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viernes, 26 abril, 2024
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¿Por qué sí a la refinación?: las razones y los números

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

La teoría económica que piensa que la liberalización del comercio se convierte en factor de crecimiento económico de las naciones, hoy está en la basura. Primero, porque la idea original en Smith es posible, sí y sólo si se trata de economías con relaciones simétricas; y segundo, porque en caso de relaciones de dependencia, hay dos campos económicos que son muy sensibles y deben estar fuera de la contingencia que la teoría de las ventajas comparativas: el alimentario y el energético. Hacer depender a las naciones en alimentos y fuentes de energía, es colonizarlas completamente.

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México fue autosuficiente en semillas y fertilizantes, y ahora la dependencia en esos asuntos se ha convertido en un tema de seguridad nacional. En el momento que hicieron los cálculos del costo de la compra de ciertos alimentos contra su producción, resultó que era más barato comprarlos al extranjero que producirlos en el país; y eso llevó al gobierno a des-incentivar la producción y promocionar la importación de trigo, carne, hortalizas y hasta del maíz. Pero la historia se mueve y las condiciones cambian radicalmente. Y al poco tiempo los rusos deciden no vender su trigo, porque era vital para ellos conservar grandes cantidades por la incertidumbre que les generó los visibles cambios del clima. Y así, el desabasto de trigo condujo al aumento del precio. En suma, la teoría original de las ventajas comparativas se fue al caño de la desesperación nacional. Algo parecido sucede con los energéticos.

Sin embargo, debemos decirlo: no sólo son apreciaciones teóricas, sino intereses ardiendo en el Estado Ocupado que hoy tenemos. ¿Cómo fue que a partir de los 90’s se decidió olvidar la refinación y la producción de gasolinas cuando se tenía la capacidad para hacerlo? Ahora se importa el 68 % de la gasolina que consumimos, al mismo tiempo que refinamos sólo el 40% del petróleo que producimos. Así, exportamos el 60 por ciento del petróleo y luego importamos el 68 % de las gasolinas. Parecido al Atún, que lo exportamos ‘en pie’ y lo importamos en lata. La diferencia en la agregación del valor es la diferencia de costos que pagamos.

Vemos que no es un asunto sólo de teorías, sino de conflicto de intereses. Ahora Pemex tiene una deuda de 106 mil millones de dólares, cuando en el año anterior al arribo de Fox debía sólo 500 millones. En dos sexenios creció la deuda a 50 mil millones de dólares, y en el sexenio de Peña ascendió a lo doble (los 106 actuales). Y eso fue en los años dorados de Canterell, donde en barril llegó a los 100 dólares y la producción rebasó los 3.2 millones de barriles diarios. ¿Cómo ocurrió el aumento estratosférico de deuda en medio de una montaña de millones de dólares? Y en esos tres sexenios resultó que México quedó con 6 refinerías operando al 30% de su capacidad total. Nadie puede explicar este fenómeno sin atender al cruce de intereses entre las grandes transnacionales y los operarios del gobierno federal en turno.

Ahora que las gasolinas se fueron a las nubes, observo cómo se combate el objetivo de la autosuficiencia en gasolinas. Pero no se logra demostrar por qué no es deseable dicha autosuficiencia, de llegar en 3 años a la independencia de esos energéticos. Lo cual significa rehabilitar las 6 refinerías actuales y (anuncia el nuevo gobierno) la construcción en los mismos 3 años de una nueva refinería (Dos Bocas). Lo cual implicaría una inversión que es (eso es cierto) enorme. La nueva refinería costaría 160 mil millones de pesos (8 mil millones de dólares). Si los planes se cumplen según lo proyectado, la rehabilitación de las 6 refinerías producirían 600 mil barriles de gasolina diarios; y con la nueva, la cantidad ascendería a 781 mil bpd. (con cantidades cercanas en el caso de diésel). La ventaja, de lograrlo, sería muy importante. En ahorro y soberanía política.

Pero no será nada fácil. La deuda de Pemex es exorbitante y el costo del servicio de esa deuda es impagable. La deuda equivale al 80 por ciento del presupuesto nacional de un año. Llevar a cabo la rehabilitación de la refinación al mismo tiempo que atender los servicios de la enrome deuda es algo muuuuuy difícil. Se calcula que para el 2023 se estarían pagando 28 mil millones de intereses. Y si las calificadoras declaran que México no es seguro para invertir, entonces los intereses subirán, lo cual hará la deuda más pesada. Pero de lograrse, será un triunfo histórico. Yo estoy de acuerdo en la visión tanto de la soberanía energética y como de la soberanía alimentaria, expresadas en el Plan Nacional de Desarrollo. Pero también soy consciente del reto que esto implica. Se puede perder. Pero el riesgo vale la pena. Sin embargo, hay un tema que sigue en el vacío: el impuesto al Capital. ¿Cómo financiar toda la inversión en energía y gasto social y liberar a Pemex del 60 % de impuesto (y derechos) que ahora paga, con el actual esquema hacendario? Hay dudas e incertidumbres, pero el proyecto de la autosuficiencia energética (y alimentaria) creo que debemos apoyarlo.

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