Dicen que la burra no era arisca, la hicieron. Ese dicho tan conocido por toda la sociedad mexicana, nos ilustra claramente y de la manera más exacta el por qué las y los zacatecanos no le creen a Benjamín Medrano las explicaciones que da respecto a la cancelación de la presentación de dos artistas en el multiforo de la FENAZA 2019. Simplemente no le creen al político priista por antecedentes personales y antecedentes del partido al que pertenece; el expresidente municipal de Fresnillo, carga una reputación algo lastimada, que tanto él como muchos otros políticos de distintas expresiones se han ganado a pulso. Es por ello, que, aunque Medrano se esmere por exhibir los contratos de Ricky Martin y de Ozuna, para de esa forma, lavarse las manos y decir que la cancelación de la presentación de dichos artistas se debió al incumplimiento de un tercero (la empresa), la sociedad zacatecana, al igual que la de otros Estados, no le creen ni una sola palabra al priista. En el sentir colectivo, nunca se contrató a Ricky Martin, ni tampoco a Ozuna, hicieron perdedizo el dinero, se lo clavaron, o lo utilizarán para tapar otros conceptos en otra área del Gobierno del Estado. Insisto, esto, no lo digo como una acusación, lamentablemente esta es la percepción de la ciudadanía zacatecana.
En todos lados pueden existir errores; siempre que se organiza algo como un evento o una fiesta, no falta que se nos haya olvidado preparar o comprar; algún platillo para disfrutar, los desechables, haber invitado a alguien, etc. siempre falta algo, ahora ¿imagínese organizar una Feria Nacional? Es lógico que en un evento de tal magnitud como lo es la FENAZA, haya fallas, incluso de tal grado grado como lo fue la cancelación de los dos artistas ya mencionados. Es por ello, que sí puede ser posible (insisto, puede ser posible) que a pesar de que el patronato de la Feria haya hecho un contrato para la presentación de algún artista, este no se presente. Pero la sociedad zacatecana aparte de pensar eso, valora a los responsables de la FENAZA y concluye lo siguiente: El mismo sujeto que dice que contrató al artista Ozuna, a pesar de que el propio artista lo niega; el mismo sujeto que dice que contrató a Ricky Martin, a pesar de que el artista dice que no le pagaron… es el mismo sujeto, que valiéndole un comino las necesidades del pueblo de Fresnillo, se compró una camioneta blindada de un costo de más de 2 millones de pesos con cargo al erario público; ese mismo funcionario priista, el que hoy pide la comprensión de la gente que vivió la desilusión de no poder ver a su artista favorito, es el mismo funcionario que hace un tiempo atrás decía que los hijos de las madres solteras serían futuros delincuentes; el que ahora implora a gritos credibilidad y hasta dice que va a presentar denuncias contra las empresas responsables de que los artistas no se presentaran, el mismo funcionario al que se le está acusando de triangular los recursos de la FENAZA 2019 de tal forma que se dificulta su transparencia. Toda esta valoración que hace la sociedad, se pone en la balanza y definitivamente las explicaciones de Medrano se quedan cortas.
Benjamín Medrano tiene mucho que explicarle a Zacatecas; no estamos hablando de unos cuantos miles de pesos los que se gastaron en vano, estamos hablando de 15 millones de pesos lo que costó la supuesta contratación de Ricky Martin, a esto súmele lo que haya cobrado el artista Ozuna, quien también no se presentó por ser inexistente el contrato. Como ya lo habíamos dicho en otra ocasión en este mismo espacio de opinión, son gastos innecesarios cuando existen muchas cosas prioritarias que atender por parte del Gobierno del Estado, es lamentable que además de que ese gasto haya representado un derroche, hasta el día de hoy ese dinero esté “perdido”. Aunque nada cambie en la percepción y la opinión pública, se tiene que transparentar el presupuesto de la FENAZA peso por peso, esta situación no puede culminar solo en declaraciones ambiguas, ni tampoco se le puede echar la bolita a los “empresarios”, para algo existe un responsable.
La credibilidad política no se construye ni se destruye de la noche a la mañana, ni la opinión pública tampoco cambia con una simple rueda de prensa. Al político se le etiqueta y se le juzga de manera negativa por su una forma de ser y por su comportamiento en los distintos cargos que ha tenido, por los negativos históricos que arrastra de manera personal, por el daño que le ha hecho su partido a la población; es por eso que un simple “error” lapida a los políticos que ya no tienen credibilidad ni respaldo social. Es inevitable que un político “opaco” sea juzgado duramente por el tribunal de la sociedad, que muchas veces es más duro que los tribunales judiciales. Algunos de esos políticos ya no les queda de otra más que buscar su retiro de la vida pública. ■
