Tiene potencial para incorporar otras manifestaciones que aporten: Carmen Reyes
Carece de estrategias para convocar a las personas que no se moverían de su hogar porque hacerlo les implica un gasto y/o un esfuerzo extra, opina gestora cultural
María del Carmen Reyes García, gestora cultural de Finestra, calificó positivamente la reciente emisión del Festival Cultural Zacatecas del Folclor Internacional “Gustavo Vaquera Contreras”, al que se agregaron mesas sobre literatura y oralidad de culturas originarias de México, y del que dijo, tiene aún potencial para incorporar otras manifestaciones que abonen a este, que es “un ejercicio de respeto a la otredad”, además, bien recibido por el público zacatecano.
“Las personas que asisten a este festival tiene una mejor predisposición a lo que se les muestra (…) les gusta ver su propia identidad en cuanto a manifestaciones dancísticas y conocer las de otros países”.
Opinó sobre el cambio de gestión que ha incorporado al evento otras expresiones del folclor y la tradición cultural de los pueblos, como la gastronomía, la música, la artesanía, y este año la tradición oral y literaria de pueblos originarios, que es un “esfuerzo por dinamizar la gestión, crear productos culturales y públicos nuevos”.
Esto último que se logra sensibilizándolos paulatinamente, y ya que son sectores de audiencias distintas, también son diferenciadas las convocatorias que se logran para cada propuesta, no siempre y necesariamente masivas.
“La estrategia de creación de públicos está en eso, que la gente empiece a reconocer que las tradiciones habitan entre ellos” y les dan identidad.
“Eso es lo que tiene de bonito el Festival del Folclor, no es lo que les van a traer a un escenario sino que ellos se identifiquen e identifiquen al otro, se puede hacer como un ejercicio de respeto hacia la otredad que es lo que más necesitamos precisamente, es cuando se entiende porqué comen o visten de una manera distinta a la de nosotros”.
No obstante, el hecho de que el evento haya transcurrido al tiempo en que se suscitaron una serie de hechos violentos que consternaron a la opinión pública local es un indicador de descomposición social.
Dijo en específico sobre el caso de San Juana, quien fuera víctima de feminicidio, “que el que una niña sea secuestrada y violentada, y aventada en su mismo entorno social, cultural, habla de una sociedad que ha sido desgastada, que ha perdido valores; la noción de proteger al niño de la comunidad aunque no sea tu hijo”.
Esto denota que “como sociedad estamos fallando y eso no lo arreglan más pistolas ni más patrullas es algo que va más allá también de colocar más cámaras”, pues en su opinión esto solo hace “que se vayan a buscar espacios alternativos para seguir practicando lo que en el fondo se tiene”.
Expuso que para enfrentar la violencia hay que abonarle a la educación, la cultura, la salud, puesto que es una manifestación del estrés cotidiano de un sector de la población que no tiene aseguradas sus necesidades básicas.
“Son personas que no tienen la alimentación, segura, trabajo seguro, prestaciones, seguridad de jubilación, toda esta situación que se vuelve un estrés cotidiano”.
Y así como las posibilidades de acceso a la información aumentan para unos temas, lo hacen para otros, también para las redes de delincuencia, dijo.
“No se trata de decir, la familia tiene la culpa, creo que somos todos y por eso se vuelve tan complicado y tan difícil de buscar la solución ¿Entonces qué decimos, más cultura, menos cultura, más armas, más escuelas? Creo que debe ser un proyecto polifacético interinstitucional y continuado, que muestre indicadores; un antes y un después”, trascendiendo gobiernos.
Agregó ahora respecto de las obras de intervención en las calles del centro histórico, que hicieron transitar a propios y extraños entre zanjas y maquinaria, que desvirtuaron el trabajo de las demás instancias organizadoras del evento, pero además, que ha faltado al ayuntamiento de la capital una estrategia de comunicación que explique los beneficios de los trabajos, pero también su cumplimiento en los plazos previstos para su realización.
Destacó también que la inversión en cultura dinamiza el resto de las economías, algo que comúnmente no se toma en cuenta al considerársele un gasto.
En el caso de temas de cultura tradicional existe una relación directa con la promoción del consumo cotidiano de artesanías que todavía se incorporan a la vida cotidiana como objetos utilitarios en los hogares de México, lo que favorece la economía de los quienes hacen ollas, servilletas, molcajetes, sillas, pero también comida, producen literatura o promueven la cultura oral, etc.
Al respecto precisó con los datos más recientes del Inegi, del 2015, que el 2.9 por ciento del Producto Interno Bruto del país proviene del área de cultura y de este, el 41.2 por ciento proviene del apartado de cultura tradicional.
“Es decir, tiene mayor peso económico en cuanto a generación de empleos, producción, fabricación, esta cultura tradicional, entonces sí deben tomar las autoridades conciencia” al respecto.
La promoción de las manifestaciones culturales tradicionales, también observó, “debe ser un trabajo continuado el resto del año por las instancias” que se convocan para la realización del Festival del Folclor, llámese IZC, Turismo o Secretaría de Economía.
Agregó que la difusión del evento aumentó, pero todavía se centró en invitar “sólo al espectáculo”, y por tanto carece de estrategias para convocar a las personas que no se moverían de su hogar porque hacerlo les implica un gasto y/o un esfuerzo extra, por ello aunque el Sizart hizo transmisiones de los eventos, falta su incorporación en estaciones de teletransmisión privadas para llegar a estos sectores y por tanto un esfuerzo que las involucre a colaborar en ello.
