Poco a poco, el país se adentra en el proceso electoral que llegará a su punto culminante el día 1 de julio de 2018, día de la jornada electoral. Por lo pronto, el 4 de diciembre próximo terminará el plazo para la obtención de firmas de apoyo ciudadano para candidaturas independientes de diputados federales, y el 8 de enero de 2018 lo hará el plazo para el trabajo de quienes aspiran a las candidaturas independientes de senadores, mientras que los aspirantes a candidatos a la presidencia terminarán el 6 de febrero del mismo año. El 14 de diciembre, dentro de 20 días, será el inicio de precampañas al interior de los partidos, ejercicio que terminará el 11 de febrero. Paralelamente, los partidos políticos y coaliciones tendrán un mes, del 15 de enero hasta el 15 de febrero, para registrar sus plataformas electorales. De 11 al 29 de marzo se realizará la recepción de las solicitudes de registro de las candidaturas de los ganadores de las precampañas. Además, en este periodo el INE revisa que las candidaturas cumplan con los requisitos legales, de manera que todo esté listo para que un día después, el 30 de marzo inicien las campañas electorales, las que finalizarán el 27 de junio.
Por lo pronto, parece evidente que quienes aspiran a las candidaturas independientes para la presidencia de la república no están conmoviendo mayormente al electorado y se están orientando a contratar promotores a destajo, que recaben firmas por una cantidad que va desde 10 hasta 30 pesos por persona que convenzan. Todo indica que será muy difícil que logren la competitividad que esperaban. Y lo mismo ocurre con los aspirantes a los demás cargos, salvo excepciones destacadas como la del diputado local de Jalisco, Pedro Kumamoto, quien ahora pretende representar a esa entidad en el Senado de la República. Claro que todavía es posible que emerjan fuertes aspirantes independientes a los cargos locales que serán electos el mismo día 1 de julio del año próximo. Si así fuera, se acreditaría que esa modalidad es muy pertinente cuando están en juego cargos de elección en territorios locales, como estados y municipios, además de diputados locales.
Un caso digno de mencionarse es el de Enrique Alfaro, presidente municipal de Guadalajara por el Partido Movimiento Ciudadano (PMC), que al parecer es el más fuerte contendiente a la gubernatura de Jalisco, pero que ha manifestado dudas de presentarse como candidato del PAN y del PRD, aliados en el Frente Ciudadano del partido que puso a su disposición su registro para ganar Guadalajara. El tema es relevante porque Jalisco y Alfaro representan una proporción importante de los votos que el PMC podría aportar al Frente Ciudadano, coalición que hoy por hoy se debate en la incertidumbre sobre las reacciones que provocarán las muy seguras candidaturas de Ricardo Anaya y Alejandra Barrales a la presidencia y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, respectivamente. No es nada descabellado que ni Mancera ni Moreno Ovalle, ni fuerzas importantes en el PAN y el PRD, decidan hacerse a un lado para esperar que con el avance del proceso queden en evidencia las potencialidades reales de los contendientes y, tomar decisiones en favor de quien tenga más posibilidades de ganar el premio mayor en esta contienda.
En el campo del oficialismo, cabe señalar que el presidente Peña Nieto logró reconstituir las condiciones políticas para que, en su carácter de presidente en funciones, el partido se discipline a su designación del candidato a presidente y a las gubernaturas. Los amagos que ha publicado la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, no parecen levantar olas de significación, pero de lo que si existen elementos es para suponer que será muy difícil que la marca PRI logre la fortaleza de hace 6 años. Todas las encuestas lo colocan en un lejano tercer lugar.
Por su parte, la semana anterior Morena abrió la posibilidad de lograr acercamientos con nuevas fuerzas al declarar que el proyecto programático presentado el pasado 20 de noviembre en el Auditorio Nacional está a discusión y admite modificaciones, lo que puede redundar en un fortalecimiento de la muy probable candidatura de su presidente nacional. En pocos días veremos el resultado de esa muestra de apertura. Y también veremos si logra superar sin grandes daños, el reto de la designación de las candidaturas a legisladores federales y a los numerosos cargos locales sometidos a elección. Si bien todos los partidos enfrentan ese mismo reto, está por verse si Morena logra dar pasos, así sean pequeños, en el camino de empoderar a sus afiliados, lo que en verdad convertiría a Morena en una esperanza para la regeneración urgente de todo el sistema de partidos políticos, regeneración que obligatoriamente pasa por la participación intensa de los afiliados en la vida interna y hacia fuera de todos los partidos. Pronto lo veremos.
