A todos nos sorprendió la noticia de la liberación del General Cienfuegos. Apareció como una acción unilateral de la DEA y la política antinarcóticos de EEUU. Pero si la investigación tiene poco más de 10 años, y por tratarse de un alto funcionario del Gobierno de México y con poder sobre las fuerzas armadas del país, en un contexto de extrema infiltración de los grupos delincuenciales en las estructuras del gobierno, se entiende la secrecía con la cual se manejó. El General no es funcionario de la actual administración, lo fue del gobierno de Peña Nieto. Y la acusación es un motivo que justifica la acción de la justicia norteamericana: introducir enervantes a su país. Por ello salta como resorte la pregunta, ¿por qué el Gobierno de México exigió a EEUU que retirara los cargos al General y fuera liberado?
Al evitar que fuera juzgado en EEUU, ¿qué se quería evitar? ¿Qué efectos tiene el enjuiciamiento de este personaje en USA? Y si tiene tanto poder como se ve (que hizo posible que el gobierno exigiera su liberación), ¿qué ocurrirá en el caso Cienfuegos con el débil sistema de impartición de justicia en México? La posibilidad de que sea liberado y quede exonerado es real; u obtenga una leve condena que pueda cumplir rápidamente. Si esto último ocurre, una mancha gigantesca caerá sobre la 4T y derrumbará su principal bandera que le dota de legitimidad: la lucha contra la corrupción y la impunidad. Lo que se sabe es que la investigación de una década por parte de la DEA logró integrar pruebas que hizo posible una orden de aprehensión por parte de la justicia estadounidense. Y si el Gobierno de México confrontó al de EEUU al punto de amenazar con romper la cooperación de la política antidrogas para liberarlo, y luego este señor logra su libertad estando en territorio nacional, entonces se producirá una ola enorme de incredulidad de las verdaderas intenciones de AMLO para combatir la corrupción. Las acciones de este ex funcionario son de una gravedad superlativa que rebasa toda consideración. La especulación de la población será brutal. Por el contrario, si se hace una investigación ejemplar y se hace justicia desmontando las redes de corrupción al interior del Ejército, no habrá mancha, sino resplandor. Esto último es lo que todos deseamos, pero no cuenta con altas apuestas dado el poder que tiene en México el personaje implicado.
Sin embargo, la pregunta central sigue siendo, ¿por qué se quiso evitar a toda costa el enjuiciamiento de Cienfuegos en EEUU? La respuesta basada en la narrativa de ‘los errores diplomáticos de EEUU’ es poco creíble. Explicarlo como la violación a la sensibilidad de trato de USA hacia México no tiene gran credibilidad porque no hubo esa reacción con casos tan importantes y agresivos como la exigencia del trato con los migrantes centroamericanos y las amenazas de los Estados Unidos en impuestos a nuestras exportaciones. El trato fue denigrante y el Gobierno de México aguantó el golpe sonriente. Lo cierto es que no sabemos la respuesta a esa pregunta clave. Por tanto, debemos mantener la pregunta activa y esperar a investigaciones periodísticas que ofrezcan una respuesta con mayor veracidad. Pero una certeza sí tenemos: el sistema de justicia tiene en sus manos una prueba de fuego que, si no tiene éxito, calcinará a la 4T.
