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viernes, 29 marzo, 2024
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The Haunting of Hill House: memorias y fantasmas del pasado

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 359 / SeriesTV

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Basada libremente en la novela homónima de Shirley Jackson, The Haunting of Hill House (2018), serie original de Netflix, adapta a los tiempos modernos la historia de una mansión de más de ochenta años que se encuentra habitada por entidades sobrenaturales de épocas pasadas. A lo largo de diez episodios conocemos a los cinco hermanos de la familia Crain, quienes después de haber vivido gran parte de su infancia en dicha mansión deberán enfrentar el pasado que vivieron en la terrible casa y resignarse ante el vínculo inherente y las memorias que mantienen dentro de sus terroríficas habitaciones.

Dirigida con enorme maestría por Mike Flanagan (Oculus, Hush, Gerald’s Game), el realizador estructura la serie con ingenio y creatividad al dividir la narración entre dos etapas de la familia Crain. A manera de introducción, en los primeros episodios de la serie conocemos a los personajes en su adultez como almas atormentadas intentando encontrar la manera de lidiar con los eventos que tomaron lugar en Hill House años atrás, y que marcaron a todos y cada uno de manera profunda y psicológica. Cada capítulo se enfoca en uno de los miembros de la familia, y paulatinamente para analizar sus dolencias y problemas en la actualidad muestra los momentos que pasaron como niños en la que en la historia es conocida como una de las casas más embrujadas del mundo.

En esencia, la mayor fortaleza de la serie está en la técnica de Flanagan y los escritores para generar horror de manera orgánica dentro de una dinámica emocional que nace a través de personajes bien construidos y definidos con los que como espectadores nos logramos identificar. En el imaginario de las historias de fantasmas, todas tienen que ver con emociones que todos conocemos y que de alguna manera están relacionadas con las pesadillas y los horrores de la muerte, el duelo y la pérdida. A lo largo de toda la serie, pero de manera específica en el quinto episodio, Flanagan plasma el dolor de la memoria y de los fantasmas del pasado a través de sus personajes, abrumados emocionalmente y atormentados cada noche sin poder levantarse de su cama a causa de los recuerdos.

En términos de lenguaje visual, el realizador logra con un gran dinamismo y ritmo incorporar pasado y presente dentro de una narrativa constante, donde cada escena y salto de tiempo se relaciona directamente con la otra. Como claro ejemplo a dicha estructura está el sexto episodio, el cual compuesto de tan solo cinco tomas a manera de plano secuencia (cada una de diez o más minutos de duración) reúne a los hermanos como resultado de su precaria situación como adultos y jóvenes, y donde las emociones son tan palpables que funden pasado y presente como un gran todo. La técnica se vuelve más evidente en dicho episodio pero está presente a lo largo de toda la serie, en la manera en la que los personajes son enfocados como jóvenes temerosos en los enormes pasillos de la mansión, y como adultos confundidos ante los horrores y las injusticias del mundo real. Y dentro del encuadre de aparente normalidad, aparece algo que no debería estar ahí; una sombra en el fondo de la habitación, un rostro vigilando desde la oscuridad, una puerta que se abre por sí sola, el sonido de un rasguño en la pared. El temor de los protagonistas de mirar hacia atrás y reencontrarse con los horrores del pasado que hablan sobre una verdad sobre sí mismos que a veces es mejor no conocer.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_issuu-359

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