Cuando investigamos porqué la migración no se detiene a pesar de los riesgos del camino, las bardas, el precio de los coyotes y la campaña racista, encontramos que es muy elevada. Y observamos cómo en los años 2008-2010 el flujo disminuyó sensiblemente en cuanto el empleo cayó en Estados Unidos por efecto de la crisis, y con ello la posibilidad de recibir ingresos. Es evidente, mientras la diferencia salarial siga siendo tan grande ente los dos países, la migración no se detendrá aun cuando pongan bardas y proliferen amenazas. La diferencia ente México y USA en el poder adquisitivo de los salarios es 8 a 1. Como podemos ver, el poder que tiene las circunstancias económicas sobre nuestra realidad es poco menos que determinante.
Si los jóvenes en Zacatecas no son atendidos y se convierten en objeto especial de las políticas, el futuro mismo del estado está en serio riesgo. Los problemas se reproducen intergeneracionalmente. Esos jóvenes que además de carecer de oportunidades laborales y educativas están teniendo embarazos tempranos, lo que se suma a los factores para generar nuevas generaciones en conflicto con la ley. La serpiente que se muerde la cola. El perfil de los padres tiene una fuerte determinación sobre el destino de los hijos. La situación en la que están nuestros jóvenes constituye tierra abonada para las semillas del crimen. La omisión de la sociedad y Estado en esta problemática hace posible que las bandas de criminales encuentren piso fértil para crecer y operar. Y con la lógica económica que han tenido nuestros gobiernos en los últimos sexenios, de retener el gasto público para evitar o contener la inflación, ha cultivado a la Escila y Caribdis del mal que hablamos. Por ello, atender tan grave problema implica cambiar el pensamiento económico de las autoridades. Debemos pensar en elevar el gasto público y convertirlo en inversión en desarrollo humano.
Este negro panorama, ¿puede cambiar de alguna manera? Sí se puede. Si y sólo si cambiamos previamente no sólo el pensamiento económico, sino todo el sistema de prioridades que hasta hoy han tenido los gobiernos en turno. Si los jóvenes son prioridad, pues puede empezarse a pensar en una propuesta que atienda la educación superior de esta población y el empleo precario de los mismos. Lo cual puede traducirse en una Renta Básica Juvenil. Darle a los jóvenes un ingreso básico sólo por ser jóvenes, condicionado a emprender una carrera universitaria, puede no sólo elevar la escolarización de este grupo etario, sino a dinamizar la economía de forma vertiginosa: los salarios serían presionados hacia la alza, porque para conseguir empleo juvenil se tendría que mejorar la oferta de trabajo, y además, miles de éstos verían sus capacidades modificadas de tal manera que presionarían al mercado laboral a cambiar su estructura. En suma, hay medidas que pueden detonar cambios que corten a la serpiente que se muerde la cola, falta únicamente visión y voluntad política. ¿El gobierno actual se atreverá a poner la solución verdadera y deje de haber motivo de que los tenga que encerrar en las cárceles por 35 años?
