cama se vuelve más ancha, cada vez más extraña.