- Carece de iniciativas y de un proyecto con viabilidad a futuro, señala Moctezuma Longoria
- Es necesario que se diseñen distintas políticas tendientes a recuperar la identidad, comenta
El sindicalismo en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) es un péndulo que, una vez que recibe el primer impulso, en este caso de la Rectoría, su movimiento se perpetúa y no requiere una fuerza propia para mantenerse oscilando de un lado para otro, opinó Miguel Moctezuma Longoria, docente de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo.
“Se trata ni más ni menos que de una práctica reiterativa y pasiva, que inmoviliza y que termina haciendo del sindicato un apéndice de la institución y de quienes están detrás de ella. Por supuesto, este es el mejor esquema para el control corporativo de los universitarios”, expresó.
En el contexto de una crisis en la universidad pública, dijo que una buena parte de la inmovilidad sindical se explica por la ausencia de iniciativas y por la carencia de un proyecto con viabilidad a futuro.
Es necesario, entonces, emprender un sindicalismo activo y proactivo. Es decir, “no bastará con diseñar sindicalmente acciones de resistencia, protesta y de denuncia antisistémicas; por el contrario, se impone la necesidad de diseñar distintas iniciativas tendientes a recuperar la identidad que hemos sido y al mismo tiempo repensarnos como un sindicalismo renovado y de futuro, con capacidad de dar respuestas a los desafíos que hoy en día plantea el país y en especial, la educación pública; es decir, sin sujeto universitario no hay proyecto universitario y a la inversa: sin proyecto universitario no hay sujeto universitario”, dijo Moctezuma Longoria.
Puntualizó que una cuestión clave en esa propuesta consiste en reconocer que así como está y funciona la UAZ no hay margen para una negociación ventajosa con las autoridades federales de educación y Hacienda.
“Quienes de buena fe aún mantienen la esperanza de que esta crisis sea pasajera, habremos de decirles que es preciso convertirnos en los sujetos del cambio buscado, porque de no hacerlo, quienes se encuentran en la mayor fragilidad, ante cualquier amenaza de intervención externa, serán los primeros en ser sacrificados por quienes de manera fehaciente han pervertido la naturaleza de la institución priorizando los intereses de grupo, los cuales abarcan incluso los actos de corrupción en los que se han visto involucrados en recientes fechas y sobre los cuales existe un amplio hermetismo”.
Aunque la coyuntura electoral del próximo año “tiende un manto que nos cobija”, se trata sólo de un emplazamiento temporal que se debe aprovechar “para asumirnos como forjadores de nuestro propio destino”, advirtió Moctezuma Longoria.
