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sábado, 20 abril, 2024
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Urge un cambio profundo al modelo educativo

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Despacio y buena letra, si bien
esto urge no hay que apresurar
el paso, el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas. Para
que el vaso rebose, hay que
llenarlo primero.
Antonio Machado
Poeta español (1875-1939)

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La cuarta transformación promulgada por el Presidente de la República Mexicana Andrés Manuel López Obrador, fue consecuencia más que de un triunfo en las urnas, de una subversión social, entendida esta como un movimiento que revoluciona y al que se le atribuye la destrucción de la estabilidad política o social de un país. Los tres movimientos anteriores –la Guerra de Reforma, la Guerra de independencia y la Revolución Mexicana-, fueron armados y sangrientos; a la fecha y por las acciones que ha realizado el presente gobierno, quiero pensar que esta cuarta transformación, es todavía de AMLO, espero y algún día la merezca el pueblo –por lo pronto esta transformación ideada, puede ser un sueño-, lo cierto es que hoy día se vive una revolución ideológica.

Todas las acciones que realiza el gobierno federal, las enmarcan en la cuarta transformación –proyecto al que se le denomina de “nación”-, es la bandera de lucha de este régimen, por tal motivo, es necesario hacer el análisis para saber si cumple con su cometido social, es difícil realizar una evaluación puesto que estamos a año y medio de la implementación de este proyecto; sobre este respecto, se manifiestan opiniones diversas y encontradas puesto que, quienes colaboran de manera cercana con la administración gubernamental, aseveran que el proyecto de gobierno es renovador y de regeneración nacional –por aquello del partido que llevó al poder al actual presidente-.

Cierto, no podemos hablar de una regeneración inmediata de lo que en más de 30 años se destruyó, el actual gobierno 2018-2024, recibe una nación devastada –para muestra, un botón; actualmente existen 50 millones de mexicanos que se encuentran en la pobreza-, una nación con alto índice de corrupción, enferma y desigual. De todos los conflictos sociales que se padecen, el sistema educativo, si bien no es el culpable, ha tenido mucho que ver en ello, motivo por el cual se le endilga la responsabilidad de ser el corrector de estos males; tal vez haya razón puesto que a dicho sistema lo han utilizado solamente para enriquecer a las élites – quienes tienen el poder tanto económico como político-.

El sistema educativo en cualesquier nación, tiene una gran fuerza –constructora o destructora-, de alguna manera es quien lleva a cuestas la encomienda de fortalecer a una sociedad, la nuestra se encuentra necesitada de esto; para que cumpla con esta encomienda se requiere de hacer planteamientos y análisis profundos y colectivos para que, la transformación educativa vaya de la mano con la transformación social, de otra manera no será posible. Aquí es donde se requiere con urgencia pero a la vez con mesura, implementar acciones que lleven al diseño de proyectos y estrategias de transformación educativa, por ende, social; no se puede trazar un proyecto con estas características si antes no se combaten los males que aquejan a esta sociedad, no se puede construir sobre un modelo neoliberal que es perniciosos para, tampoco podemos pensar en la implementación de una política neo-neoliberal o post-neoliberal.

Al sistema educativo le corresponde sentar las bases para establecer un proyecto de nación, que realmente sea representativo y donde la sociedad participe para que también se vea beneficiada; ¿de qué tamaño es la responsabilidad?, eso depende de la conciencia colectiva y de cómo se analicen las situaciones problemáticas que esta sociedad padece:
Hablamos de un gobierno que debe cumplir con su cometido a casi 126 millones de mexicanos.

El legado histórico que dejaron los últimos gobiernos, solo beneficiaron a una minoría –típico de un gobierno neoliberal-.

Que la mitad de los ciudadanos viven en condiciones de pobreza y marginación.

Que nunca se reflejó una soberanía nacional, motivo por el cual hizo de México una nación consumidora más que productora, dependiente de otras naciones.

¿Y qué hace el sistema educativo?, ¿para qué educan?, ¿para quienes educan?, ¿a quienes educan?, ¿quiénes educan?, ¿cómo educan? Cierto es que podríamos plantearnos infinidad de preguntas sobre este respecto, sin embargo, esto nos obliga a refrendar nuestras críticas y replantear nuevas acciones para que claramente notemos no solo la transformación educativa, sino social. ¿Y los docentes?, ellos, como lo dijera Paulo Freire, necesitan re-pensar el mundo, re- danzar el mundo, re-inventar el mundo, re-dimensionar el mundo, re-crear el mundo. Creo, de esta manera es como será posible construir una nueva sociedad, ¿en qué tiempo?, tal vez en el mismo que ocupó devastarla, destruirla y llevarla al caos. ■

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