Estaba más cantado que una recta a 90 millas. Ya se sabía. Solo era cuestión de esperar que el parapeto de encuesta diera los resultados. David les llevaba mucha ventaja a sus competidores, quienes, no obstante, las acusaciones de incapaz y corrupto que le endilgaron, terminó de acuerdo con la consulta muy por arriba de ellos. También buscaban frenarlo al verlo como un alfil y parte visibilísima de un cacicazgo que busca eternizarse. Por lo demás, los candidatos derrotados tendrán su premio de consolación con la candidatura de algún cargo. Muévete. Protagoniza que algo queda, es el abc de nuestra política aldeana una vez que se instala el circo electoral.
Con una campaña de ocho años que incluyó dos fracasos como candidato a gobernador, tratando de emular a AMLO, David Monreal Ávila, quien busca que la tercera sea la buena, la vencida, competirá con las siglas de Morena por la gubernatura de Zacatecas. Resultó ser el más conocido, el que tiene una mayor estructura clientelar; pero también el mejor relacionado con el presidente nacional de la franquicia, quien seguramente tiene acuerdos y pago de facturas con su influyente hermano y éste con el preciso, que es quien en última instancia ejerce capacidad de veto. Con una convocatoria que no se sujetó a lo que establecía, el triunfo de David mas que el resultado de un proceso democrático es un ungimiento, una designación impuesta por dedazo como se estilaba en los mejores momentos del tricolor.
De manera que llevaba todas la de ganar. Se le cuestionaba además de flojo, ser incapaz, dueño de un bajo perfil y sin aplomo político, por que su militancia y trayectoria no se sujetaban de manera ortodoxa los lineamientos del partido dado que su militancia y candidaturas perdedoras anterior las registró bajo las siglas del PT.
Ahora ya con la candidatura en la bolsa, clamado unidad e integración de sus contrincantes derrotados con sus seguidores se siente optimistamente que va en caballo de hacienda. Su probable triunfo no se debería tanto a su carisma o genio político, dones de los que carece, sino a la enorme ventaja con la que arranca el proceso electoral en la etapa de precampañas. David ganaría aprovechando la inercia y el bono democrático, amén de la popularidad de la que goza el titular del ejecutivo, bajo cuya sombra y colgándose de su imagen y tomado de la mano de su hermano, siempre ha navegado.
Pero mientras sus adversarios morenistas rumian su derrota, al parecer los priistas en alianza con azules y soles aztecas son los más felices. Piensan pecando quizá de ilusos, -eso se vera en la campaña y su desenlace, si tienen o no razón- que es el gallo de morena al que pueden derrotar. Parten de que no ven en él a un candidato competitivo y sin los blasones para ser un rival de peligro. Si ya lo derrotaron en dos ocasiones, volverán hacerlo. Aunque sean más las debilidades que las fortalezas del abanderado morenista, el voto inercial, el deseo de cambio de la ciudadanía que apoyaría al partido de obrador para que gane la mayoría de las gubernaturas y diputaciones para seguir impulsando los cambios, aunado lo anterior a la popularidad del hombre de Macuspana, David Monreal podría alzarse con la victoria derrotando a la triple alianza del Pacto por México.
Pasadas las hostilidades por la candidatura de la candidatura al gobernador, lo que sigue en el partido guinda es la oposición a las alianzas y la rebatiña por las diputaciones. La guerra no ha terminado en las filas morenistas.
David, como parte de la ruta Monreal 2024. Este como otros candidatos de otros estados están en el radar que busca potenciar la postulación como parte de una potencial candidatura presidencial del actual coordinador de los senadores de Morena, quien no se duerme en sus laureles y ejerce su capacidad de veto y de voto apoyando a sus favoritos, que habrán de apoyarlo en su objetivo.
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