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jueves, 25 abril, 2024
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Reforma de la UAZ, equidad educativa y marginación social de Zacatecas

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • admin-zenda • Admin •

El compromiso de la siguiente administración universitaria fue la Reforma Académica (y administrativa) profunda. Y además, por lo que se percibe, será un periodo de mayor intercambio y coordinación con los diferentes niveles de gobierno. Si estos intercambios fuesen virtuosos, podría dar lugar a plantear un asunto absolutamente vital para el desarrollo del estado de Zacatecas: el tema de la relación de equidad educativa con desigualdad social, y me refiero a esa relación no como mero objeto de estudio, sino de intervención de política pública. Es decir, ¿cómo la disminución de la inequidad en Educación Superior conectada con una estrategia de estímulo a la economía local, impacta sensiblemente en la disminución de la desigualdad social en el estado? Lo cual implica que la función de Vinculación se convierte en la columna vertebradora en la organización del currículum y la investigación universitaria. Esta idea no está lejos de algunos modelos ya existentes, incluso en el país, sólo basta verificar cómo la Anuies adoptó el enfoque llamado de “inclusión con responsabilidad social” para la organización de sus metas.

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La desigualdad promedio en México es escandalosa: el decil diez concentra el 40 % del ingreso percápita, y al pasar al decil inmediato (el 9) la concentración es del 15%. Las diferencias al interior de las desigualdades son notables, el sexto decil concentra sólo el 6% de los ingresos. Y eso se corresponde con las cifras de equidad en Educación Superior: los jóvenes que provienen de sectores de alta pobreza rural, se inscriben el 88% a la primaria, y sólo llega el 0.1% a la Educación Superior; y para el caso del mismo tipo de jóvenes, pero de zonas urbanas, llegan el 5%.  Las diferencias de cobertura por nivel económico son igualmente considerables. La Anuies lo dice así: “Una característica general es que conforme se avanza en la carrera educativa aumenta la exclusión, dato significativo del periodo 2011-2012 en cuanto a lo socioeconómico refiere que los estudiantes del rango de mayores ingresos representaron 25% de la matrícula y los de menores ingresos 2%”.  En conclusión: los pobres están prácticamente fuera de las universidades, con pequeñísimas excepciones. Y esto se refleja en datos de gasto regresivo en los presupuestos educativos: las familias pobres reciben el 0.9 % del gasto en Educación Superior, mientras que las ricas reciben el 13%. Es decir, los presupuestos para financiar a las universidades terminan dándole mayores recursos a los ricos. Esto genera un círculo vicioso, donde los pobres son aventados cada vez más a la marginación social, por las propias políticas sociales y educativas. La cobertura de toda la Educación Superior del estado está muy parecida a la media nacional, 7 de 10 jóvenes están fuera de sus aulas. Y de esos 7, tendremos que ver cuántos inscritos en ofertas (carreras) inútiles para su crecimiento personal como para el desarrollo del estado.

Por el lado de la condición de los jóvenes y sus familias, tenemos que el avance educativo puede contribuir de manera importante a eliminar su condición de pobres y marginados. Por ejemplo, en cuanto a salarios respecto a nivel educativo, el promedio nacional es el siguiente: trabajadores con preparatoria son 6 mil pesos, con licenciatura 10 mil, y con postgrado asciende a 18 mil pesos. Es decir, aun con los factores que relativizan esta situación, el impacto educativo en los ingresos es determinante. Por ello, la ampliación de coberturas es esencial, pero si se logran altos índices de ocupación.

Por ello, para remediar esta situación y que las capas empobrecidas rompan con la reproducción intergeneracional de la pobreza, y al mismo tiempo se anule la desigualdad extrema que padecemos, se requiere coordinar tres cosas: crecimiento de oferta educativa, mercado de trabajo estable, y un enfoque de desarrollo humano-local-endógeno para Zacatecas.

Ya la Anuies anuncia que su meta es llegar al 60% de cobertura de Educación Superior para el 2021, junto a un ambicioso plan de investigación orgánicamente vinculada a la realidad nacional. Lo cual implica que se debe lograr destinar al financiamiento de las Universidades el equivalente al 1.5 % del PIB, lo que equivale a 21 mil millones de pesos al año, entre los dos niveles de gobierno que corresponden. Pero eso se debe armonizar con modificaciones en cada una de las universidades.

En el caso de Zacatecas, debemos lograr una coordinación en la política del mercado de trabajo con la planeación de opciones y cobertura territorial de la oferta educativa de la Universidad. Es un trabajo arduo y difícil. ¿Habrá la disposición para que actores sociales le digan a la UAZ cómo oriente su acción educadora?, y ¿habrá la misma disposición para que la UAZ le diga al Gobierno del Estado sobre las estrategias en política de empleo? Esto es, lo difícil no es el trabajo técnico, sino el trabajo de coordinación entre actores sociales, universitarios y del gobierno. ■

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