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sábado, 20 abril, 2024
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La curaduría participativa, una alternativa para hacer exposiciones atractivas

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Por: Violeta Tavizón •

La Gualdra 317 / El Templo de las Musas / Arte

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Actualmente la museología está tomando distintas vertientes respecto a cómo deben de hacerse las exposiciones. En este sentido existe por ejemplo la teoría del campo expandido, que a pesar de haber nacido en la década de 1970, aún está en auge ya que este tipo de curadurías se hace seleccionando objetos de distintos tipos, utilizando diversos recursos del ámbito de las bellas artes para que se materialice el proyecto. De ahí que para un tema, se eligen pinturas, esculturas, grabado, instalaciones, performance y música, por citar un ejemplo. El objetivo de esta teoría es expandirse más allá de la técnica sin perder el hilo de la temática.

Por otra parte, existe la museología crítica que tiene por misión la provocación y la reflexión. Para esta teoría museológica, el museo es un espacio de intercambio, en los que se exhiben conflictos que pueden o no llegar a resolverse. Estos museos tienen un papel social y trabajan muy de cerca con temas vinculados con la comunidad en la que se encuentran. La posición revisionista y reflexiva de este tipo de curadurías críticas llega a ser en ocasiones controversial, ya que toca las fibras más delicadas de una sociedad, de un país o de un grupo político.

Siguiendo con estas nuevas tendencias, ahondaremos brevemente en la curaduría participativa ya que muchos museos alrededor del mundo están haciendo curadurías de este tipo con la intención de cambiar el discurso tradicional y hacer algo que realmente sea atractivo e interesante para la comunidad o para un tipo de público en específico.

Nina Simon es una joven directora del Museo de Santa Cruz en California y está abriendo brecha en el campo de la curaduría participativa ya que es de las pocas personas que han producido textos que pueden servir de guía a quienes queremos adentrarnos en esta innovadora tendencia. En su libro The participatory museum, Nina responde a la primera pregunta que a cualquiera de nosotros se nos puede ocurrir: ¿Por qué un museo tiene que ser participativo?, actualmente el museo es una institución cultural en la que los visitantes pueden crear, compartir y conectar.

Con “crear” se refiere a que el visitante puede contribuir con sus ideas, objetos o expresiones creativas; “compartir” se vincula con la discusión (el diálogo) que las personas pueden entablar como resultado de una exposición, llevarse esas ideas a casa, y reinterpretarlas bajo su propio juicio; y finalmente “conectar” significa que el visitante en el espacio de exhibición socialice con otras personas, o que el personal socialice con el público.

Es así como el museo enfrenta nuevos retos, por medio de sus exposiciones tiene que cambiar pensamientos que en muchos de los visitantes son universales y se repiten en cada institución, como por ejemplo: “las instituciones culturales son irrelevantes en mi vida”, “la institución nunca cambia”, “la mirada autoritaria de la institución cultural no incluye mi punto de vista o me da un contexto para entender lo que presenta”, “la institución no es un espacio creativo donde pueda expresarme y contribuir a la historia, ciencia o arte”, y por último “la institución no es un espacio confortante en el que me sienta libre de hablar sobre mis ideas, con mis amigos o con extraños”.

Para el curador que quiere adentrarse en la curaduría participativa o co-curaduría, el reto es aún mayor, ya que tendrá que quitarse varios estigmas que por tradición carga sobre la espalda, aquí sólo menciono algunos:

  • “Lo sé todo sobre el tema”: El hecho de que sea un excelente académico no le da el derecho de tener que verter todo lo que sabe en el cedulario de una exposición. Debe de tener la habilidad de diversificar la información y sólo redactar textos breves que realmente le interesen al visitante.
  • “Entre más palabras rebuscadas, mejor”: Cuántas veces nos hemos topado con cedularios o incluso con títulos de exposiciones que simplemente son incomprensibles. No se pueden escribir cédulas con un vocabulario especializado, la información debe de ser democrática y comprensible para todos los públicos.
  • “Que aprendan”: Esto lo he escuchado muchas veces, el público que visita una exposición, al menos en la actualidad y en mi propia experiencia, no va a aprender. Ir a un museo es una experiencia más allá del aprendizaje, se va al museo a pasar el tiempo, a divertirse, a descubrir algo que no se sabía, incluso sólo es un lugar para sacarse selfies y verte “intelectual” en redes sociales.

 

En próximos artículos me permitiré ponerles algunos ejemplos más tangibles de esta tendencia museológica, mientras tanto les recomiendo lean el blog de Nina Simon, quien hace propuestas muy interesantes sobre el rumbo que puede tener el museo.

 

*Curadora.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_20gualdra-317

 

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