No todas las derechas son iguales: hay liberales y hay cavernarias. En el mundo, ha prosperado este segundo tipo de derechas que esencialmente se caracterizan por negar derechos y sembrar el odio: un discurso furioso contra los migrantes, contra las feministas, contra el ambientalismo y la equidad de oportunidades; pero además, sus métodos son violentos y convencen a sus bases de apoyo con teorías de la conspiración y apelando a emociones, sobre todo al miedo. Estos grupos de la derecha cavernaria los vemos crecer en Brasil, España, Francia, Alemania, Argentina, y ya despuntan en México. En España, por ejemplo, Vox organizó agresión personal contra los militantes de la izquierda de mayor empuje, o en EEUU vimos a entusiastas de Trump con camisetas que decían: “6 millones fueron insuficientes”, refiriéndose a los judíos asesinados en la segunda guerra mundial.
Pues bien, en su primera acción como presidente, Biden respondió a esa derecha con cuatro órdenes ejecutivas que se imponen como signo de su gobierno: revierte el muro de Trump, acepta la posibilidad de legalizar 11 millones de inmigrantes, pone interés en el cambio climático y regresa a la OMS. Y anuncia un total de 17 órdenes para revertir la orientación del gobierno de Trump. En la geometría política Biden es de una derecha liberal y con la agenda imperialista histórica de EEUU. Pero hay dos elementos que debemos tener en cuenta: su necesidad de distinguirse del trumpismo y la incidencia de Sanders, hicieron que se pusiera de relieve el carácter liberal de su gobierno y la preocupación de ciertos temas sociales igualitarios. Lo cual implica ventajas para México.
El mensaje de Biden a México a través de las primeras órdenes ejecutivas es positivo. Trump había chantajeado a nuestro país en el sentido de que, si no se convertía en muro policiaco de contención de la migración centroamericana, entonces atacaría con impuestos fronterizos y la detención de productos de exportación mexicana. México estaba en estado de humillación, porque se vio en la necesidad de detener y deportar a migrantes hermanos por el temor de que la economía nacional se viera afectada por las amenazas de Trump. Ahora, después de las órdenes ejecutivas, esta situación desaparece. Esperemos y regrese el entendimiento con Irán, se regrese al trato que Obama había iniciado con cuba, y se asuman los protocolos de emisión de gases efecto invernadero. Aunque no deja de preocuparnos la actitud con Venezuela.
El nubarrón del caso Cienfuegos-DEA es poco probable que interfiera en las definiciones de Biden en su política migratoria. Esta última ya es algo definido. Todo parece indicar que son temas que corren por pistas distintas. Sin embargo, el primer tema no deja de ser motivo de distanciamiento y, en ciertos puntos, hasta de enfrentamiento. Ojalá y se maneje con prudencia el tema, porque si no se hace, puede derivar en una crisis diplomática con efectos negativos para México. En fin, lo que ahora mismo es muy claro, es que es desde todo punto de vista es positivo que el líder simbólico de la derecha cavernaria haya perdido y se ha ido de la presidencia norteamericana. Eso lo tenemos que celebrar. Y que en mucho haya sido efecto del poder hispano, en el que cayeron otros personajes indeseables como Joe Arpaio por la decidida participación de la comunidad mexicana de Arizona. El poder político de los hispanos ha contribuido a frenar a la derecha cavernaria, y eso es para volver a celebrar.
