Las últimas encuestas dicen que Andrés Manuel tiene una ventaja superior a los 10 puntos sobre Meade y Anaya. Es una diferencia importante, pero lo más interesante es que López Obrador está comportándose como si esa diferencia no existiera, el candidato de morena ha realizado la mejor precampaña de los candidatos presidenciales, el tabasqueño ha fijado la agenda política de las últimas semanas, propone, debate y sigue recorriendo al país a un ritmo vertiginoso.
Andrés Manuel ya presentó a las personas que integrarían su gabinete, ya conformó un grupo de especialistas para construir una propuesta de seguridad, ya fijó los primeros 50 puntos de su proyecto de nación y ya definió las primeras candidaturas de los Gobernadores y Senadores que se van a elegir este año.
A diferencia del 2006 –cuando también encabezaba las preferencias- en esta ocasión, el tabasqueño no se está guardando nada, por el contrario, desde el primer minuto se ha lanzado al ruedo con todas sus fuerzas para convencer a los ciudadanos de que puede encabezar un cambio para el país.
Pero además de fijar agenda, Andrés Manuel ha realizado alianzas estratégicas con sectores que siempre habían estado lejos de su proyecto, lo más interesante es que el tabasqueño no ha sacrificado su programa de Gobierno para sumar a estos grupos, por ejemplo se puede citar la alianza con el PES, que se unió a morena sin sacrificar la agenda en pro de los derechos de la comunidad gay.
Andrés está acordando con grupos muy diversos pero sin moverse un milímetro en su programa político, el peje no se está guardando nada porque sabe que esta es la última oportunidad que tiene para convencer a la gente de que su proyecto de nación es viable para el país.
En 2006 Andrés Manuel se pasó de cauteloso, le dejó toda la cancha a Felipe Calderón, el panista se acercó en las encuestas y en la recta final Andrés Manuel volvió a tomar una ventaja que no fue suficiente para impedir el fraude.
En 2012 Andrés Manuel salió de muy atrás, hizo una campaña interesante y cuando estaba a punto de rebasar a Peña Nieto, se dio por vencido, habló de fraude y abandonó su campaña en las ciudades para concentrarse en las áreas rurales y volver a perder la elección.
Ahora López Obrador no se ha regalado ningún margen para el error, está reforzando las áreas rurales, pero no deja de hablarle a las clases medias, ya entendió serán ellos los que pueden llevarlo a la Presidencia.
López Obrador se ve como un ganador, habla como un ganador, acuerda como un ganador, fija la agenda como un ganador y si continua por ese camino, será el ganador de las elecciones. Andrés Manuel siempre ha tenido un carácter fuerte y obstinado, pero los errores del pasado le han servido para dominarse.
La elección apenas comienza, pero el panorama es inmejorable: Andres Manuel quiere ganar y lo demuestra a cada paso, Meade no acaba de convencer a los suyos y Ricardo Anaya sigue extraviado y parece que sus aliados están tan ocupados peleando por posiciones, que lo han dejado solo.
Todavía falta muchísimo para conocer el desenlace de este elección, pero la precampaña ya la ganó Andrés Manuel y por goleada, pero lo más importante es que el tabasqueño ya ha mandado el mensaje adecuado: No quiere historia, quiere ganar para aplicar su programa de gobierno y no quiere ser un mártir de la democracia, quiere ser un buen presidente.
