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martes, 16 abril, 2024
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¿Qué hacer como zacatecano en un terremoto?

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Por: IVÁN ORTIZ MEDINA •

En un momento a otro la movilidad que se daba en el restaurante en el que trabajo cambió. Jair, una de las personas con las que estaba reunido, preguntó, “¿está temblando?,” al escucharlo me quedé inmóvil y entonces verifiqué el ligero movimiento que había sentido en mis pantorrillas. Una vibración que después se tornó más larga e intensa. No me dio momento de responder aquella pregunta. Fue una mirada rápida entre nosotros y Alfredo la confirmación de lo ocurría en aquel segundo. Era más que un temblor. Era un Terremoto.

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Ese martes comenzó agitado en el trabajo, era un día de prueba de equipos de cocina y de ingreso del área de operaciones como fase final en la construcción de un restaurante. El ingreso del personal de operaciones demanda atención inmediata y gran velocidad de respuesta a posibles problemas. Se tenían contemplados un par de días para cualquier verificación y ajuste anterior a la apertura. Sin embargo, los planes que las personas hacen no importan en absoluto a la dinámica y los cambios que tiene el planeta tierra, como los sismos, que son movimientos sucedidos entre o al interior de las placas tectónicas en las que está el territorio mexicano, es un evento en el que los mexicanos deben actuar de manera inmediata. En México y en el mundo los sismos son eventos comunes, sin embargo cuando su intensidad es de más 7 grados en la escala Richter se vuelven poco comunes. Son eventos extraordinarios que dejan muchos afectados.

Después de mirarnos por un momento olvidé que estaba con ellos, mi primera reacción fue distinta a la realizada en el recién simulacro, mi solución fue abandonar el espacio lo más rápido posible. Me olvidé de la compañía que tenía, volteé a mí alrededor y vi unas luminarias de esfera suspendidas del plafón, moverse de un lado a otro, al mismo tiempo empecé a caminar hacia la salida más cercana, eran unas escaleras eléctricas que comunican de manera vertical el sótano uno en el que me encontraba, con el nivel de la calle de avenida Paseo de la Reforma 483, al seguir en camino a paso apresurado, tan acelerado que por segundos hacía pequeñas carreras, con la intención de salir más pronto, sin que me volviera un riesgo para mí mismo, pues las personas con las que estaba y otras en el lugar se habían desplazado hacia otras salidas de emergencia. Observé después los cristales de la fachada de la terraza, suspendidos al techo, moverse de un lado a otro de manera similar al movimiento de las lámparas, parecía como si quisieran escapar de la sujeción que las tenía en posición. En ese momento comencé a subir las escaleras de dos en dos escalones, a la mitad del trayecto algo me impidió continuar, no supe que era, volteé hacia la izquierda y hacia abajo; logré ver la terraza y una parte del interior del restaurante, vi a las personas que aún estaban ahí, observé cómo se apresuraban hacia las salidas disponibles. Después de uno o dos segundos aquello que sujetaba mis pies me soltó y logre continuar por la escalera hacia arriba. Más tarde me di cuenta que eso que me impedía subir y me llevaba de un lado a otro de la escalera era el movimiento de la tierra, causada por un evento interplaca entre la placa de cocos y la norteamericana.

Al llegar a la parte alta vi a Ubaldo salir del vestíbulo del edificio, una persona de seguridad, quien quitaba obstáculos del paso y observé a personas caminar, casi correr hacia afuera de la torre. Mientras veía, caminé al camellón de avenida Reforma y me coloqué debajo de un árbol, al estar ahí observé como otros árboles y los semáforos se movían, fui hacia el arroyo vehicular, en el que vi a Gabriel y Andrés, estaban sentados en el camellón piramidal que divide ambos sentidos del tráfico de autos. Me acerque a ellos, tenían los ojos muy abiertos y respiraban de forma agitada; la tierra aún se movía. Los tres veíamos como salía más gente de los edificios a reunirse en la avenida, a la par de eso escuchaba a Gabriel y Andrés narrar su salida de la casona que se encuentra en la esquina de Torre Reforma, las personas salían de los edificios hacia el camellón de Reforma, era increíble, vi hacia arriba sin identificar si los rascacielos se movían.

La gente se agrupó en miles, fue impresionante la cantidad de personas que habitan esa zona, cerca al acceso al castillo de Chapultepec, reunidos por un evento sísmico de gran intensidad. Es lo que cualquiera de los ahí reunidos señalaban. “¡Estuvo fuerte!” Se oía en el aire. Después de esos momentos las personas se mantuvieron afuera sin saber qué hacer, solo podían esperar a que todo se tranquilizará, en un momento se alertó de un fuerte olor a gas, lo supe por la gran cantidad de personas agitadas que gritaban, “!se escapa el gas¡”, en camino hacia a mí, era una masa de personas que me obligaron a huir.

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