Del total, 70% son consorcios extranjeros, explica Arturo Burnes Ortiz
Por parte de empresas nacionales participan Frisco, Grupo Peñoles y Grupo México, pertenecientes a los multimillonarios Carlos Slim, Alberto Bailléres y Germán Larrea
Dieron paso al modelo de reestructuración, basado en la economía de escala; la relación del valor total producido que queda aquí no corresponde con la riqueza que es exportada
Para el investigador de la Unidad Académica de Economía de la UAZ, Arturo Burnes Ortiz, Zacatecas tiene una gran paradoja histórica, por un lado el estado es muy rico en minerales, en un 80 por ciento de su territorio de acuerdo con el Servicio Geológico Minero, pero por el otro lado esa potencialidad es precisamente para el capital minero reestructurado que ha permitido que las grandes empresas mineras se apropien de esa riqueza pero a gran escala.
Esto ha sucedido, dijo Burnes Ortiz, desde que el viejo método minero tradicional desapareció y dio paso al método basado en economías de escala en el que hubo una reestructuración que permitió que a partir de los años 80 se modificara la fuerza de trabajo y entraran los grandes consorcios a apropiarse de las minas, a tal grado que en la actualidad solamente cinco compañías controlan el 90 por ciento de la producción minera en Zacatecas. De ese 90 por ciento, el 70 son consorcios extranjeros, mientras que los nacionales están manos de Frisco, Grupo Peñoles y Grupo México, pertenecientes a los multimillonarios mexicanos Carlos Slim, Alberto Bailléres y Germán Larrea Mota, respectivamente.
Estos grandes consorcios vinieron a terminar con el método tradicional de la minería, el cual duró cuatro siglos, y que tenía una relación intersectorial, más dinámica con la economía regional a nivel de caminos, transportes, fuerza de trabajo y mano de obra, creando ciudades dinámicas con riqueza, para dar paso al modelo de reestructuración, basado en la economía de escala en el que las mineras y no se relacionan con las regiones y mucho menos tienen efectos intersectoriales respecto a la materia prima que extraen, y que a pesar de que exista un Clúster Minero, la relación del valor total producido que queda aquí no corresponde con esa riqueza que es exportada, explicó el académico.
De esta situación, detalló Burnes Ortiz, ha surgido lo que se conoce como las “cuatro D” relacionadas al factor extractivo que son: la descapitalización de un recurso que es patrimonio de la nación y que se relaciona con las concesiones dadas por el gobierno a las megamineras, que de acuerdo con la Secretaría de Economía, para 2010 la tercera parte del territorio zacatecano estaba concesionado.
La segunda “D” refiere a la desnacionalización, pues la riqueza potencialmente invertible en el territorio nacional toma los caminos de la frontera y los puertos y no dinamiza sino que se desnacionaliza. Mientras que la tercera es la del deterioro de los términos de intercambio, es decir, cuando solamente se basa en la extracción y se exportan concentrados y materias primas sin llegar al proceso completo y por lo tanto deteriora la región.
Y la última “D”, expuso Burnes Ortiz, es la del despojo, porque los posesionarios originales de la tierra son los campesinos y comuneros que han sido víctimas de una ley minera y sobre todo del “lesivo” artículo 6 que estipula que la minería es una actividad preferencial sobre todas las demás y que puede ser explotada la tierra por causa de interés público, y que los impuestos, además, son del ámbito federal dejando en una asimetría desfavorable a la comunidad, por eso, reiteró, se habla del despojo.
Finalmente, el investigador universitario aseveró que el tema de la minería es muy complejo, que no admite explicaciones rápidas, que no es de una cuestión irreductible, sino que es necesario preguntarse ¿minería para qué, para quién? y ¿si hay desarrollo humano en aquellas comunidades donde se asienta la explotación minera o simplemente lo que se hace es un saqueo?
