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miércoles, 1 mayo, 2024
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Carta al Presidente López Obrador respecto a la Violación de los Derechos Humanos de los Pueblos y Comunidades Indígenas

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Sr. Presidente de la República Mexicana
P r e s e n t e

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La presente misiva la hago en mi calidad de indígena mexicano perteneciente a la etnia Wirrárika, condición que unilateralmente adopté en octubre de 2019 ante la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Zacatecas. Me dirijo a Usted con la finalidad de puntualizar una serie de violaciones a nuestros Derechos Humanos Fundamentales, sin que hasta el momento se dé cumplimiento a lo que su gobierno ha señalado en el Programa Nacional de los Pueblos Indígenas donde se ha dispuesto que se dará preferencia a los más humildes y a los olvidados, en especial a los Pueblos Indígenas. En este contexto, quiero referirme a los siguientes agravios y situaciones que se ejercen históricamente contra las distintas etnias que radicamos en el país: Primero. Debe ser a partir de su gobierno donde los indígenas nos incorporemos al desarrollo sostenible de México, aprovechando dignamente el conocimiento tradicional, nuestras artesanías, creencias y diversas culturas que enriquecen al país, dándole prestigio y relevancia internacional. Segundo. Los indígenas de la Nación somos sujetos de derecho no objetos de servidumbre, esclavitud o explotación por lo que es urgente la implementación de una estrategia efectiva que vaya más allá del discurso y las buenas intenciones pues en los hechos, cientos de indígenas son utilizados en la trata de personas, tráfico de niños y de drogas, obligados a sembrar y cosechar productos ilícitos y a transportarlos más allá de las fronteras, teniendo como consecuencia legal, el enfrentamiento de juicios donde la barrera del idioma y una debida asesoría jurídica, facilitan condenas privativas de libertad contrarias a nuestros derechos. Tercero. Exigimos que el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas deje de ser un aparato decorativo de su Administración Pública y se convierta en un verdadero aliado de las causas de los pueblos originarios, pues son urgentes los programas y proyectos donde se pueda difundir y explotar adecuadamente, todo el potencial que representa el capital pluricultural mexicano; nos hacen falta fondos específicos que faciliten la promoción de nuestras artesanías, nuestra gastronomía y la visión que nuestros ancestros tienen del universo y la naturaleza. Cuarto. Renunciamos a seguir siendo limosneros y menesterosos ante los fracasos estatales para generar el progreso y el crecimiento económico; seguimos estando en el sótano del desarrollo y, cuando las estrategias económicas, sociales o de salud, son fallidas, recae sobre nuestras espaldas el peso total de la miseria, la marginación y las diferentes fases de la pobreza; el derrumbe de las citadas estructuras, nos sepultan y coartan los incipientes avances que con mucho esfuerzo realizamos. Quinto. Exigimos el establecimiento de mecanismos financieros acordes a nuestra realidad indígena, sin la obligación de cumplir con tanto trámite burocrático, fiscal y bancario, como lo deben acatar los grandes empresarios que gozan de privilegios, condonaciones y asignaciones de grandes obras y servicios que ensanchan sus bolsillos en comparación de las sobras que quedan y por las que debemos competir a capa y espada, muchos indígenas mexicanos. Sexto. En materia de justicia, es impostergable la creación de instituciones interculturales que promuevan la equidad en los juicios y un acceso inmediato a los distintos aparatos de persecución e investigación de los delitos en los cuales estemos involucrados ya que advertimos una acentuada discriminación en nuestra calidad de víctimas, ya que no es igual, una víctima mestiza a una indígena, no nos hacen caso y somos muchas veces ignorados. Séptimo. Los indígenas de México no somos ciudadanos de tercera, exigimos igualdad, justicia, progreso, oportunidades y un trato digno a nuestra ancestral permanencia en el territorio mexicano, por lo que debe implementarse una real política transversal en los distintos órdenes de la Administración Pública Federal en donde los indígenas tengamos garantizado el acceso a una educación de calidad, a servicios de salud efectivos y respetuosos de nuestra condición, a empoderarnos como prestadores de servicios en los distintos ámbitos, pues tenemos la plena capacidad para hacerlo. Sr. Presidente, es muy lamentable que estemos construyendo otra generación de indígenas que tienen que vivir de limosna ante la falta de oportunidades; hay niños indígenas que van aprendiendo que en México solo se puede vivir así, no estudian y están condenados a crecer y tener una familia bajo el manto de las injusticias, la discriminación y la pobreza; queremos que todo esto cambie a partir de su gestión. En su gran mayoría, los indígenas de México estamos de su lado, la pregunta sería: ¿El Presidente de México realmente está del lado de los indígenas?

*Docente-investigador de la Unidad
Académica de Derecho de la UAZ
[email protected]

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