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viernes, 26 abril, 2024
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“No vivo del aplauso”. El despertar de los trabajadores del arte y la cultura

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Por: MARTÍN LETECHIPIA ALVARADO* •

La subversión es la única posibilidad que existe de creación, es un espacio donde podemos colarnos en este mundo en el que tenemos todo prefabricado, en el que todo está diseñado incluso nuestro propio deseo; el capitalismo se ha apropiado de nuestros rituales mas íntimos, nos presenta un abanico de múltiples posibilidades y con esto tenemos la fantasía de que estamos ejercitando nuestra libertad y no es así, la libertad es la posibilidad de crear algo, no de elegir. Todo esto nos lo comparte Julieta Piasto Behar, profunda historiadora mexicana.

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La creación es el fuego de la libertad, por eso no podía ser para menos que en medio de esta pandemia, surgiera un movimiento nacional de artistas y creadores, que de manera novedosa, emprendiera una lucha enmarcada junto con la reciente lucha feminista, en lo que algunos han empezado a llamar la primavera mexicana.

La pandemia de COVID-19, ha sacado a la luz muchas cosas, ha derrumbado muchas prácticas institucionales y nos ha permitido ver una realidad plagada de injusticias y corrupción.

Birgitta Jonsdòttir, poeta y política islandesa dice: “las crisis son geniales, lo mejor que puede ocurrir, la única forma que mueve a unirse y pedir cambios” y esto es lo que está sucediendo precisamente en México, donde el gremio de artistas inicia desde el año pasado una organización para exigir que la secretaria de cultura federal, cumpliera con cientos de pagos pendientes; cuando la pandemia llego, la lucha alcanzo su cúspide y el gremio cultural, logro lo que parecía imposible, sentar a la mesa de negociaciones a todo el organigrama de funcionarios en materia cultural, incluso echar abajo medidas económicas que iban a perjudicar primeramente a la niñez.

El movimiento “NO VIVIMOS DEL APLAUSO”, es una agrupación abierta, ciudadana y apartidista que está dejando una gran lección y que está demostrando que la democracia representativa, la de partidos, se está agotando, que los representantes del ciudadano no tienen que ser políticos profesionales, que tenemos que ir hacia estructuras más pequeñas, que la sociedad necesita de artistas, visionarios, contadores de historias, académicos, ciber punkis y sobre todo de jóvenes, como bien anotara Jonsdòttir.

Lo que descubre el movimiento artístico, cuando su lucha se hizo acompañar de un abogado laborista, es el hecho de que la mayoría de los creadores desconocíamos nuestros derechos laborales, humanos y culturales; por décadas normalizamos de parte de las instituciones culturales EL MALTRATO, LAS MALAS PRACTICAS LABORALES, LA PRECARIZACION Y LA LABOR DE LOS FUNCIONARIOS INFUNCIONALES, y da la casualidad de que cuando se ejercen estas malas prácticas se está violando la ley y por lo tanto se puede penalizar la mala labor de las instituciones o los servidores públicos que las representan.

El movimiento está creando un nuevo paradigma, el de la bilateralidad ya que anteriormente la unilateralidad institucional imponía desde arriba programas, contrataciones, honorarios, condiciones de trabajo, apoyos discrecionales a sus allegados, todo esto en prejuicio no solo de los trabajadores del arte y la cultura sino del pueblo en general.

El movimiento no vivimos del aplauso está construyendo además un observatorio nacional, para vigilar las practicas institucionales a su vez está elaborando de manera colectiva incluyente y democrática un plan nacional de cultura.

Emilio Lomé, músico, escritor y destacado dirigente del movimiento, nos recuerda que los artistas en medio de esta pandemia somos la medicina no el virus; somos la medicina sociocultural, los arte-sanadores que hoy más que nunca necesita nuestro país por lo tanto queremos que nuestras demandas y propuestas sean tomadas en cuenta por todas las instituciones.

En Zacatecas, el movimiento “NO VIVIMOS DEL APLAUSO”, comenzó con mucho entusiasmo y esperanza, la posibilidad de que pueda generar cambios profundos, depende de la unidad, la creatividad, la inteligencia y la empatía entre sus miembros. Lo cierto es que un movimiento de esta naturaleza no se había vivido nunca, por todo esto seguramente ha despertado tanta simpatía y mucho más esperanza.

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