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viernes, 19 abril, 2024
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El monstruo y la arqueóloga

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Por: La Jornada Zacatecas •

(7 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)

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Había una vez un monstruo llamado “Trotulopa”, de la raza mounstrypaur, que vivía en una cueva desconocida en una parte de México; y ese monstruo era la combinación de un unicornio y un oso panda, que tenía mil años, y en 1545, al inicio de la Conquista, un español lo vio, se asustó, gritó y corrió a dar aviso a su ejército. Lo intentaron atrapar, pero no lo lograron, pues tenían otros intereses como la Conquista. En la actualidad, una arqueóloga muy reconocida llamada Perla Pérez, que estudió en la UNAM, de 35 años de edad, fue premiada al concluir su maestría con una beca para realizar una expedición a una cueva inexplorada en el norte de México. Al llegar, encontró restos de cultura prehispánica y también huellas de algún animal extraño, pues tenía forma de un trébol, lo cual generó curiosidad y asombro; siguió investigando y tomaba fotos y muestras de lo que encontraba. Un día por la mañana, explorando, vio la sombra del “Trotulopa” y se asustó al ver que la sombra era desconocida, sacó su cámara y le tomó una foto; con el flash vio al monstruo; asustada, quedó paralizada, y el monstruo le habló y la calmó; le dijo “no te haré daño”, y ella le respondió “yo tampoco te haré daño. Me llamo Perla, soy investigadora y recabo evidencia”. Entonces él le dijo que era el último de su raza mounstrypaur, que por favor no dijera de su existencia, que quitara la evidencia de su vida; no quería que lo encerraran en zoológico o lo trataran como un monstruo por como “Es” y no en “Por quién es”, su forma de ser (amable, amistoso y protector). Ella sintió confianza y le contó su historia de vida y al paso de los días surgió una amistad. El supervisor de la arqueóloga un día llegó sin aviso previo y vio al monstruo y a la arqueóloga, así que llamó a las autoridades para dar aviso de lo que vio. Las autoridades llegaron y lo atraparon. Después de dos días, Perla hackeó el sistema de seguridad y lo llevó a un lugar seguro donde no le hicieran daño los humanos, pues ella sabe que los humanos no saben tratar a los que son diferentes. Al despedirse, prometieron seguir con sus vidas y nunca se olvidaron.

 

Fin.

 

Autora: Tamara Hiriart Alanís

Edad: 9 años

Escuela Primaria “Felipe B. Berriozábal”

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