■ Opina que ese aspecto no garantiza que haya una transformación profunda
■ Considera que dar marcha atrás a la Reforma Educativa sólo ha alcanzado “un llamado a misa”, sin que haya en los hechos alguna iniciativa legislativa
El primer discurso de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República representó muchas de las demandas sociales, pero la integración de su gabinete y la presencia de personajes “siniestros” no garantizan que haya una transformación profunda, opinó Marcelino Rodarte Hernández, dirigente de la disidencia magisterial en la sección 58 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
En ese sentido, dijo que en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) “nos mantenemos con escepticismo, porque lo que él lo que propone con buena voluntad, implicará un trabajo muy arduo y no será sencillo porque los enemigos son los grandes ricos en el mundo y no van a permitir perder todo su poderío”.
“Creemos en el discurso, lo aplaudimos, pero no vemos que va a ser tan sencillo. En lo que respecta a la Reforma Educativa dijo que se daría marcha atrás, pero lo único que se ha alcanzado es un llamado a misa, sin que haya en los hechos alguna iniciativa legislativa”, agregó.
Además, cuestionó que, en caso que sí haya la intención de derogar la Reforma Educativa, no se ha definido una nueva política que la supla, mientras que tampoco hay certeza sobre el proceso de ingreso y la promoción, mismos que se habían realizado mediante la evaluación.
Es decir, no hay claridad sobre los procesos para ingresar al servicio profesional docentes para ocupar algún cargo directivo en escuelas, los cuales deberán diseñarse en lugar de los mecanismos que aún establece la reforma.
Rodarte Hernández recordó que, aún en campaña, la CNTE se reunió con López Obrador, a quien le solicitaron que se considere una iniciativa de Ley de Educación que se elaboró por esa organización en los últimos cinco años.
En el tema sindical, consideró que la CNTE no está dispuesta a corporativizarse como lo hizo el SNTE con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y entonces “nos queda la tarea de cómo transitar la democracia sindical y mantener la autonomía”.
Sin embargo, refirió que López Obrador se ha reunido con las fracciones “charras” e incluso la liberación de Elba Esther Gordillo “fue una jugada política donde él tuvo una participación directa y aceptarla y que regrese al gremio son pasos para atrás, no hay avance para nada”.
Manifestó entonces que la democratización del SNTE será complicada, porque en este momento “ellos aplauden más a Andrés Manuel más que nosotros que siempre hemos estado en la izquierda y coincidiendo con su proyecto”.
Rodarte Hernández señaló que López Obrador tuvo que acordar con ciertos grupos de poder para alcanzar la presidencia, entre ellos a un sector del SNTE, por lo que “los personajes contra los que vamos son los mismos, con los mismos vicios, con las mismas mañas”.
Reiteró entonces que el pronunciamiento del presidente es claro y era lo que se esperaba, pero la transformación que se requiere no se logra con un discurso o en seis meses, sino que ello dependerá de la sociedad organizada.
