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viernes, 29 marzo, 2024
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La RE y el juego de El Peje

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En pleno sopor o jolgorio navideño, según sea el caso, Andrés Manuel López Obrador, también conocido como El Peje sorprendió con una más de sus declaraciones. Al ser el precandidato activo que marca la hasta ahora escuálida agenda con sus propuestas a las que sus adversarios se sujetan en un plano reactivo, respondiendo lo que se le ocurre decir para contradecirlo y bajarle popularidad. Es justo por eso que la atención está puesta en él. Disparates, locuras u ocurrencias lo acusan de decir sus adversarios. Más correcto es llamar a sus provocaciones despropósitos en el sentido no tanto porque no tengan pizca de razón, que en ocasiones es mucha la que tiene y lo que dice solo que no conviene a quienes perjudica con sus dichos, sino porque se expresa con el lenguaje de los políticos a base de contrasentidos. Decir una cosa y hacer lo contrario. Declaraciones que lanza con jiribilla como quien blofea. Provocaciones en ocasiones, pero, que muchas de ellas son jugadas de varias bandas. Tal puede ser el caso del pronunciamiento que hiciera en la última semana el año viejo recogido por La Jornada, en el sentido de que de ganar la presidencia echaría abajo la Reforma educativa (RE). Que haga lo anterior de ganar el tabasqueño, es relativo. Propondría una reforma a la Reforma, pero de echarla abajo no sería fácil en virtud de la alta aceptación y consenso que tiene de ella la sociedad y en particular los padres de los alumnos porque la educación de sus hijos sea de mayor calidad. Esto no se logra desde la inanición. Tal pronunciamiento, y es aquí en donde se debe ver como una jugada de varias bandas, busca congraciarse el apoyo de la CNTE y de aquellos maestros inconformes e insumisos con los cambios que ha traído la LSPD, instrumento de la Reforma con el que a partir de una evaluación que lo mismo premia que castiga tiene por propósito depurar las filas magisteriales y disciplinar a los docentes, manteniendo en el servicio a los sumisos y expulsando a los desobedientes. Pronunciarse en campaña contra la RE es un ardid para ganar la simpatía y el apoyo de los disidentes y de los padres y vecinos de las comunidades educativas con las que interactúan los educadores, sobre todo los de la franja del núcleo duro de la CNTE como lo es el sur y sureste mexicano, la macro región del México profundo en donde estados como Veracruz, Oaxaca y Chiapas están entre los que cuentan con padrones electorales altos.
Como podría esperarse la reacción vino del PRI en voz del mismo secretario de Educación. El hidrocálido Otto Granados Roldán no encontró un calificativo más fácil dirigido “al precandidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, luego que éste reiterara que de ganar la elección en julio próximo echaría abajo la reforma educativa” (La Jornada, 31/12/2017) que llamarlo “orate”. Calificativo al que agregó otros al señalar: “¿Es posible debatir con un orate? ¿Y así sueña con ser una opción? Más allá de sus problemas de senilidad y salud mental, le faltan ideas, argumentos, razones, hechos, datos duros y verificables, le sobra demagogia, falsedad e inmoralidad”.
Más allá del celo con el que el sustituto del niño Ñoño defienda su ministerio, su patrón superior lo han mandado a golpear al presidenciable puntero haciendo el papel que debería de jugar su exjefe inmediato.
La compleja realidad educativa mexicana no se reduce al ámbito de la evaluación bajo la supuesta premisa de que se saldrá de la crisis escogiendo a quienes aprueban con el mayor número de reactivos los exámenes. Son muchos los factores que están en juego, partiendo de la formación inicial en las normales e instituciones pedagógicas formadoras de docentes, seguido de su actualización y capacitación permanentes.
La reforma educativa en curso con un nuevo modelo y enfoque ya anunciado que se resume en que los alumnos en lugar de repetir, piensen lo que aprendan, más allá de su cara laboral y administrativa que hasta ahora le hemos visto, comenzara a operarse con el inicio del ciclo escolar 2018-2019 cuando se le estén cantando las golondrinas a su impulsor. Para entonces de no salir con su domingo siete el sistema e instrumente un fraude, probablemente haya un nuevo presidente de la república antisistema. Dicha reforma arrancara con el piso en cuanto a la infraestructura de recursos humanos en el nivel básico de 25.6 millones de alumnos de los cuales aparecen actualmente inscritos 5 millones en preescolar, 14 en primaria y 6.5 en secundaria. Estos pupilos serán atendidos por 1.2 millones de maestros más o menos según la fluctuación que se registre en el número de plazas y contratos disponibles. Los mentores se distribuyen también con algunas variaciones con respecto a los registrados en el actual ciclo escolar de la siguiente forma: 570 mil en primaria, 236 en preescolar y 405 mil en secundaria. Universo de estudiantes y mentores que han estado asistiendo a 224 mil planteles de los cuales 88 mil son jardines de niños, 96 mil escuelas primarias y 39 mil secundarias (información de Reforma, 8/01/2018). Tal es el universo macro que tiene por destinatarios la reforma educativa.
El éxito o fracaso de la RE de Peña Nieto dependerá con el tiempo, de lo acertado o equivocado que estén los lineamientos de la OCDE quien finalmente fue quien la impuso como una receta más sin que se hiciera un diagnostico objetivo y cercano al perfil y cultura pedagógica del docente mexicano y a las condiciones socioeconómicas del país, así como características de los establecimientos escolares que los censos lo más que hacen es descubrir las miserias, pero lo que urge son las soluciones eficaces. Lo que se consigue con aceradas políticas públicas.

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