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viernes, 26 abril, 2024
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Paradoja y crisis

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

¿Por dónde empezar? Desde mi muy personal apreciación considero que la organización política que se supondría es quien sostiene a la actual administración: el partido del gobierno y en el gobierno, no es ni lo uno ni lo otro. O por lo menos no está a la altura de estas encomiendas. Tras el triunfo aplastante del 1° de julio del 2018, con el mayor presupuesto del financiamiento público para este año que los institutos políticos rivales desearían tener, navega en la paradoja y en una crisis. La editorial de La Jornada del 28 de enero atribuye esta situación a las ambiciones personales y las pugnas por el poder. Así seguirá hasta en tanto no defina si se mantiene como movimiento o muta a ser un partido regido por arbitraje del INE y el TEPJF. En meses pasados fracaso en su proceso electoral para elegir a los consejeros en todos los estados, mismos que conformarían los órganos de gobierno: Consejo nacional y comités estatales. La falta de una estructura y organización solidas a las que se agregó la ambición, el arribismo y oportunismo de los interesados por ganarse un espacio llevaron al traste este intento. A lo anterior agregaríamos que carece de padrones organizados y actualizados de militantes afiliados con derecho a elegir y ser votados. Las anomalías e irregularidades llevaron al TEPJF a ordenarle a los morenos reponer el proceso y no volver a emitir otra convocatoria de congreso hasta entonces se cuente con el padrón depurado en el que participen solo los afiliados debidamente acreditados. Esto es lo que hasta ahora no ha resuelto Morena. A la Polevnsky que de Secretaria brinco a Presidente nacional en sustitución de López Obrador después del triunfo de éste y responsable de acatar el mandato del Tribunal electoral le ha quedado grande el cargo. O es incapaz de reorganizar y definir el padrón de militantes o no le interesa hacerlo para seguir figurando en el cargo que provisionalmente ocupa. Mientras tanto la grilla no para. El domingo 28 de este enero el todavía partido del Presidente que ya una vez amago con abandonarlo si no se superaban las diferencias y conflictos internos, como parte de la paradoja y crisis en que vive amaneció con dos presidentes: la todavía reconocida formalmente por el INE, Yeidcol Polevnsky y el diputado zacatecano Alfonso Ramírez Cuellar, cercano a la aspirante y de quien se dice es la candidata oficial para ocupar la dirigencia nacional, Berha Lujan. Esto no deja de ser una anomalía paradójica reflejo de la cris por la que transita el partido en el poder. La elección de Ramírez Cuellar supuestamente se apoya en los estatutos que establecen que si la presidencia no convoca a un Congreso Nacional este puede tener lugar si la mayoría de los consejeros de los estados así lo determinan. Está por verse si el INE válida la elección del cargo provisional del político riogense otrora dirigente nacional del Barzón, que ganara notoriedad en el gobierno de Zedillo cuando irrumpió montado a caballo en el vestíbulo de San Lázaro.

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La crisis de Morena tiene que ver con el hecho de que el partido movimiento que es ha estado abanderado por un caudillo omnipresente que para ganar la presidencia lo pudo haber hecho con o sin el apoyo de su parido, dado que fue el aluvión del voto mayoritario quien le dio el triunfo. Dada su personalidad y su estilo personal de gobernar le da lo mismo gobernar con el o sin él. Da la impresión por momentos que parece estorbarle. Morena fue el salvoconducto legal para cubrir las formalidades. Su crisis se debe a la falta de crecimiento de todo instituto político bisoño, una crisis de definición y de identidad en cuanto a su naturaleza. Sus militantes se debaten entre dejar de ser un movimiento o en ser un partido con estructuras bien organizadas y regirse con las reglas, las obligaciones y beneficios que esto conlleva. No faltan quienes desearían navegar entre las dos aguas de ser un partido sin dejar de ser movimiento cercano al pueblo abanderando sus demandas más sentidas. Para superar la paradoja y salir de la crisis hacen falta nuevos y vigorosos liderazgos que se atrevan a romper con el cordón umbilical del gran elector o bien marchar como aliados en torno al presidente y un de un proyecto. Pero, cuál proyecto. ■

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