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viernes, 26 abril, 2024
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Ex minero de Peñasquito continúa protesta; Godezac inicia diálogo pero no da respuestas

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

■ Este viernes Raúl Cardona Castillo dijo que iniciaría huelga de hambre

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■ Dice que está enfermo y ya no puede trabajar, porque a pesar de saber carpintería, los mareos son constantes seguidos del vómito y nada puede hacer

 

Las horas más largas son aquellas en las que transcurre la incertidumbre. Así han sido al menos las últimas de la familia de Raúl Cardona Castillo, minero veterano de 62 años que desde la primera hora del lunes pasado se plantó fuera de Palacio de Gobierno para exigir la mediación del Ejecutivo estatal para que la Minera Peñasquito le indemnice conforme a la ley, sus seis años de trabajo.

Con los ojos rojos, quizá por la falta de sueño, y la temperatura corporal más elevada de lo normal, así lo encontró su familia, que a temprana hora salió de La Noria (Noria de Ángeles) para venir a visitarlo justo el día que había anunciado se pondría en huelga de hambre, pero tras unos minutos de haberse intentado atar fuera de su tienda de campaña, personal de la Secretaría General de Gobierno salió para atenderlo, reunión que hasta la hora en que esto se redacta aún no había terminado.

Fuera del inmueble que alguna vez albergara el Hotel Francés, su hermano, esposa, hija, hijo y nietos lo esperaban con impaciencia. Para los niños la tienda de lucha se convirtió en un lugar para echar a volar la imaginación, para la esposa, el dormitorio del fastidio en el que la última semana don Raúl ha decidido pernoctar.

Ella le espera sentada a la sombra en la banca de la Catedral, con el rostro característico de la preocupación dormita utilizando su bolsa y su suéter a manera de almohada. A su lado, el hermano del manifestante duerme igual, a la espera de las noticias que vengan del interior de las salas burocráticas.

Mientras los niños corren y comen fritangas, la hija de Don Raúl cuenta que su padre era uno más de los mineros que martes con martes viajaba en camión desde Noria de Ángeles hasta el Peñasco, como le nombran a la mina de Mazapil. Sin embargo desde hace dos años los viajes pararon cuando por cuestiones de salud, el minero fue “echado” sin remunerarle bien.

Sí está enfermo dice y ya no puede trabajar, porque a pesar de saber carpintería, los mareos son constantes seguidos del vómito y no puede hacer nada. Y la vida se les ha ido en obtener préstamos monetarios mientras la empresa le paga lo que merece. Mientras platica, su madre despierta para asentir con la cabeza y la mano en la frente la situación insostenible.

“Han venido a buscarlo muchos periodistas hoy – dice-, pero ya lleva toda la mañana adentro y no nos dicen nada y se van”. Se levanta y va tras los niños que corren entre la sombra y el sol, mientras los otros miembros de la familia esperan, dormitan y guardan fuerzas porque en un país como México uno no es el que agota los recursos, sino los recursos son los que lo agotan a uno.

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