27.5 C
Zacatecas
jueves, 25 abril, 2024
spot_img

Francisco Goitia, a 57 años de su fallecimiento

Más Leídas

- Publicidad -

Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

Editorial gualdreño 286

- Publicidad -

El pintor Francisco Goitia nació un 4 de octubre de 1882 en la comunidad de Patillos, Fresnillo, que pertenecía a la hacienda de Bañón, en el año de 1882; 12 años después del nacimiento de otro de nuestros grandes pintores, Julio Ruelas.

Estudió la primaria en Fresnillo, luego vivió con sus medios hermanos y su padre un tiempo en la Hacienda de Ábrego hasta que en 1898, con ayuda de su padre viajó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional de San Carlos. Ahí tuvo como maestros a José María Velasco, el maestro del paisajismo mexicano; a Saturnino Herrán, pintor hidrocálido y gran amigo de López Velarde; y a Julio Ruelas, el artista más representativo del modernismo mexicano. Fue él quien lo alentó a que saliera del país, a que viajara a Europa a conocer a los grandes maestros del arte universal; y fue por eso que en 1904 ambos partieron al viejo continente: Ruelas a París, de donde jamás regresó, y Goitia a Barcelona en donde estudió con el artista Francisco A. de Galí. En 1907 recibió una pensión por parte de Justo Sierra, quien fungía como Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes durante el Porfiriato, con la que pudo vivir alrededor de unos cuatro años más en Italia, pero con la llegada de la Revolución la pensión le fue retirada y tuvo que regresar al país. De su estancia en Roma tenemos por ejemplo el óleo de pequeño formato, Ruinas del Foro de Roma, de 43 x 49 cm., y usted puede verlo en el museo que lleva su nombre.

A su regreso a México se incorporó a la filas villistas para registrar lo que sucedía en el campo de batalla, estuvo comisionado como pintor del Gral. Felipe Ángeles, pero nunca tomó las armas. De este periodo es precisamente su Paisaje de Zacatecas con ahorcados II, un óleo de 194 x 109.7 cm., cuyo original se exhibe actualmente en el MUNAL.

Después de andar con Francisco Villa en la Revolución se sumó al equipo multidisciplinario coordinado por el antropólogo Manuel Gamio, quien estaba realizando estudios sobre los indígenas de nuestro país; Goitia fue contratado para realizar registros sobre la gente de los distintos territorios mexicanos. De esa época es la obra Indio Triste, de 64 x 43 cm.; y Muchacha indígena con chal bordado, de 73 x 64 cm. Ambas están realizadas con técnica al pastel sobre papel y pueden ser apreciadas en el Museo Francisco Goitia.

En la década de los años 20 el Muralismo comenzó a configurarse como un movimiento nacional, y sin embargo, Goitia se resistió a seguir sus pasos, afanándose en seguir creando pintura de caballete, algo que iba en contra de los postulados de los muralistas mexicanos, quienes decían repudiar este tipo de pintura y además “todo el arte de cenáculo ultraintelectual por aristocrático, y exaltamos las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública. Proclamamos que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertido en las ciudades”.[i]

Mientras los integrantes del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores pretendían que el Muralismo, es decir, las obras monumentales con temática nacionalista, fueran lo único que se hiciera en la década de los años 20, Goitia simplemente ignoró esas recomendaciones y pintó El Viejo en el muladar y Tata Jesucristo, dos obras en las que hizo su propia interpretación de lo “nacional”. Con Tata Jesucristo, obtuvo el primer premio de la Primera Bienal Interamericana de Pintura y Grabado; el original puede apreciarse en el MUNAL y una réplica en su museo.

Goitia nunca perdió contacto con su Estado, en los años 40 hizo una estancia en Zacatecas realizando trabajos de pintura y restauración en el Convento de Guadalupe y en el Templo de Guadalupito; durante la década de los años 50 se distinguió además como un gran promotor cultural al lado del gobernador José Minero Roque; juntos formaron una alianza perfecta para promover las artes plásticas en nuestro Estado.

Goitia iba y venía frecuentemente desde Xochimilco a Zacatecas; desde los años 20 había decidido vivir allá, alejado de lo mundanal, dedicado a la meditación, la contemplación y la creación, pero salía de su zona de confort para realizar continuamente proyectos. Hasta que la madrugada del 26 de marzo de 1960, falleció aquejado de una serie de enfermedades pulmonares en su choza.

Ésta es una oportunidad para que conozcamos más de uno de nuestros principales pintores zacatecanos. Los invito a visitar el museo que lleva su nombre; ahí encontrarán algunas de las obras mencionadas y otras más, como la del Paisaje de Santa Mónica, los paisajes que hizo sobre Fresnillo y su muy conocido autorretrato.

Que disfrute su lectura.

 

[email protected]

 

____________________________

[i] “Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores”, p. 1. En: https://artemex.files.wordpress.com/2010/12/lectura-4-manifiesto-del-sindicato-de-pintores-y-escultores.pdf

 

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -