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viernes, 19 abril, 2024
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La Utopía en el Hogar (26): El Rockdrigo, después de 35 años

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Se han cumplido inexorablemente seis meses de confinamiento debido a la pandemia, poco a poco, medido en la forma que se quiera medir, (veintiséis semanas, ciento ochenta y dos días, cuatro mil trescientos sesenta y ocho días, doscientos sesenta y dos mil ochenta minutos quince millones setecientos veinticuatro mil ochocientos segundos), todo en medio de incidentes extraños que afectan la vida del país y que tienen que ver con la política, las noticias falsas, las acometidas de ideologías de todo tipo en el modo de pensar de la gente, la necesaria adaptación a las labores cotidianas en medio de los nuevos protocolos que exige la nueva normalidad, la inefable violencia por todas partes, episodios de odio e infinidad de asuntos que tienen a la población con el Jesús en la boca.

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Por casualidad, es septiembre, el Mes de la Patria y aniversarios de todo tipo, el festival de rock en Avándaro, la caída del Castillo de Chapultepec defendido por sus heroicos cadetes, el Grito de Independencia de 18l0 y el fatal aniversario de dos cruentos terremotos que devastaron a parte del país, en especial a la Ciudad de México, uno en el no tan lejano año de 1985 y el otro, más recientemente, en 2017. De alguna manera, la ciudadanía ha sabido soportar a pie firme todas las calamidades derivadas de los sucesos mencionados, sufriendo hasta el suplicio los malos momentos y también, abandonando el egoísmo para participar en actos masivos de solidaridad en favor de los que resultaron damnificados. En especial, lo relacionado con los terremotos ha sido un detonante para comenzar un movimiento silencioso de la ciudadanía inconforme con las frívolas y descaradas acciones de los grupos políticos que ostentaron el poder hasta el reciente año del 2018, cuando el hartazgo volcó a las urnas al país para elegir tumultuariamente al gobierno que hoy rige al país. De un modo u otro, el accidente geológico parece haber removido las dormidas conciencias de los mexicanos durante cinco siglos.

El movimiento telúrico del ochenta y cinco, especialmente destructivo, cobró la vida de miles de personas, y trastornó la vida del centro del país. En el trabajo de hoy, por cuestiones varias, esta entrega quiere recordar a uno de los mejores exponentes del rock en México, Rodrigo González, el Rockdrigo. Para los que han tenido la oportunidad de escuchar su música y sus canciones, siempre es grato meterse en las letras de sus canciones, algunas que van desde lo más chusco, como Canicas y Pórtate Sensato; otras picarescas como el Rock del Ete y Oh Yo no Sé, otras de dramatismo extremo como Distante Instante y esa extraña audio novela musicalizada Ama de Casa un Poco Triste; críticas socio políticas como Ratas, Los Intelectuales (a propósito de unos autodenominados como tales) y la Máquina del Tiempo y otras que, aunque tampiqueño de nacimiento, le dieron una narrativa a los retratos cotidianos de la gran ciudad como Aventuras en el DF, Vieja Ciudad de Hierro y su inmortal canción aventura que narra en La Estación del Metro Balderas. Aunque calladamente cada vez hay más personas de todas las edades que van conociendo su legado En muchos lugares se le recuerda con nostálgicos reventones y rockote sabroso como en los viejos tiempos y la incorporación continua de nuevos creyentes de la fe del que fue conocido como el Sacerdote del Rock, la encarnación del Profeta del Nopal: Rockdrigo.

En su etapa creativa más importante coincidió y en cierta forma lideró la emergencia del Movimiento Rupestre, intelectuales de la música, principalmente, con una visión del arte más apegado a la sencillez expresiva, alejada de estridencias y nubes de humo que sólo confunden a las masas sobre la calidad del arte. Personajes relacionados con el movimiento musical y la cultura a ras de suelo, muy alejados de las mafias de la intelectualidad que han dominado al país desde la primera mitad del siglo anterior, y más distantes aún de los 650 “abajo firmantes” que han castrado la evolución educativa y cultural del país.

Desde aquí, estimado lector, se recomienda escuchar cuatro de sus obras más conocidas, las cuales fueron grabadas en forma por demás rudimentaria y artesanal, en casetes que luego se maquillaron para su mejor apreciación: el Profeta del Nopal, Hurbanistorias (sic), No estoy Loco y Aventuras en el De Fe. También, puede apreciar su trayectoria en un video llamado No Tuvo Tiempo. Durante esta etapa de aislamiento se puede apreciar su obra a través del YouTube. No se va a arrepentir de conocer la obra de este cantautor.

Así que, luego de seis meses, se espera que el aislamiento nutra los intelectos de la mayoría de los ciudadanos y que a partir del crecimiento racional se aprenda a llevar a cabo una de las temáticas de la arenga del Presidente en el pasado Día del Grito de Independencia, ¡Viva el amor al prójimo!

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